Epicuro

La muerte en nada nos toca, pues lo ya disuelto es insensible, y lo insensible en nada nos toca. Ningún placer es malo por sí mismo; pero la producción de ciertos placeres trae muchas más turbaciones que placeres. Quien ignora la naturaleza del universo y se cree de patrañas, no podrá perder el miedo de las cosas principales. Así no es posible disfrutar placeres inocentes sin fisiología. Se juzga el conocimiento en función de su utilidad para una vida feliz. La búsqueda de la verdad por la verdad misma (contemplación) carece de sentido para ellos. El conocer es percepción sensible. El universo está compuesto de infinitos elementos indivisibles llamados átomos y que se encuentran en un espacio vacío infinito. Incluso el alma está compuesta de átomos y es material. El mundo, y lo que en él ocurre, se explica así por los átomos y las leyes que rigen su movimiento, sin necesidad de recurrir a los dioses. Los dioses habitan en su mundo y llevan en él una vida feliz, sin tener siquiera noticia de los hombres. Moralmente lo bueno es el placer (concepción heredada de Aristipo). Los epicúreos entendían el placer de un modo sutil, alejado del sensualismo y el desenfreno. Y siendo el placer la ausencia de dolor y la paz del espíritu, el mismo debe buscarse en el reposo. Los placeres espirituales están por sobre los sensibles. El hombre no debe entregarse ciegamente a los placeres que se le ofrecen, sino que debe utilizar la razón para evaluar si ese placer momentáneo no le acarreará luego un dolor mayor. Sin razón y prudencia no se puede tener una vida feliz. Uno de los objetivos principales de esta filosofía es eliminar todos los miedos. La amistad es mejor que el amor, porque éste produce intranquilidad y desequilibrio. La felicidad es lograr la tranquilidad mediante el control de sí mismo, el desapego y la moderación. Existen tres tipos de placer: los naturales y necesarios (comer, alimentarse, necesidades físicas), los naturales e innecesarios (conversación amena, gratificación sexual y las artes) y los innaturales e innecesarios (fama, poder político, prestigio). Epicuro asegura que hay que estudiar filosofía. Lo que se dice de los dioses son fantasías porque de ellos no hay hechos ni evidencias. La peor fantasía es creer que los dioses han creado el mundo y que tienen la autoridad para modificar el porvenir. No es que no existieran, sino que tienen una existencia imperturbable en otro ámbito, no el mundo físico. El placer de Epicuro estaba referido a cuando todos los órganos del cuerpo están en silencio. Para él, el placer también es un estado. Todos los seres vivos huyen del dolor y persiguen el placer. Esto es lo más importante, no la razón. La dicha es el placer satisfecho. El placer fundamental es el del vientre como comer. Se satisface con muy poco y es riesgoso hacerlo en abundancia. LA AUSTERIDAD ES EL CAMINO A LA FELICIDAD. Epicuro dice que si el placer y el dolor radica en lo sensible y la muerte es perder la sensibilidad, quiere decir que morir no es ni placentero ni doloroso. La muerte es nada para nosotros pues cuando estamos, ella no está. El placer del vientre no es insaciable, se satisface. El placer del alma es sustraernos a esa inestabilidad del porvenir. El alma es corpórea. Si el placer pudiera quedarse en los del cuerpo y no sólo en los del alma, se acumularía y todos podríamos alcanzar el mismo placer. El alma recuerda el placer. Para ser feliz en la vida basta con ser feliz una vez y recordarlo (placer recordado). La fuente principal de la infelicidad es la propia estupidez, de los que no son sabios. Hay que apartarse de los tontos y los ignorantes, de los que infunden falsos temores. Refugiarse en el sentimiento que generan los amigos (filia) para que brinden refugio. Pero amigos sabios. Los insensatos no se satisfacen con lo que tienen sino que sufren permanentemente por lo que no tienen. Esperar nada de los dioses ni de los hombres lleva a la libertad

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