EL SER Y EL DEBER SER

El contenido moral en la noción de libre albedrío.

En el presente trabajo pretendo realizar una breve reflexión sobre lo que Octavio Torres argumenta que es el libre albedrío, su contenido moral, su validez respecto a la razón divina y el determinismo. Son dos conceptos que nos enfrentan a desmenuzar uno a uno su contenido, ya que cada cual plantea su propia actitud. Al recorrer este camino de líneas paralelas, el problema se agudiza porque ahora tendremos que esforzarnos por llegar a un punto de conexión.

Muchos explican que el libre albedrío es la creencia de algunas doctrinas filosóficas que sostienen que los humanos tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. Autoridades religiosas han apoyado dicha creencia, pero como en la mayoría de los conceptos que provocan polémica se han conocido fuertes críticas a este respecto. En cuanto al determinismo con relación a los individuos, existen posturas de determinismo probabilista hasta el determinismo fuerte que niega cualquier papel al azar.

Desde el punto de vista humano, el determinismo individualista fuerte afirma que no existe el libre albedrío. Sostiene que nuestra vida está determinada por circunstancias que escapan a nuestro control de modo que nadie es responsable en última instancia, de lo que hace o deja de hacer, es el mundo de las cosas y ahí no hay más que la ejecución pasiva de leyes impuestas.

De acuerdo a la reflexión del autor deduce que para no perdernos a nosotros mismos debemos tener el control de la razón, ya que existen pasiones que ocupan o borran el estado natural de nuestra conciencia moral y con la ausencia de ésta, las pasiones toman lugar, así pues, alejándonos del bien supremo que es la felicidad.

Refiere que el hombre está en relación con el mundo y lo que presenta como el “ser” son las relaciones dirigidas por la razón, es decir que mientras tengamos conciencia de nosotros mismos, podemos actuar moralmente.

Desafortunadamente nosotros, por miedo a nuestro propio ser, tendemos a refugiarnos en funcionamientos sociales rutinarios, o en sistemas de seguridad pasiva, ya sea de tipo religioso o social, muchas veces dejando de lado nuestro libre albedrío. ¿Pero, por qué sucede esto? porque vivimos en una sociedad que impone reglas o leyes necesarias para equilibrar los intereses y deseos individuales, pero creo que si no se hubieran constituido estas normas cada individuo actuaría de una manera desenfrenada entonces el hombre se desembocaría en un desorden generalizado que atentaría contra todos los individuos.

Un ejemplo claro de esta situación sería el cómo nos comportamos ante nuestra propia familia, en el trabajo o ante nuestra sociedad, pero podemos estar sufriendo una total incongruencia con nuestra propio ser. En mi caso particular, te comparto que desde niña me gustó manifestar cada vez que estaba en desacuerdo con mis padres o con quien fuera, ocasionándome

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