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EL PANORAMA DE LOS DERECHOS HUMANOS A FIN DE SIGLO. - Germán J. Bidart Campos -


Enviado por   •  3 de Junio de 2015  •  1.304 Palabras (6 Páginas)  •  202 Visitas

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Precedente a iniciar con el desarrollo de los tres planteamientos fundamentales, me es menester exaltar y adular cómo el autor logra mostrar una perspectiva diferente y atrevida para mostrar a sus lectores crudamente la realidad tanto liberal como conservadora de los Derechos Humanos; logra definir en 14 páginas lo que nos es intrínseco como personas, además de lo que ha sido, lo que es y lo que corresponde ser en cuanto al camino que hemos y seguimos llevando. En compendio, el autor sale de una utopía (Siglo XVIII) para aterrizar en las circunstancias del ser (Siglo XX), conquista halagar y criticar constructivamente un campo quizás descuidado, o simplemente dejado a un lado por su complejidad. Es cierto que los Derechos Humanos no son fáciles de aplicar, pues su base va más allá de lo que es persona, y exige por tanto un tipo alterno de externalización, pero ahora nos encontramos en su apogeo, momento propicio para replantear la hoja de ruta entorno a la finalidad íntima garante del Estado para con sus ciudadanos.

Como primer interrogante esbozado se remite a las “Evoluciones progresistas en materia de derechos”, quizás uno de los ejes más confusos porque como lo ha referido Bidart, se posee un progreso hacia el bien y un progreso hacia el mal. Para la visualización de esta progresión es necesario intersectar el valor jurídico, con el valor sociológico y el valor axiológico de los derechos, pues es ahí, cuando vemos el avance a bien materializado, ya que se admite que la defensa y la promoción de los Derechos Humanos hacen ostensible su valor positivo no solo en el individuo, sino en la influencia de las instituciones y colectividades.

La constitución de cada Estado se acepta como ley fundamental del mismo, se le otorga una supremacía y a sabiendas de poseer en su parte naciente la positivización de los Derechos Humanos, por así decirlo, se da equivalencia en preponderancia a los referidos; esto además del apoyo doctrino – jurisprudencial que conservan, pues se irradia la necesidad de ahondar en su estudio y difusión; conjuntamente los ordenamientos interno e internacional los apoyan en tanto su valor normativo los alude. Sin más falta se da un gran paso, pues se añaden los derechos sociales derivados del constitucionalismo social, siendo este un rezago bélico y de luchas sociales latentes donde se obtienen nuevas garantías, tales como, el desarrollo de un principio básico, a saber, la protección a la parte más débil en las relaciones laborales y el orden público de legislación laboral, esto a causa del nuevo derecho al trabajo y el derecho de la seguridad social.

Quizás un hito del siglo XX pero estamos iniciando centuria y la proyección se da en una tangible regresión a épocas salvadas, dando correspondencia al ejemplo, una flexibilización laboral; el autor es coherente al afirmar que las reformas son necesarias, por el constante devenir, pero lo que no es preciso es dañar el espíritu social de las constituciones.

Dos avances que ahora están reclamando difusión, traen a la mesa la ambivalencia que existe en la titularidad del sujeto pasivo y sujeto activo previstos en los procesos; en cuanto al sujeto pasivo el desdoblamiento está en el “Estado” y en los “Particulares”, es decir, la constitución contiene derechos que no solo circundan la aplicación entre el hombre y el Estado sino que también son oponibles entre los particulares. Por lo concordante con el sujeto activo, tenemos la dualidad entorno al sujeto individual y en los casos necesarios para la protección de entidades colectivas, asociaciones, personas jurídicas, etcétera.

Derechos de la tercera generación son ahora la cuarta progresión, son derechos de solidaridad porque cubren a pueblos y no meramente a individuos, además que su finalidad es optimizar y garantizar el desarrollo unipersonal en un ambiente adecuado, por así decirlo, contemplan al ser humano como un todo. Ya tímidamente y por el compromiso que se desarrolla en cuanto a la obligatoriedad y vinculación que invisten las constituciones por su virtud de ser la norma jurídica superior, se da la última progresión

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