El concepto filosófico occidental de la libertad

El concepto filosófico occidental de la libertad es de gran dimensión en el estudio del pensamiento occidental, ya que a lo largo de sus diversos análisis históricos y filosóficos se puede llegar a evidenciar en cierta medida exposiciones de características del ser de la Filosofía Occidental tal como la hemos entendido.

El Hombre, desde el momento alcanza un poder procreador, se incorpora a la comunidad como capaz de asumir responsabilidades. El hombre libre es el que es de condición no sometida o esclava. La libertad conlleva la idea de una responsabilidad ante sí mismo y ante la comunidad: ser libre quiere decir en este caso estar disponible, pero estarlo para cumplir con ciertos deberes. La noción de libertad parece apuntar a dos direcciones: una, la de un poder hacer; la otra, la de una limitación

Para la filosofía griega se distinguen 3 sentidos de la libertad que se manifestaron en diversos periodos: una libertad “natural”, otra “social o política”, y otra “personal”.  La libertad personal es la que proporciona una mayor libertad, ya que el hombre es libre en cuanto ser racional y teniendo conciencia de que todo está determinado, ya que se hace sabio al comprender y aceptar el orden cósmico o el destino. Aristóteles ofrece una coordinación entre el orden natural y el orden moral, basado en la importancia que adquiere la noción de finalidad, la cual se resume en una palabra: “felicidad” y esta finalidad es comprendida siempre por medio de una consideración racional según Ferrater Mora (s.f.)

Ya en la Modernidad, Kant, afronta el problema tratando de saber cómo eran posibles la libertad y la necesidad. La libertad aparece dentro del reino moral. La libertad, en suma, no es, ni puede ser una "cuestión física": es sólo, y únicamente, una cuestión moral. El agente libre, en este sentido, es el que actúa “libre de” inclinaciones naturales.

En el Siglo XIX  se debatió en torno a si el hombre es, o puede ser, libre tanto respecto a los fenómenos de la Naturaleza como respecto a la sociedad. Se desarrolló así el entendimiento de la Libertad como un concepto metafísico, psicológico, sociológico, religioso, moral, etc. Aunque también algunos autores estudiaron el problema de la libertad como un problema que afecta fundamentalmente al "yo interior", independientemente de cualesquiera determinismos, ya sea físicos o psíquicos.

Los debates del siglo XX se dividieron en 2 vertientes: entre analíticos y autores de pensamiento “existencial”. Los analíticos retomaron la problemática del determinismo, se hayan investigaciones del significado “puedo” y haciendo una crítica a los filósofos “tradicionales” de haber reducido a un solo significado expresiones similares al ‘puedo´ cuando pueden haber muchos más (significados y usos) como lo analizaron Moore y Austin, equivaliendo a decir que se han negado a reconocer que haya “un problema de la libertad”.  Los autores de pensamiento “existencial” han hecho un análisis no lingüístico sino fenomenológico. No se trata tanto de saber si alguien es o no libre, como de saber si "es" o no libertad. Convirtiéndose pues la Libertad en libertad existencial.

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