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El Hombre Lobo Para El Hombre

dianita8430 de Abril de 2013

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2. ANALISIS ¿Es el hombre el lobo del hombre?

Circunstancias sociales

El supuesto del que Hobbes parte para suponer que el hombre es el lobo del hombre, es que el hombre está en una constante competencia con los demás hombres, lo que conduce a la aparición de la envidia y el odio y finalmente a la guerra. Esto supuestamente es una característica innata en el hombre y es el argumento principal que utiliza para justificar la creación de un estado autoritario.

Es interesante que Hobbes inmediatamente después de hacer esta afirmación sobre la naturaleza humana señale que los animales en cambio "no saben distinguir entre el bien público y el bien privado" y por lo tanto no se dan cuenta que cuando persiguen su bienestar individual, están a su vez procurando el bienestar común.

Esto nos llevaría a deducir que los hombres que no distinguen entre su bienestar particular y el bienestar público se asemejarían a los animales, es decir, el bien individual sin importarle en absoluto el bien público.

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En la parte social como la contemporánea se pretende reducir al hombre a tener que competir por conseguir la gracia y el reconocimiento de los grupos de poder a través de su fuerza, efectividad e idoneidad en el trabajo, ya que son estos grupos de poder los que poseen directa o indirectamente los medios de producción, de los que él y sus seres queridos dependen para poder sobrevivir económicamente.

En esas sociedades el hombre es inducido por parte del sistema a ser el lobo de los demás hombres.

Circunstancias familiares

Ya hace varios milenios que vivimos en sistemas de explotación de hombres por otros hombres queremos , como decía Kant, no pensar por nuestra cuenta sino asumir simplemente que se trata de un defecto natural del hombre, cuando nuestra experiencia cotidiana personal nos muestra a diario que en nuestras relaciones más cercanas lo que suele dar son relaciones de afecto.

Y como explicamos estas relaciones de afecto no son una suerte de bondad celestial que se nos inyecta por alguna suerte de iluminación divina sino que surgen de la relación natural del hombre con el hombre en cuanto este siente la necesidad de encontrar un espacio de interrelación y aceptación relativamente incondicional, en el que pueda desarrollar su razón y ser aceptado aún si comete atropellos contra lo racional o convencional.

Por otra parte el sistema al reducir al hombre a un elemento que lucha por competir con otros para subsistir, hace que en gran parte de los casos las personas se alienen a tal punto que pasen este sentido de competencia al plano de sus relaciones afectivas.

Esto es gravísimo porque siendo que nuestra razón se despliega dentro de los marcos de relaciones afectuosas como explicamos con anterioridad, esto significa, que al deformarse las relaciones afectivas en relaciones de una competencia racionalmente injustificada, lo que termina sucediendo, es que tampoco la razón encuentra el espacio que necesita para desplegarse y el hombre termina encerrado en un círculo vicioso de limitaciones racionales.

Resumiendo, el hombre no es pues por naturaleza el lobo del hombre, pero si no se libera seguirá sometido a la irracionalidad y en tanto tal, será inducido a actuar como si fuese el lobo del hombre.

Circunstancias educativas y de grupo

Al igual que en las anteriores reflexiones, se pretende que nosotros tomemos conciencia de cómo está actuando el hombre en relación a otros hombres. De cómo la persona no es persona, sino que es un individuo. Digamos que ser individuo es alguien como lo dice su palabra: individual egoísta, materialista, intrínsecamente ego, es decir, todo gira en torno a él. Y lo observa desde su punto de vista; por lo tanto al igual en el medio de la formación

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