Educación

“Educar es dar al cuerpo y al alma toda la belleza y perfección de que son capaces”

Buenos días respetables autoridades educativas, distinguidas personalidades que integran el jurado, maestros, compañeros alumnos y público aquí presente.

El tema que disertaré se titula: “Una verdadera eduación”

Nuestro mundo ha sido fuertemente azotada por la delincuencia y el crimen. Pero nos hemos preguntado: ¿Cuál es el origen de éstos males?, ¿ha sido que no le hemos dado a la educación el verdadero propósito que ésta abarca?

La mayor necesidad del mundo es la de hombres y mujeres que no se vendan ni se compren, que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas, cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al Polo, que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos. Pero tal carácter no es el resultado de la casualidad, no se debe a favores o dones especiales de la Providencia. Un carácter noble es el resultado de la autodisciplina, de una verdadera educación, la cual se obtiene mediante el desarrollo armonioso de todas las facultades del ser. Ya que la preparación recibida en los primeros años en el hogar y posteriormente en la escuela es fundamental para el éxito en la vida. Ha de aspirar ante todo a formar seres humanos que logren su propia felicidad realizada en la medida que se mejoren las condiciones de sus semejantes. En tal educación es esencial el desarrollo de la mente y la formación del carácter, prepara al estudiante para el servicio de la sociedad y su desarrollo como ser humano.

Como dijo el célebre Platón: “Solo es útil el conocimiento que nos hace mejores”.

Y en la historia podemos encontrar ejemplos de educadores que se fundamentaron en este noble ideal, tales como: el suizo Enrique Pestalozzi, el norteamericano John Dewey, el destacado educador mexicano José Vasconcelos; y como dejar de nombrar al humilde galileo, Aquel que habló como jamás habló hombre alguno, el Maestro más ilustre que éste mundo haya conocido, el cual enseñó la importancia de la educación al servicio de los semejantes.

Ya que la verdadera educación significa más que la prosecución de un determinado curso de estudios. Abarca todo el ser. Es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales, y espirituales. Se admite generalmente la necesidad de la educación, pero pocos reconocen el carácter de la preparación esencial. El que acepta la responsabilidad implícita en la educación de la juventud se dará cuenta de que no es suficiente la instrucción literaria y científica, el educador debería poseer amplitud de mente, integridad y amor a tan grande responsabilidad.

Mientras se tenga en vista el gran propósito de la educación, debería animarse a los jóvenes a avanzar hasta donde le permitan sus aptitudes. Pero antes de iniciarse en los ramos superiores de estudio deberían dominar los inferiores, la experiencia en la vida práctica es indispensable; las palabras, el comportamiento y la conducta deben representar lo elevado y verdadero del ser humano.

Se debe recordar que la mente humana es capaz del cultivo más elevado, así en vez de jóvenes letrados, pero débiles; las instituciones del saber debieran producir hombres y mujeres fuertes para pensar y obrar, que posean amplitud de mente, claridad de pensamientos y valor para defender sus convicciones, para restablecer los valores tan necesarios en ésta decadente sociedad; tales como: la integridad, el respeto, la justicia y la cortesía, por nombrar algunos. Dichos valores son el resultado de una verdadera educación.

Por ésta razón invito a padres, maestros y alumnos a que le demos la debida importancia a este tema; tanto por nuestra palabra como por nuestro ejemplo, ya que es un legado que dejaremos a las generaciones venideras y de ello depende en gran manera el bienestar de nuestra sociedad y nuestra

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