Ensayo Sobre La Libertad

Es muy común escuchar en algunas personas expresar su deseo de ser libres e imaginar que pueden hacer todo lo que quieren, pero se olvidande que para alcanzar realmente la libertad, hay que respetar ciertos principios que garantizan la dignidad de los demás; pues con cada acción realizada, se sobrepasa la dignidad del otro, comprometiendo así, su propia persona.

Cuando hablamos de libertad, no podemos dejar a un lado la capacidad de elegir, ya que cada día, el ser humano constantemente realiza miles de elecciones, y aunado a esto, interminables toma de decisiones; no obstante, el propósito de este ensayo no es disertar sobre la facultad de elegir o decidir, sino más bien, de actuar y vivir con libertad.Al referirnos a la acepción de este término, podemos conceptualizarlo como la capacidad de hacer o no alguna cosa; incluso, hacerla de un modo u otro. Indudablemente, una persona que es libre, es alguien que elige.

Si bien es cierto, hay elecciones libres y otras no; entonces, ¿Qué es lo que realmente limita nuestra libertad?

Cuando nos encontramos frente a una situación en la que peligra nuestra vida (un asalto a mano armada, por ejemplo) y no tenemos la posibilidad de elegir, porque cualquier decisión que tome significaría morir, esa elección no es libre; o cuando alguien tiene múltiples de opciones, pero desconoce las consecuencias de esa elección, tampoco en este caso se ejerce la libertad; pero si después de elegir, no tengo la capacidad de llevar a la acción la decisión tomada, es evidente que no puede hablarse de una verdadera libertad.Ahora bien, ¿Somos realmente libres o estamos sujetos a la determinación de la sociedad, la naturaleza, el contexto…?

Para tratar de dar respuesta al cuestionamiento anterior, es necesario, hacer un recorrido por algunas de las principales corrientes filosóficas, cuyo postulado fundamental es que los humanos crean el significado y la esencia de sus vidas.

Los existencialistas afirmaban que <<la dignidad del hombre no es lo que la naturaleza le conceda al nacer, sino lo que pueda llegar a conseguir de acuerdo con las acciones que realiza en el marco de su libertad>>. De allí, que el hilo conductor de esta corriente del pensamiento, sea asignarle a la libertad la tarea de conquistar el ser del hombre o mejor su esencia, partiendo de su existencia. Aquí, cada ser humano se construye, de tal forma que para un existencialista, un cobarde es él y sólo él, el responsable de su cobardía.

Por otra parte, Thomas Hobbes, nos presenta una idea en la que manifiesta que el hombre es “malo por naturaleza”. Concibe la libertad como un estado natural del hombre, como la ausencia de estorbos en la que prácticamente no hay una norma o ley que regule su conducta, y teniendo todos la facultad de hacer y deshacer, ese estado natural pasa a convertirse en una batalla campal de todos contra todos, en la que como bien reza su afamada frase: “El hombre es el lobo del hombre”.

Más adelante, Juan Jacobo Rousseau nos plantea la idea de que “El hombre por naturaleza es bueno”, pero es la sociedad la que lo corrompe. Una aseveración que se contrapone totalmente a la filosofía de Hobbes, pero que de igual manera, convergen en un mismo punto en torno a establecer un equilibrio en las acciones del hombre dentro de una sociedad, regulando así su comportamiento. Sin embargo, al establecer un compromiso con la sociedad, automáticamente pasa de ser un hombre independiente a un hombre dependiente, perdiendo así su total libertad.

Cualquiera que sea la concepción filosófica que se tenga acerca de la libertad, queda pues por descubrir cuál es la verdadera naturaleza de ésta e intentar comprenderla.

Hoy en día, vivimos en una sociedad anhelante y deseosa de ser libre; pero, ¿Qué pasa cuando hacemos mal uso de esa libertad?esa búsqueda viene cada vez más cargada de ambigüedades, del querer tener y de la falsa acepción del ser, lo cual lleva al hombre a la desesperación, al caos, a la muerte, y al final, continúa siendo un deseo insatisfecho.Da la impresión de que todos están a favor del principio ético de que su libertad termina donde inicia la del otro; sin embargo, la realidad nos demuestra todo lo contrario, nadie debe impedirnos hacer lo que nosotros queramos.

En este mismo

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