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Edad Contemporánea


Enviado por   •  17 de Marzo de 2015  •  3.000 Palabras (12 Páginas)  •  144 Visitas

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z Extiéndase la Edad Contemporánea desde la Revolución Francesa hasta la fecha presente, que comprende el siglo XIX, llamado de las luces por los notabilísimos progresos realizados en el campo de las ciencias, las letras, las leyes, las artes, las industrias y todos los ramos de la sabiduría humana. En este período histórico de la producción enorme y del consumo asombroso, de la actividad del tráfico y de la rapidez del transporte, de los tratados mercantiles y de las exposiciones universales, porque tienen su reinado indiscutible la electricidad y el vapor, el aparato y la máquina, el libro y el periódico; desenvuélvanse de una manera extraordinaria todas las instituciones políticas y sociales, jurídicas y económicas, particulares y públicas, y adquieren desarrollos colosales la industria y el comercio, la navegación y el derecho, el crédito y la banca.

Los sucesos más importantes que influyeron en el movimiento industrial y mercantil, a la vez que en el progreso de todas las instituciones y costumbres, fueron: la Revolución de Francia, las Guerras de Napoleón, la Emancipación de América y los Progresos Científicos.

1. La Revolución de Francia fue el acontecimiento político de mayor trascendencia que se registra en los anales históricos del mundo después del descubrimiento del continente americano, porque dicha revolución se hizo en favor de los derechos del hombre, y dado este carácter social, alcanzón una resonanciauniversal.

Multiplicadas causas políticas y concausas económicas venían desde largo tiempo disgustando al pueblo y preparando la rebelión, sin que los gobernantes ni los cortesanos procurasen apaciguar los ánimos excitados escuchando el clamoreo del público que estaba ávido de reformas y deseaba regirse bajo nuevos organismos; pues los proyectos financieros del escocés Law, cuyos desastres desorganizaron la empobrecida Francia; los ataques duros del ministro Turgot, cuyos golpes conmovieron los privilegios seculares de la nobleza; las asambleas provinciales de Necker, cuyas reuniones sirvieron de ensayo a los fogosos oradores del porvenir, y las fastuosidades palaciegas de la Corte, cuyos despilfarros avivaron el odio de las poblaciones hambrientas; así como los briosos escritos de Montesquieu en la ciencia política, de Quesnay en la ciencia económica, de Voltaire en la ciencia filosófica y de Rousseau en la ciencia social, constituyeron en su conjunto un núcleo tan vigoroso de enseñanzas y doctrinas, que necesariamente habían de trabajar la opinión y provocar la revolución para conseguir por la violencia y la fuerza las modificaciones pretendidas.

Para cubrir el enorme déficit del presupuesto francés de 1787, el Ministro de Hacienda, conociendo el estado de efervescencia en que estaba el país, proyectó diversos recursos que perjudicaban a la nobleza, pero corno ésta se opuso, se cerró el Parlamento sin aprobarlos y se preparó el terreno para la revolución. Convocados los Estados Generales por Luis XVI, se reunieron en Versalles el 5 de mayo de 178g; mas pronto se manifestó un violento antagonismo entre los diputados de la aristocracia con los del tercer estado; entonces, por la proposición de Sieyés y la predicación de Mirabeau, se constituyeron en Asamblea nacional con fuerza legislativa, a la cual negó a su vez obediencia la soberanía popular; y por este concurso de incidencias quedó el monarca despojado de autoridad, la asamblea desprovista de poder y el pueblo entregado al desenfreno, hasta que el 14 de julio estalló la sublevación de París, que arrasó la Bastilla e insurreccionó a Francia.

Cuando el monarca aceptó la escarapela tricolor, terminó su misión la Asamblea nacional y se formó la Asamblea constituyente, la cual comenzó a poner en ejecución los planes reformistas reclamados por el país dictando al efecto radicales disposiciones que el rey sancionaba dócilmente, pues el 4 de agosto de 1789 abolió el privilegio feudal y privó al clero de sus antiguos fueros; el 15 de enero de 1790 decretó la unidad nacional y dividió el territorio en ochenta y tres departamentos; el 31 de octubre de 1790 suprimió el impuesto aduanero en el interior y retiró las oficinas en las fronteras nacionales; el 15 de marzo de 1791 promulgó una tarifa general y unificó los derechos para todas las mercancías; el 20 de marzo de 1791 anuló la /erute general y percibió la nación las tasas arancelarias; el 2 de mayo de 1791 ordenó la libertad de trabajo y derrumbó los reglamentos gremiales; y el 3o de septiembre de 1791, después de haber dado al país una nueva constitución, declaró terminada su obra y cesaron sus tareas.

Pero como la revolución persistía, a la Asamblea constituyente reemplazó la Asamblea legislativa; en ella se amparó el monarca al estallar el 10 de agosto de 1792 la sublevación general dirigida por Danton, y el mismo día decretó la prisión en el Temple de toda la familia real; los aristócratas y sacerdotes fueron acusados de traidores por haber invadido a Francia un ejército extranjero, y en ellos se vengaron las turbas asesinas, dedicándose en los primeros días de septiembre a horrorosas matanzas.

La Convención nacional se abrió el 21 de septiembre de 1792, dos días después decretó esta Asamblea la abolición de la monarquía y la proclamación de la república; el 9 de enero de 1793 acordó la muerte del rey, el 21 muere en el cadalso el desgraciado Luis XVI y luego es decapitada la reina María Antonieta; el 29 de marzo se crea el Tribunal revolucionario, el 6 de abril se establece el Comité de salvación pública, el 21 de septiembre se dicta la Ley de sospechosos y se inaugura el período del Terror en el que, bajo los auspicios de Marat y Robespierre, se cometen en nombre de la igualdad y de la libertad delitos sangrientos y abominables; las naciones de Europa tiemblan en sus cimientos, se coligan contra los revolucionarios y se aprestan a la lucha; Francia misma ve estallar la guerra civil en la Vendée, en Bretaña, en la Normandía y en otras comarcas; pero la Convención no se arredra, hace a todos frente, anula los tratados internacionales, establece prohibiciones comerciales, estipula la paz de Basilea, vota otra constitución y se disuelve el 26 de octubre de 1795.

A la Convención nacional substituye el Directorio ejecutivo, compuesto de cinco miembros y dos consejos, en cuya época se realizan la campaña de Italia y la expedición a Egipto, en que tanto brillaron las dotes militares del joven Napoleón Bonaparte, el cual al regresar a París, por causa de la nueva coalición extranjera y por la reproducción de la antigua guerra civil, disuelve el Consejo de los quinientos y es nombrado primer Cónsul, acabando así con la revolución y con la república de Francia.

La Revolución francesa derrumbó la organización antigua y estableció la existente, pues

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