El sentido de la vida
yorleiEnsayo11 de Octubre de 2013
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es el sentido de la vida?
El sentido de la vida está claramente vinculado a la idea de felicidad que el ser humano persigue. Se habla de la "buena vida" o "vida con sentido" tomando en consideración lo que debemos hacer y en función de ello lo que esperamos conseguir.
De esta manera, el ser humano dirigiría todos sus actos a la consecución de un fin superior, la esperanza de encontrar sentido a la propia existencia.
Pero no existe acuerdo alguno a la hora de definir qué es la felicidad o cómo podemos alcanzarla y quizás por eso ha sido denominada como un "imposible necesario" (Julián Marías) o "utopía necesaria" (C. Díaz), algo hacia lo que debemos tender.
En la actualidad existen teorías que han alcanzado una gran popularidad ya que se centran en la "psicología positiva", preocupada por estudiar las emociones del ser humano y el desarrollo de sus virtudes para alcanzar la felicidad.
En realidad esta idea estaría muy próxima a la idea de la "buena vida" que defendía la filosofía moral, ya que se centra en los aspectos que hacen felices a los individuos para trabajar sobre ellos y potenciarlos.
La fe cristiana nos dice que Dios premiará a los que hayan realizado el sentido de su existencia. Pero también nos enseña que esa recompensa tendrá lugar en la "otra vida", es decir, no en el mismo ámbito de existencia en que realizamos nuestras acciones. Esa felicidad futura debe ser conocida y debe ser objeto de esperanza, pero no debe ser orientación concreta de la conducta.
Las fuerzas que mantienen a la persona en la seguridad del sentido de su vida, no son las que nacen de sus satisfacciones o de sus gozos, sino de la apasionada aceptación de su destino. "Estas fuerzas no hunden sus raíces en la superficie de la existencia sino en el núcleo del ser, y es por eso ahí a donde debe dirigirse la formación de las personas verdaderamente maduras" (Antonio Retegui, teólogo).
El sentido de la vida no es algo que se alcance con el ejercicio de las potencias en sí mismas. Ni siquiera es asunto de la inteligencia sola, por eso no puede ser objeto propio de "demostración", no es algo concreto. Encontrar el sentido de la vida no es, primariamente asunto de razonamientos, sino de un tipo de experiencia que involucra más plenamente a la persona entera.
Descubrir el sentido de la propia vida alcanzar a ver a donde lleva, tener una percepción de su orientación general y su destino final. La vida tiene sentido cuando tenemos algo, una tarea que cumplir en ella.
La pregunta por el sentido de la vida nace cuando se ha perdido el sentido de orientación y de uso de la propia libertad, cuando no se tienen ideas claras hacia donde conducen las tareas que la vida a todos nos impone, y sobretodo cuando disminuye el nivel medio de felicidad de una sociedad.
Hoy ese sentido aparece muchas veces como algo problemático y de ninguna manera evidente, pues hay una cierta crisis de los proyectos vitales, de los ideales y valores: faltan convicciones, no hay grandes valores en los que inspirarse de una manera natural, sobreviene la falta de motivación, la desgana, se reduce a la vana conformación con los bienes, el bienestar.
La ausencia de motivación y de ilusión es el comienzo de la pérdida del sentido de la vida, llegando el hombre a sentirse inútil, despreciable, vacío, depresivo y frustrado.
Quien sabe responder a este gran interrogante, encuentra una dirección satisfactoria para vivir e incrementa tremendamente su expectativa de felicidad en la realización de sus tareas ordinarias, pues sabe lo que verdaderamente le importa y se lo toma con la seriedad que merece. Saber qué es lo que importa es el camino para conocer el sentido de la vida.
Darse a uno mismo es el modo más intenso de amar. El destino del hombre no puede ser la nada, ni la soledad, ni el abandono o el individualismo porque dejaría de lado la máxima capacidad humana de dar, que es destinarse uno mismo a alguien. El hombre es pues, dueño de su destino porque se destina a quien quiere.
La respuesta que se dé a la cuestión de la felicidad y el sentido de la vida está intensamente relacionada con el destino, ese futuro incierto, falible, inseguro, móvil, mortal. Aquí entra en juego otra gran pretensión del hombre: la inmortalidad. El hombre desea dejar atrás el tiempo e ir más allá de él, donde el amor y la felicidad nos se trunquen, donde se hagan definitivos e inmortales. Esto demuestra el carácter de la búsqueda del hombre, que excede los límites de lo terrenal, lo físico, lo inmediato.
