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Educacion


Enviado por   •  23 de Enero de 2013  •  692 Palabras (3 Páginas)  •  272 Visitas

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Invitación a la ética

Ninguna cosa finita, ni el mundo entero,

puede satisfacer el alma humana

seducida por lo eterno.

Sören A. Kierkegaard

El título “invitación a la ética” suena tentador en el sentido en que uno se debería sentir grato, importante y reconocido, pues como sabemos una invitación es personalizada o grupal pero de cualquiera de estos dos modos perteneces a un grupo que es reconocido y se toman la molestia en invitarte a cierto lugar o cierta situación.

Savater nos explica que para él la ética consiste en una “convicción revolucionaria” es decir en acción transformadora y que nosotros elegimos el tipo de actuación que queremos tomar; interviene el término “bien” entendido como aquello que el hombre realmente quiere, no a lo que simplemente debe o puede hacer, y pienso que lo quiere porque es el camino de la mayor fuerza y del triunfo de la libertad. Entendamos estas palabras de Savater en el sentido en que la ética es acción y acción para bien, no tanto porque el hombre este forzado a hacerlo, no por un deber ser sino por un querer ser, y es que en la medida en que el hombre se decida por su deseo de querer el bien, en esa medida la ética fluirá como una verdadera acción transformadora de la realidad, quizá para deconstruir lo ya establecido por algo mejor, en la medida en que el hombre actúe por su querer, porque lo desea, en esa medida estará ejerciendo plenamente su libertad.

La libertad humana que parte de la acción se enfrenta ante la terquedad de lo real, es decir, se opone a nuestra acción transformadora, pues es algo que ya es y nosotros siempre estamos en la posibilidad de ser, en el perfeccionamiento, en nuestra vida nos jugamos la posibilidad de siempre estar siendo y es aquí en donde nos enfrentamos a la realidad, al mundo por nuestra voluntad que siempre está deshaciendo ya que conocemos el mundo al intervenir en él, contra él, e intentar vencer su inercia , es decir, el hombre en su afán de vivir y de hacer suyo el mundo se enfrenta, con su dinamismo en la acción, a la estática y permanencia de las cosas u objetos del mundo; en palabras de Savater el hombre “no puede dejar de enfrentarse a las cosas, porque así prueba que él no es cosa alguna” en su enfrentamiento con la terquedad de lo real el hombre se afirma como una no-cosa, sino como un sujeto que se mueve, se transforma, se cambia, se adapta, transforma y deshace las cosas del mundo para mejorar su estancia en este planeta.

Y es que en ese dinamismo el yo practica su libertad y esa libertad depende de la identificación con el mundo, a la vez se mueve en sentido de negar la misma identidad porque ninguna identidad le basta al yo, porque ama más su posibilidad que sus productos nos explica Savater

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