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El Viaje Del Elefante

iAntony8 de Agosto de 2013

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El viaje del Elefante. José Saramago.

TITULO: “El viaje del elefante”.

AUTOR: José Saramago.

Editorial Alfaguara. Madrid, 1º edición noviembre 2008. 270 páginas.

CAPITULO 1

El rey Jorge III propone a su mujer hacer un presente a su primo Maximiliano, Archiduque de Austria y regente de España, que esta pasando una temporada en Valladolid, para compensar el regalo de bodas que le hicieron hace cuatro años que no era de la categoría necesaria.

La reina le propone regalarle a Salomón, el elefante venido de la India hacía dos años, que esta en Belén y al que nunca acuden a visitar. El rey aunque no le parece el regalo adecuado acepta la propuesta.

Al día siguiente el rey manda escribir a su secretario, Pedro Alcoçava –que había heredado el cargo de su padre- una carta con la proposición y envío a su caballerizo mayor con la misma a Valladolid a hacer la entrega y esperar la correspondiente contestación.

El rey decide ir con su secretario a ver al animal, aunque antes tuvo que poner trabas a la reina para que no los acompañasen como era su deseo. Allí el rey ve el deplorable aspecto tanto del elefante como de su cornaca, ordenando lavar inmediatamente al animal, el cuál se muestra encantado y feliz por algo que apenas recordaba, y para sorpresa del monarca una vez limpio se le veían los lunares y pelos típicos de la raza pero nada estéticos, lo que le hizo dudar si sería del gusto del yerno de Carlos V. También ordeno que le hicieran al cornaca –Subhro- dos trajes nuevos para el viaje, a la vez que maldecía el nombre.

CAPITULO 2

Al cabo de tres días el rey en compañía de la reina, que siempre participaba en las reuniones de Estado, recibe al caballerizo mayor que porta la contestación del archiduque. Esta viene en latín y es el secretario en leer los párrafos más importantes, que no son otros que acepta y agradece el ofrecimiento realizado, a la vez que no sabe aún cuando se irá para Viena, pero que el regalo lo puede enviar cuando lo desee, aunque lo ideal sería que fuera en breve para que el animal se vaya acostumbrando al cambio de ambiente y de personas.

El rey ordena al caballerizo organizar la expedición de entrega, los ayudantes, la escolta, y los animales de carga para las provisiones humanas y del animal. La reina ante la aceptación no pudo reprimir las lágrimas e incluso el monarca estuvo a punto de volverse atrás en la decisión tomada.

CAPITULO 3

A los diez días salía el elefante encabezando toda la caravana en el mayor de los secretos, siendo únicamente despedidos por el monarca y su secretario, la reina en Palacio no había sido avisada de la partida.

La variopinta caravana compuesta de hombres, elefante, bueyes, mulas y caballos apenas recorrió camino el primer días, el motivo no era otro que la pareja de bueyes caminaba muy despacio tirando de la carreta que contenía la cuba de agua imprescindible para el presente real.

El retraso de los bueyes permitió al cornaca sugerirle al comandante la posibilidad de coger otro par de bueyes en alguna de las aldeas por las que pasaran y que los hombres que iban como ayudantes empujaran por detrás el carro. Ambas propuestas fueron aceptadas por el militar, así como que la marcha se debería de ajustar a las necesidades de Salomón, viajarían a primera hora de la mañana y al anochecer, en horas del sol el animal dormía la siesta y también lo harían el resto de la caravana. Este proceder aseguraría que el elefante llegara con buena salud a su destino.

CAPITULO 4

El comandante a la luz de la luna llena de agosto, hace ver al cornaca que en las tres horas de caminata han recorrido diecisiete kilómetros, y de la importancia que esto tenía para motivar a los hombres. Subhro no quiere contradecirle, pero esta seguro de que han sido menos. En la noche este se siente indispuesto y al ir a hacer sus necesidades ve una aldea, el objeto deseado para poder conseguir más bueyes. Acude a la tienda del jefe pero no lo dejan despertar. Cuando este despierta, y antes de que nadie le diga nada, ve también la aldea.

Hacía la misma se dirigió con dos hombres de su confianza y el boyero, sin antes maldecir al diseñador de la comitiva por sus continuos olvidos de temas fundamentales. Las tres cuartas partes al menos de la aldea y sus tierras pertenecían al conde, y para cualquier necesidad debería de hablar con el capataz. En el Palacio allí lo encontró y este le entrego la pareja de bueyes, después de que el militar le firmase un documento en el que reconocía haber tomado posesión de los mismos y se comprometía a devolverlos una vez realizada la misión.