El sentido de la vida al estar directamente relacionado con la felicidad, también es afectado por las corrientes, tendencias y actitudes que nacen de la carencia de ese ideal supremo y, de cierto modo, imposible. Ambos conceptos se ven amenazados frente a los movimientos ya explicados: el nihilismo, que incluye la desesperación, el fatalismo, el absurdo, el cinismo, el pesimismo o escepticismo práctico, y la eufórica ebriedad. Además, el Carpe diem, el interés, el bienestar, el poder del dinero, y la ley del más fuerte.
Un buen proyecto vital y una vida bien planteada son aquellos que se articulan desde convicciones que articulan la vida a largo plazo, con vistas al bien que se pretende, y que orientan la dirección de la vida, dándole sentido. La realización de las pretensiones y de los proyectos que nos harán felices asume la forma de una tarea o trabajo a realizar. La propia vida humana puede concebirse como la tarea de alcanzar la felicidad.
El sentido de la vida aparece entonces como la tarea que hay que realizar para alcanzar ese bien. En esa tarea se distinguen elementos fundamentales como son:
• 1) La ilusión: la realización anticipada de nuestros deseos y proyectos. Ella proporciona optimismo y nos impulsa hacia delante, nutre de esperanza y gozo, ganas para emprender la acción, da vitalidad y energía.
• 2) Encargo inicial: toda tarea necesita ese puntapié inicial que nos ponga en marcha, una ayuda originaria que es el acto de otorgarnos esa tarea. Nos ayuda a estar al tanto sobre qué tenemos que hacer.
• 3) Entrega de recursos: al comenzar la tarea contamos con recursos iniciales, que al ir avanzando en la problemática nos encontramos que estos recursos nos son insuficientes, escasos y necesitamos más. Los nuevos recursos que nos complementen los faltantes pueden ser aportados por una gran compañía, esa es la amistad. Esta nos sirve de orientación, aliento, de sostén ante situaciones difíciles.
• 4) Los riesgos: toda tarea conlleva necesariamente obstáculos y dificultades. Estos peligros y aprietos provienen de la escasez de los recursos y de las propias limitaciones.
• 5) La plenitud de la tarea es que su fruto repercuta en otros: que mis esfuerzos se perpetúen en la sociedad en forma de don y beneficio. Si no hay un beneficiario, alguien a quien dar, la tarea se vuelve egoísta, aburrida y sin sentido. Entonces, el sentido de la vida disminuye, e incluso se pierde y con él la felicidad.
La felicidad aparece ya al inicio como una ilusión y una labor que da sentido al futuro: hay que construirlo. Pero también aparece después, a lo largo de ella, y en especial cuando la hemos concluido. Nada más feliz que por fin haber terminado, poder descansar luego del esfuerzo.
¿Por qué la felicidad es aquello que sentimos como nuestra inexorable realidad?
Ser feliz es ser hombre en forma plenaria. Esta totalidad está compuesta por lo que el hombre realmente busca. Felicidad, bien y perfección en su sentido más elemental no juegan como opuestos de imperfección, mal, o infelicidad. "Igual que a la justificación, a la moral y al bien, la felicidad se somete a una consideración formal" (Zubiri). A una formalidad especial, a una formalidad física como es la realidad en la aprehensión. La felicidad se refiere aquí a una estructura inexorable del ser humano, no a un criterio para decidir entre una posibilidad u otra y mucho menos a una especie de ideal regulativo que esté "larvadamente" empujando las decisiones humanas desde el fondo de la constitución humana. La idea de felicidad reviste un carácter indeterminado, y el hombre se ve reducido a la condición de proceder por tanteo. Será triste o feliz, esta es la condición inexorable del hombre.
Lo humano se entiende mejor por las necesidades, los requisitos, las pretensiones, que por la realidad. La realidad humana es primariamente pretensión, proyecto y en esto consiste su extraño carácter de ser a la vez real e irreal. El elemento de irrealidad, de imaginación, de futurición, de proyecto o pretensión, forma parte de la realidad humana.
De esta manera, podemos decir que la felicidad al ser imposible pero necesaria, le pertenece inexorablemente
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