El Poder De Los Reyes, La Oratoria

¿Quién no ha deseado alguna vez en su vida el pararse frente a un auditorio lleno de gente, o ante un grupo de personas de las cuales interesan sus habilidades y destrezas y hacer que ellas hagan lo que se desean que hagan a la sola voz de ya?; si bien, es un deseo o un sueño un tanto iluso, se puede comentar que es tan común como el hecho de que en una caricatura el protagonista es un adolescente de 17 años que logra mover todo un ejército y crear una rebelión en contra del gobierno, y todo esto con su sola voz, además de un pequeño detalle, él es auxiliado de un poder llamado el poder de los reyes1, es cual le daba la potestad de mandar y quien escuchase se sujetaría a tal voluntad.

Dejando de lado un poco la fantasía de una caricatura, el poder de los reyes existe, y no es precisamente una habilidad de súper héroes o villanos, es más bien la forma en la que muchos políticos y los grandes líderes de movimientos tanto estudiantiles, y toda clase de movimientos sociales llegan al poder, y este es la oratoria, un arte que se enseñaba desde la antigüedad para los hijos de los ricos, siendo la retórica la materia impartida.

Ahora pues, la oratoria consta de un discurso bien elaborado, una voz bien entrenada y un estudio del público a quien va dirigido tal sermón, dejando muy en claro lo que dijo un antiguo ateniense, "El que sabe pensar pero no sabe expresar lo que piensa, está en el mismo nivel del que no sabe pensar" (Pericles)2.

Prosiguiendo con lo que se intenta recalcar, es que la oratoria tiene varios fines, entre ellos el conmover, persuadir, agradar y enseñar; para esto unas pequeñas recomendaciones muy útiles para la elaboración del discurso.

El hombre está dotado de razón, es vida consciente de sí misma; tiene conciencia de sí mismo, de sus semejantes, de su pasado y de las posibilidades de su futuro1, y es de considerar que es importante recordar que el hombre es el único ser viviente que habla y que la palabra es uno de los dones más extraordinarios que posee, éste le permite manifestar la prodigiosa riqueza de su alma y establecer relación con sus semejantes. Por ello, llama la atención que en los centros escolares y de educación superior no se ponga especial atención en la enseñanza de la expresión oral. Se nos enseña a leer y a escribir pero nunca se nos enseña a “hablar” y mucho menos a hacerlo en público y con las técnicas apropiadas.

Para empezar debemos saber qué es lo que queremos decir y hacia quien va dirigido, pero sobre todo que es lo que se quiere y espera lograr con tal discurso; después de aclarado esto considere los siguientes puntos2:

- No empiece nunca anunciando: “le voy a demostrar tal y tal cosa”. Esta mal. Esto equivale a decir: soy más vivo que usted. Voy a decirle una o dos cosas y le hare cambiar de idea”

- Si va usted a demostrar algo, que no lo sepa nadie. Hágalo

...