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Ensayo filosófico defendiendo la postura de Platón en el contexto de la belleza y el arte


Enviado por   •  23 de Julio de 2023  •  Ensayos  •  1.415 Palabras (6 Páginas)  •  21 Visitas

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SOMOS SERES RACIONALES O EMOCIONALES

Maria Valentina Caviedes Pacheco 11°1

Ensayo filosófico defendiendo la postura de Platón en el contexto de la belleza y el arte.

Mary Rocio Castañeda Lic. Lengua Castellana

Institución Educativa Rosa de Lima

Lengua Castellana

Sincelejo, Sucre

2023

En el siguiente trabajo intentaremos comprender la forma y pensamiento del ser humano según la filosofía platónica, los dos mundos en el que lo divide y las tan complejas dudas que llega a abarcar y en base a esto responder la duda de si somos racionales o emocionales en su mayoría. No obstante, indagaremos en la posibilidad de un mundo sensorial puro, basándonos en hechos históricos cometidos por el clero y la religión católica. Finalmente se dará una opinión abierta del concepto de belleza según Platón y sus arquetipos. Dada la investigación de diálogos y contexto histórico de Platón para llegar a las conclusiones de que la belleza es lo bueno y no lo mágico.

Para empezar, se dejara en claro que la razón pura tampoco es lo mejor, sin embargo como se menciono en otra ocasión que si el mundo fuera blanco y negro, emoción y razón; justificaría más la razón pura, dado que, vivimos en un mundo con mente cerrada y boca muy abierta en el cual alrededor de los años nos ha otorgado el título de seres manipulables; y si piensa usted que es la excepción, es una señal de que todavía sigue siendo ignorante. Para respaldar lo anterior he aquí un ejemplo clave: La Iglesia. En épocas antiguas usaban las indulgencias, el perdón y el castigo divino para mover masas e incluso naciones sin que cuestionasen, pero con beneficio propio del clero, al fin y al cabo, básicamente, obedeces ordenes como un perro o dios te castiga. Aunque suene muy simple, esto es lo que mas efecto ha hecho para lograr cometidos atroces e incluso violentos. Y si se sigue permitiendo esto no llegaremos a la verdad absoluta, cosa que claro que quiere la iglesia, una humanidad ciega, sin razón ni criterio que se deje llevar de la fe y las emociones mientras se mueven a su antojo. Suena cruel, pero es la realidad de lo que es. Según Platón existen dos mundos: el mundo sensible y el mundo intengible, lo cual para muchos autores son totalmente opuestos, dado que uno representa lo concreto y otro lo abstracto, a pesar de que no los definió como opuestos ambos coexisten, y a lo que Platón llama mundo sensible que solo podemos percibir mediante los sentidos se refiere a lo material y físico, antagónicamente está el mundo de las ideas y se refiere a lo que únicamente captamos con la mente y no esta proyectado físicamente. Esta es una visión pobre de la realidad, pues hoy sabemos que la luz es onda y partícula a la vez; que las partículas pueden reducir sus diminutas proporciones hasta ser consideradas como aromas o colores. Con el desarrollo de la razón, el ser humano ya no puede vivir sin pensar; cuando observa los objetos, plantas o animales, no puede dejar de sentir, ni acallar su mente; no percibe tan solo una envoltura material, sino su color, textura, aroma, gusto y, sobre todo, las características formales que los definen. Sus medidas y proporciones nos muestran el diseño que subyace en ellos, la perfección que encierran. (Gordillo, 2021). En relación con lo anterior platón veía el mundo de dos maneras distintas y con cuatro arquetipos: Lo bueno, lo bello, lo justo y lo verdadero. Todos los arquetipos persiguen la idea del Bien y el desarrollo de uno propicia la comprensión de los otros. Por ejemplo, quien busca la verdad se aleja de lo subjetivo y se reviste de objetividad; en virtud de ello, adquiere una mayor comprensión del ser humano, descubre un sentimiento ético y se torna más bondadoso y justo, desarrollando así su belleza interior. (Gordillo, 2021). Tal como lo dijo Platón: “La belleza radica en el alma, el que hace el bien es bello” Dejando claro así, que la belleza no radica en el mundo de las emociones sino el de las ideas, no en lo abstracto sino en lo que requiere conocer e ir a fondo, en vez de una simple idealización que mas pronto te llevara a la decepción, es por esto que defiendo mi punto de vista de la razón antes que lo abstracto o sensible.

Ahora bien, mi punto de vista sin verse afectado de igual manera no consiente que el cien por ciento de nuestra razón nos lleven a la toma de decisiones, ya que aquello no nos hace mejores pensadores ni mejores personas, por lo contrario, nos vuelve maquinas y computadoras de inteligencia que no perciben su alrededor, el equilibrio que desarrollemos estaría bien solo debe contener ambos de esos mundos, para así llamarnos seres razo-emocionales que perciben la realidad, la analizan y disciernen sobre esta; no llegar a ser maquinas que no sienten ni perciben lo bello, ni tampoco seres que sean manipulables y trague sin masticar la información. A pesar de lo anterior sigue habiendo personas que creen que el mundo sensible no hará tanto daño, literalmente no han visto un culto cegado por una supuesta fe. A causa de esto prefiero un mundo racional donde se sepa la verdad por más destruyente que sea, que nos transporte de la ignorancia hasta llegar al saber, objetivo propio del filosofo que por naturaleza anhela la verdad. “La comprensión de la verdad no siempre requiere de arduos razonamientos, sino de alimentar nuestra capacidad de observación” (Gordillo, 2021). De igual forma, Perseguimos la verdad cuando nos preguntamos también por el sentido de nuestra existencia: «¿quién soy?, ¿existe un destino?, ¿para qué vivimos?, ¿por qué morimos? y ¿quién o qué leyes han dispuesto que eso sea así? ¿Hay un Dios que lo rige todo, existe un destino inamovible o todo se mueve por casualidad?». Sin embargo, es difícil ponerse de acuerdo en aquellas verdades esenciales que definen nuestra existencia, porque exigen de nosotros destilar las leyes que lo explican a partir de nuestra propia experiencia y evolución interior. No obstante, al poco de formular estas verdades, nos damos cuenta de que tal vez nunca podremos descubrir la gran Verdad que se esconde tras ese enigma que llamamos Dios, o el misterio de la vida o de la muerte. Sin embargo, a menudo, bastaría con encontrar algún indicio de verdad que diera sentido a nuestra vida, una verdad relativa y suficiente para nuestra imperfecta condición, aunque ella tan solo fuera la sombra de la sombra de esa gran Verdad platónica. No obstante, con nuestro aprendizaje filosófico, podemos ir dando sentido a nuestra vida. Cada pequeña verdad atesorada suplanta una duda, una inquietud, aleja un temor, nos centra y equilibra, aportándonos una fuerza interior que no conocíamos. Descubrir certezas nos aleja de las conjeturas y refuerza el criterio propio, nos afianza y da solidez de pensamiento. Desgraciadamente, hoy en día vivimos en el mundo de la opinión. Hemos suplantado la verdad con opiniones vagas, cambiantes, poco acertadas, aunque nosotros queremos creerlas como si fueran verdades elevadas. Por tanto, la filosofía es más necesaria que nunca, porque nos aleja del subjetivismo actual, y nos acerca, paso a paso, a una verdad que no sea cambiante, conformista, mediocre. Porque hoy en día, en nuestra cultura de la posverdad, hay demasiadas verdades a medias, palabras interesadas que esconden parte de la verdad, como ocurre cuando queremos justificar nuestros errores y mentiras. (Gordillo, 2021).

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