CAPITULO 5

La lluvia hizo acto de presencia y fue motivo de preocupación tanto para el comandante como para el cornaca, sin embrago la cosa no fue a más y el contingente pudo descansar y secarse la ropa. En la siguiente aldea el militar preocupado por sus hombres, hablo con los propietarios de las casas y estos alojaron a la práctica totalidad de los mismos.

Al cornaca el comandante le preguntara que haré él en Viena, a lo que este le contesta que lo que hizo hasta la fecha, cuidar del animal hasta su muerte, y que él sepa solo uno se libro en este mundo. A instancias del otro, tuvo que contarle la historia, basada en la religión hindú, en la que a un elefante moribundo le cortaron la cabeza y se la colocaron a un dios llamado Ganesh y que esta muerto.

Interrogado tuvo que explicar que para la religión hinduista hay muchos dioses, y que él era cristiano más o menos, ya que de pequeño lo bautizaron, pero nunca practico la religión. Para los hindúes Brahma fue el creador del universo, Vishnú el encargo de conservarlo y Shiva el destructor y que la muerte se entiende como principio generador de vida. Ganesh es hijo de Shiva y Parvati, la diosa de los cien brazos, que al igual que la cristiana dio a luz sin intervención de su marido, creó un muñeco con jabón en una ocasión en la que estaba dándose un baño, al que dio vida y ordeno que no dejara a nadie entrar en el recinto. Cuando llego Shiva no le dejo entrar y este se enfrento a él, cortándole la cabeza, ella le ordeno que le devolviera la vida, y este acudió a Brahma pidiéndole que le sustituyera la cabeza por la del primer ser vivo que encontrara en el camino siempre que fuera en dirección norte, y este no fue otro que aquél elefante, y así fue como Ganesh vivió después de morir.

Toda esta historia estaba siendo escuchada por dos lugareños a distancia, por lo que no fueron capaces de oírla entera, así que se quedaron con que el elefante era dios, e indignados fueron a despertar al cura para decírselo. Este les emplazo para el amanecer junto con el resto del pueblo para ir en busca del animal, y desposeerlo de cual mal diabólico que pudiera tener, para lo que llevaban agua bendita, aunque en realidad era del pozo de la casa. A pesar del aviso de que no se acercara mucho al animal, el cura lo hizo y aquél le empujo con la trompa derribando al hombre y al agua, este salió del paso reconociendo que el agua no era bendita y por eso la reacción del elefante.

La comitiva continuó su viaje por un banco de niebla, lo que hizo que el comandante tomara la decisión de realizar todo el camino por tierras portuguesas, lo que le depararía menos sorpresas que hacerlo por tierras castellanas.

CAPITULO 6

El comandante se para a pensar en su mujer embarazada y de sus hijos, de seis y cuatro años, y de una novela que ya ha leído en cuatro ó cinco ocasiones, el Amadís de Gaula, que cuenta los amores imposibles de éste y Oriana, ambos hijos de reyes, aunque aquél repudiado por su madre. Todo esto recordaba a la vez que valoraba la vida demasiado descansada de un oficial portugués en tiempos de paz, y se ponía en la piel de Amadís con todas sus aventuras.

A los pocos días llego la comunicación del secretario real que el elefante sería recibido por tropas españolas o austriacas en el puesto fronterizo de Castelo Rodrigo, y él que llegara primero esperaría al otro. El mensaje era claro.

CAPITULO 7

Los lobos que tanto temían los hombres aparecieron en lo alto, pero tras examinar a la comitiva se fueron, mientras Salomón mostraba claras muestras de cansancio, ya no por la duración del viaje, sino por lo desastrosos de los caminos que transitaban. El comandante hizo ver al cornaca que apenas quedaban dos días de viaje para llegar a destino, y que si lo hacían antes que los españoles habría tiempo suficiente para descansar todos.

Llegaron a destino antes que sus contrarios y fueron recibidos por el alcalde, al que el militar le hizo ver que podía haber confrontaciones con los que estaban por llegar. Este le hizo ver que había mandado palomas mensajeras para ver a que distancia estaban esas fuerzas, ante la incredulidad del comandante que no creían en la labor que pudieran desempeñar las palomas, y ordeno asentarse en la fortificación de la plaza de armas sumándose él a ellos, rechazando cortésmente la invitación del alcalde para hospedarse en sus habitáculos.

Ordeno al sargento que ordenase a los treinta hombres que venían para los trabajos pesados que podían ir de regreso a sus casas, para lo que les prepararon los alimentos necesarios. El comandante no paraba de pensar con que voluntad se presentarían las tropas contrarias, pero estaba claro que con ellos no se hospedarían. Los hombres se entretenían contando historietas, entre ellas las de una vaca con un ternero que hizo frente a una manada de lobos que la acecharon durante doce días y doce noches, a los que consiguió ahuyentar hasta que fueron salvados por su dueño, pero a la que luego este dio muerte al no querer ser catada y mantener

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