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Etica A Nicomaco Libro 7 Resumen


Enviado por   •  11 de Marzo de 2014  •  578 Palabras (3 Páginas)  •  4.522 Visitas

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séptimo libro

En los libros anteriores ha tratado de las virtudes y los vicios que común y ordinariamente se hallan en los hombres. Pero porque acaece, aunque raramente, hallarse hombres extremadamente buenos y también extrañamente malos, trata desta bondad y malicia en este libro séptimo Aristóteles, y a la extremada virtud llámala virtud heroica y divina: divina porque en alguna manera parece que se allega más a la bondad de Dios (aunque cualquiera bondad de la criatura dista infinitamente de la de Dios, así como también la naturaleza), y heroica porque en aquellos antigos príncipes que después el simple pueblo honraba como a dioses, se creía haber habido aquella bondad tan perfecta y tan cendrada, y a aquéllos llamábanlos héroes los poetas, de donde vino que decimos que uno hizo un hecho heroico. A la extremada malicia llámala brutalidad, y con mucha razón, porque vienen algunos a depravarse tanto en sus maldades, que no les queda otro rastro de ser hombres sino la figura exterior, pero en lo interior y en los afectos se tornan bestias, y se hacen o leones en la crueldad, o si más queremos ponderarlo tigres, y en la incontinencia puercos, y en la hambre de chuparse hacienda ajena, lobos. Y esto es lo que quiso dar a entender Homero en la fábula que en su Odisea cuenta de la maga Circe, que con ciertas bebidas que les daba tornaba a los hombres en fieras, a unos en puercos, a otros en lobos, según el vicio en que pecaba cada uno. Trata asimismo de la virtud de la continencia y del vicio que le es contrario, y en qué difiere de la templanza, y después del regalo o pasatiempo y de las diversidades dél, como pasando adelante lo veremos.

Libro VII: Apéndice sobre las virtudes éticas: continencia e incontinencia[editar]

En este libro Aristóteles va un paso más adelante de Sócrates al distinguir entre, por un lado, el saber qué sería bueno hacer y, por otro, el estar dispuesta a hacerlo. La persona prudente no solamente sabe qué sería bueno hacer, sino que también está dispuesto, mientras que la persona incontinente sabe qué sería bueno hacer, pero no lo logra por indisposición. Así la incontinencia no es un vicio (ni tampoco la continencia una virtud), pues el incontinente se da cuenta de su condición como tal y quiere cambiar. En cambio, quien padece un vicio no se da cuenta de él.

Esta falta de continencia se relaciona con el placer. El hombre busca el placer necesario y el placer que es fin en sí. La incontinencia se refiere más a la falta de control en los placeres necesarios, como la comida y el sexo. La continencia se guía por la elección racional del placer, mientras que la incontinencia piensa lo opuesto y sin embargo, hace lo mismo que haría quien no tiene templanza.

A continuación, Aristóteles analiza la definición que otros autores han dado del placer. Algunos, como Espeusipo, mantenían

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