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El Amor Y La Locura


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2013  •  1.657 Palabras (7 Páginas)  •  395 Visitas

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EL AMOR Y LA LOCURA

En el principio de los tiempos, cuando no existía nada. Cuando ni siquiera el tiempo existía porque nadie había inventado nada para llevarle la cuenta. Cuando el hombre todavía no existía, en mitad del universo estaban reunidos los vicios y las virtudes que más tarde poblarían a los humanos en mayor o menor medida.

Y los vicios y las virtudes se pasaban todo el día discutiendo y peleando, sobre todo azuzados por la Apatía y la Euforia. Y discutían sobre quien habitaría el cuerpo de los humanos, si los vicios o las virtudes. Y no se ponían de acuerdo porque unos decía que habría más virtudes que vicios en los humanos y otros que al revés, que sería mayor el número de vicios que estarían en los humanos.

Y como nadie se ponía de acuerdo. La Locura, que estaba loca, tuvo una idea que le pareció genial. Y dando brincos en mitad de la reunión dijo:

(Locura) - Tengo una idea, tengo una idea para solucionar la discusión.

Todos se quedaron expectantes. Y la Locura dando carreras sin ton ni son y saltando por todos lados dijo:

(Locura) - Es una idea genial que seguro que no falla. Sí, sí, sí, sí

En este punto la Curiosidad, que estaba realmente Curiosa, pensó:

- "¿Cuál será la idea tan buena que ha tenido esta Locura?”

Y la Locura seguía dando botes y haciendo cabriolas y diciendo:

(Locura) - ¡Lo tengo! ¡Lo tengo!

Y la Curiosidad que estaba cada vez más curiosa, hostigada por la Intriga preguntó por fin:

(Curiosidad)- Oye, ¿Y cuál es esa idea tan buena?

La Locura dio un brinco y después otro y dijo:

(Locura)- Muy fácil, muy fácil, muy fácil. ¡Se trata de un juego!

Como la Locura seguía dando saltos y no parecía que fuese a decir nada más, la Curiosidad preguntó:

(Curiosidad)- ¿Y que juego es?

- Es muy sencillo, es un juego genial y muy divertido. - dijo la Locura - Es el juego del escondite.

Entonces la Curiosidad sí que se quedó intrigada. Y como ya no podía soportar tanta Curiosidad dijo:

(Curiosidad) - ¿Y qué demonio de juegos es ese?

(Locura) - Muy fácil, muy fácil, muy fácil. - dijo la Locura dando vueltas alrededor de la Intriga - Uno de nosotros se pone a contar de uno a cien de cara a un tronco muy grande y con los ojos tapados. Y los demás salen corriendo a esconderse donde puedan. Luego el que cuenta sale a buscar a los demás. Si al último que encuentre es una virtud, serán las virtudes las que habiten al hombre en mayor número, si es un vicio serán los vicios los que habiten a los humanos.

Entonces entre la multitud el Entusiasmo dijo:

(Entusiasmo) -¿Y si encuentra una pareja de virtud y vicio?

La Locura pensó un instante y dijo:

(Locura) - Muy sencillo, se repartirán por igual.

La Soberbia, que hasta entonces se había creído la más lista pensó:

(Soberbia)- "Vaya ideota que se le ha ocurrido a esta Locura. ¿Por qué no se me habrá ocurrido a mí?”

Entonces la Curiosidad preguntó:

Curiosidad - ¿Y quién va a contar?

Y la Timidez dijo:

- Anda, Locura, ya que se te ha ocurrido a ti tan buena idea, ¿qué mejor que seas tú quien cuente?

- De acuerdo, de acuerdo, de acuerdo. - dijo la Locura.

Y se fue a un tronco a contar:

- Veintisiete, cuarenta y dos, catorce, sesenta...

Todas las virtudes y los vicios salieron corriendo a esconderse.

La Justicia cogió de la mano a la Verdad, porque la Verdad siempre acompaña a la Justicia, y se fueron hasta un río que pasaba por allí cerca. Era un río de aguas cristalinas y puras. Y la Justicia dijo:

- Nos esconderemos aquí, para que luego digan que la Justicia no es clara. -

Y la Justicia se escondió en el fondo del río junto con la Verdad.

La Generosidad cogió a la Timidez de la mano y dando saltitos se fueron a esconder detrás de una nube rosa. Y allí comenzaron a pintar las nubes de tonos morados, rojos, rosas y azules. Y es por eso que en los atardeceres el cielo se llena de nubes de colores.

El deseo cogió de la mano a la Pasión y juntas escalaron una montaña para esconderse en ella. Pero una vez dentro la temperatura empezó a subir y las rocas a calentarse y a fundirse hasta que el Deseo y la Pasión hicieron nacer un volcán en aquella montaña.

La Pereza no se movió de donde estaba. Con el sueño que tenía ella, se iba a molestar en esconderse. Vamos, y se echó a dormir detrás de un banco que había por allí cerca.

Y así se fueron escondiendo todos, todos menos dos.

- treinta y tres, cincuenta y ocho, siete...

La Envidia, envidiosa como siempre, quería saber donde se escondía todo el mundo y se quedó allí en medio.

- setenta y siete, ochenta y seis, cincuenta y uno...

El otro que no se escondía era el Amor. Porque el amor es indeciso y no sabía dónde

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