El objetivo de la ética en el ámbito público

La resolución de conflictos y la satisfacción de intereses comunes por parte, primero, de quienes deliberan sobre los asuntos públicos, y segundo, de quienes ejecutan las decisiones, es difícil de alcanzar de manera transparente si se carece de ética. Para lograr buenos resultados en la política y en la gestión pública se requiere contar con hombres de conducta íntegra pues son éstos quienes marcan las directrices y operan las instituciones.

La ética pública da al servidor público un conocimiento que le permite actuar correctamente en cada situación por difícil que ésta sea, ofreciéndole criterios para encontrar soluciones adecuadas.

Una baja moral y una baja motivación en los servidores públicos fomenta actitudes antiéticas, situación que a su vez se refleja en una baja calidad en la operación de las instituciones públicas. La imagen que se crea de los gobiernos, ya sea positiva o negativa, es resultado de la actitud y conducta que ofrece cada persona que labora en las instituciones. Una buena imagen ayuda a creer y a confiar, una mala imagen genera desconfianza, duda, rechazo. La conducta, la integración y las actitudes son los elementos básicos para establecer buenas relaciones y buen servicio.

El objetivo material de la ética en el ámbito público se enfoca hacia los actos humanos de servidores públicos, esto es, a la rectitud moral de su actuación. La ética busca cultivar la inteligencia en valores y moderar el carácter de los gobernantes.

Cuando un gobernante se prepara con ética y sabiduría alcanza lo que los antiguos denominaban «el principio recto», y por medio de éste será capaz de discernir lo que es conveniente o nocivo en la acción de gobierno.

El Fomento de la Ética es imprescindible para el gobernante y el funcionario, sin embargo además que éstos no son meros “gestores” pues la dinámica del interés público y la del interés privado es divergente. Los funcionarios son necesarios, al ser los garantes de la independencia de la administración y de los poderes del Estado frente a los intereses partidistas, garantes así del bien común y vigilantes de toda forma de patrimonialización de lo público. Desgraciadamente la crisis de lo público no se da tanto por su ineficiencia intrínseca sino por la pérdida de valores y sentido de lo público.

Aunado a lo anterior las bases que seguir un buen gobierno es la establidad,sus líneas básicas deben estar perfectamente definidas, debe existir un libre consenso entre sus representantes como lo fue en el Pacto por México. Nuestros representantes deben gestionar los recursos necesarios y hacerlos aplicar de la forma en que más necesite cada sector de la sociedad.

Sin embargo un buen gobierno sería aquel que preservara el orden social, ofreciera a sus súbditos igualdad real de oportunidades sin distinción de nivel socio-cultural, raza, sexo, ideología, creencias, nacionalidad, educara

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