El Hombre De Los Lobos

RELACION ENTRE LENGUAJE Y PENSAMIENTO

El autor Baron plantea una pregunta ¿Pensamos lo que decimos? Para responder esto, plantea las siguientes teorías.

La mayor parte de nuestro pensamiento parece implicar palabras. Hay una hipótesis que se conoce como “hipótesis de la relatividad lingüística”, esta sugiere que el lenguaje moldea o determina al pensamiento (Whorf, 1956). Es decir, las personas que hablan idiomas diferentes, perciben el mundo de manera distinta porque su pensamiento esta determinado, al menos en parte, por las palabras de que disponen.

El punto de vista opuesto propone que el pensamiento moldea al lenguaje. Es decir, que el lenguaje refleja meramente la forma en que pensamos, o la forma en que funciona nuestra mente.

Aunque puede ser más fácil expresar una idea o concepto particular en un idioma que en otro, ello no implica de ninguna manera que nuestros pensamientos o percepciones sean moldeados por el lenguaje. Por el contrario, ciertos aspectos básicos de la percepción y el pensamiento humano parecen ser los mismos en todo el mundo, sin que importe el idioma que se habla.

Con respecto al lenguaje de las especies no humanas, Baron plantea que si bien estas aun no han demostrado la capacidad para mantener una conversación, la evidencia disponible sugiere que algunas especies animales comprenden varios aspectos básicos del lenguaje.

Con respecto a esto, Myers plantea que el lenguaje influye en lo que pensamos, percibimos y recordamos. Es decir que le lenguaje y el pensamiento están íntimamente relacionados.

La gran influencia que el lenguaje ejerce en el pensamiento convierte a la formación del léxico en un aspecto fundamental de la educación. Ampliar el lenguaje es ampliar la capacidad de pensar. En los niños pequeños, el pensamiento se desarrolla paralelamente al lenguaje.

El lenguaje nos conecta con el pasado y el futuro. El lenguaje estimula la imaginación. El lenguaje conecta a las personas.

En el cerebro, en constante actividad, muchas actividades se llevan a cabo en forma paralela, funcionan automáticamente y se recuerdan de un modo implícito, y solo de vez en cuando emergen como palabras conscientes. Se ha considerado que este procesamiento inconsciente representa la cuarta parte del pensamiento habitual. De modo que, ciertamente, hay cognición sin lenguaje.

Si el pensamiento no afectara también al lenguaje, nunca habría palabras nuevas. El pensamiento afecta al lenguaje y este a su vez afecta el pensamiento.

Otro autor que hace referencia a esta relación entre lenguaje y pensamiento es Vigotsky. En su obra “Pensamiento y Lenguaje” publicada en 1934, se refiere al lenguaje como un instrumento imprescindible para el desarrollo cognitivo del niño y posteriormente a la consciencia progresiva que va adquiriendo el niño que le proporciona un control comunicativo, además de queconfirma que el desarrollo lingüístico es independiente del desarrollo delpensamiento.

Koehler en sus investigaciones con chimpancés descubre que el pensamiento y el habla se desarrollan en diferentes líneas; y que aunque estos animales tienen un lenguaje, este es diferente del humano, porque esencialmente no es objetivo y porque su fonética se basa en sus deseos y estados subjetivos, lo que lo constituye en un mero lenguaje emocional; esto confirma a Vigotsky que los animales tienen expresiones afectivas y emociones sociales. Wundt a su vez en sus experimentos con animales pudo darse cuenta de que los chimpancés nunca representan algo en sus dibujos y no tienen significado en lo que hacen. Pudo percatarse de que el éxito en las acciones de los animales depende de cómo puedan ver todos los elementos de una situación de forma simultánea; siendo que sus limitaciones (“inhabilidades”) básicas radican en la carencia de imaginación (“ideación”) y en la falta de imitación de sonidos. Con base a estos experimentos, Vigotsky se da cuenta de que el habla no depende necesariamente del sonido como sucede en los lenguajes de sordomudos o en la lectura de los labios. Los experimentos de Von Frish con abejas, permiten descubrir funciones de intercambio “comunicativo”, pero que no son intelectuales.

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