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EL PRIMER CAZADOR DE MICROBIOS


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2012  •  1.546 Palabras (7 Páginas)  •  612 Visitas

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Leewenhoek fue el primero en asomarse a un mundo nuevo, poblado de millares de especies de serespequeñísimos, ningún poeta ni historiador alguno evoca la figura de Leewenhoek, porque su vida fue unalucha única, tenaz, contra las mayores dificultades. Cuando en Leeuwenhoek nació el deseo de hacerinvestigaciones, la investigación científica aún no había llegado a ser una profesión, era aquel un mundo enque la ciencia empezaba a ensayar sus primeros pasos, la ciencia que no es otra cosa sino el intento deaproximarse a la verdad mediante la observación cuidadosa y el pensar despejado, poco sabemos de la vida deLeewenhoek entre los 20 y 40 años, pero es indudable que durante esa época paso por ser un hombreignorante, no sabía hablar más que el holandés, dialecto despreciado por el mundo culto, por considerarlengua de tenderos, pescadores y cavadores de zanjas, su ignorancia fue una gran suerte para él porque aisladode toda la charlatanería docta de su tiempo, no tuvo otro guía que sus propios ojos, sus propias reflexiones ysu propio criterio. ¡Que divertido debía ser mirar a través de una lente y ver cosas de tamaño mayor a simplevista! Pero, ¿comprar lentes? ¡No seria Leewenhoek quien tal hiciera! ¡Jamás se dio hombre más desconfiado!¿Comprar lentes? ¡No; él se las fabricaría! Hoy día los investigadores compran con unos cuántos pesos unmicroscopio nuevo y reluciente, da vueltas a un tornillo micrométrico y hacen observaciones, muchos de ellossin saber ni preocuparse como esta construido el aparatos, pero en cuanto a Leewenhoek olvidando a sufamilia, sin preocuparse de sus amigos, trabajaba a altas horas de la noche, inclinado sobre sus lentesacrisoles, y él mismo decía de sus convecinos: hay que perdonarles vista su ignorancia, vivía satisfecho, notenía otro deseo que examinar con sus lentes cuanto caía en sus manos, paso horas enteras mirando la lana deoveja y los pelos de castor y liebre que de finos filamentos se trasformaban por virtud de su pedacito decristal, en troncos gruesos, diseco cuidadosamente la cabeza de una mosca, ensarto la masa encefálica en lafinísima aguja de su microscopio, miro y quedo asombrado, era Leewenhoek como un cachorro que olfateatodo lo que tiene a su alrededor sin asco, sin tino ni respeto.Nunca se habrá conocido hombre más difícil de convencer que Leewenhoek, jamás escribió palabras acercade lo que observaba, jamás hizo un dibujo hasta que después de mirar cientos de veces la misma cosa enidénticas condiciones, estaba seguro de que no había variación alguna, aun así no quedaba del todo satisfechoy solía decir: la gente que por primera vez mira por un cristal de aumento dice: ahora ve una cosa luego veotra; es que el observador más experto puede equivocarse, pero las he hecho con satisfacción sin hacer caso dequienes le preguntaban, más yo no escribo para esas gentes, escribo solamente para los filósofos. En eseaislamiento trabajo durante 20 años, en la segunda mitad del siglo XVIII hubo un gran movimiento entre lasgentes doctas, los hombres extraordinarios miraban con recelos todo lo que tenía visos de ciencia nueva, enInglaterra unos cuántos revolucionaros fundaron una sociedad llamada

The invisible College

aunqueLeewenhoek por aquellos años ya era un arisco y desconfiaba de todo mundo, al fin permitió a Graaf quemirase por aquellos ojos mágicos suyos y aquellas diminutas lentes sin igual en Europa, casi avergonzado desu propia fama Graaf se apresuro a escribir a sus colegas de la real sociedad sus descubrimientos. haganustedes que Antonio van Leewenhoek les escriba comunicándoles sus descubrimientos Leewenhoek contestouna carta muy larga escrita en holandés vulgar, y en la que divagaba acerca de cuanto existe bajo las estrellas,el encabezamiento de la carta decía así: exposición de algunas observaciones hechas con un microscopioideado por Mr. Leewenhoek, referentes a las suciedades que se encuentran en la piel, en la carne, al aguijón deuna abeja, etc la real sociedad quedo asombrada; mirando hacia atrás nos parecen sencillísimos muchos de losdescubrimientos fundamentales de la ciencia. ¿Cómo es que por espacio de miles de años anduvieron a tientaslos hombres, sin ver las cosas que tenían delante de sus narices? así sucedió con los microbios, ¿por qué fuetan difícil entonces descubrir los microbios? Cuando nació Leewenhoek no existían microscopios sino simpleslupas o cristales de aumento, a través de los cuales podía haber estado mirando el holandés hasta hacerse viejo, sin lograr descubrir un ser más pequeño que el acaro de queso, más ésta su extravagancia aparente sereveló más tarde como preparación para aquel día imprevisto en que observó a través de su lente de juguetemontada en oro, una pequeña gota de límpida agua de lluvia, ¿y a quien sino a un hombre tan extraordinariose le habría ocurrido dirigir su lente hacia

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