Rutas feministas hacia los derechos humanos en el siglo XXI

Rutas feministas hacia los derechos humanos en el siglo XXI

Charlotte Bunch

La Campaña Mundial por los Derechos Humanos de las Mujeres jugó un papel de trascendental para el reconocimiento y la comprensión de que los derechos de las mujeres son derechos humanos. La organización en torno a las cuatro conferencias mundiales de las Naciones Unidas (en Viena, Cairo, Copenhague y Beijing), ayudó a que muchas mujeres conocieran sobre el uso de los mecanismos de las Naciones Unidas para fincar responsabilidades por las violaciones a los derechos humanos de las mujeres.

Los programas y plataformas desarrollados en estas conferencias mundiales representan la afirmación de los derechos humanos de las mujeres, cuyo reto inmediato es su materialización; toda vez que en estos documentos se señalan muchos de los pasos necesarios para lograr el empoderamiento de las mujeres, sin embargo este proceso solo surtirá efectos en el momento en que las mujeres sean capaces de utilizarlos para desarrollar esfuerzos para influenciar el diseño de políticas públicas en materia de igualdad de género.

No obstante, la existencia de fuerzas reaccionarias, nacionalistas y/o religiosa, prefieren mantener el dominio sobre las mujeres, es por ello que no sorprende que los debates más álgidos en Cairo y Beijing estuvieran basados razones culturales, la religión y/o la soberanía nacional.

Al afirmar que los derechos de las mujeres son derechos humanos, se puede hablar que las violaciones a los derechos humanos tienen dimensiones de género. Es decir, el hecho de ser hombre o mujer define cómo experimentamos esas violaciones.

La universalidad, la indivisibilidad y la diversidad.

Nuestra comprensión de lo que son los derechos humanos fundamentales está en constante evolución y responde necesariamente a las maneras en que las personas perciben sus necesidades y su dignidad humana a través del tiempo. Podrá haber variaciones en la práctica de los derechos humanos, pero no se pueden sacrificar los derechos humanos de nadie en nombre de la cultura o la diversidad.

Por lo tanto, la vigencia del concepto de los derechos humanos se basa en su llamado al respeto a la calidad de seres humanos que compartimos universalmente, aun en medio de todas nuestras diferencias.

Ahora bien, otro concepto crucial para la práctica de los derechos humanos es que estos derechos son indivisibles; es decir, están interrelacionados y son inseparables. En este sentido, los derechos humanos de las mujeres son una parte indivisible de los derechos humanos, que no puede ser considerada como secundaria sin debilitar la noción misma de la universalidad de éstos.

El movimiento internacional por los derechos humanos de las mujeres ha buscado la confluencia de mujeres diversas en torno a la construcción de objetivos políticos comunes, basados en una serie de normas de justicia, más que en la suposición de una experiencia común. Así, las coaliciones surgen a partir de afinidades políticas, más que de identidad,

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