Etica Del Ejercicio Profecional
Gsama3 de Diciembre de 2013
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QUE ES LA ÉTICA
El objetivo de la ética es el de una reflexión crítica del hombre desde el valor moral.
La ética, que se esbozó desde los primeros filósofos hasta llegar a conformarse como una rama de la filósofos hasta llegar a conformarse como una rama de la filosofía cuyo objetivo de estudio es el hombre específicamente del punto de la moral.
De esto hay dos tipos de actos humanos que responden a un dictado natural, ajeno a la voluntad y a veces también a la conciencia, y que no se ordenan en función de un fin, actos que no disciernen entre lo que debe o no debe hacerse, buscan su propio bien, por ejemplo huir del peligro, sustentar y cuidar a los hijos, etc., estos actos son llamados actos del hombre. A diferencia de éstos, los actos humanos son propios del hombre, en estos actos intervienen la razón, la voluntad, la conciencia propia. Así, el acto de comer bajo estas condiciones pasa de ser un acto natural animal a ser un acto voluntario, libre y consciente.
Etimología
La palabra ética viene del griego éticos que a su vez viene del otro vocablo, ethos que significa costumbres, hábitos.
En pocas palabras nos dice que las costumbres son actos que se lleva acabo cotidianamente acordes a la razón y o voluntad, es como una marca se convierte en su carácter propio.
Ética moral
La ética es una ciencia normativa, anteriormente llamada Deontología o Teoría de los deberes; es normativa porque los actos a los cuales se refiere, en tanto que son actos conscientes, libres y voluntarios, se remiten necesariamente a ciertas nor¬mas generales que tienen como base al 'valor'.
La moralidad es el carácter de los actos humanos en cuanto son considerados buenos o malos. Desde el punto de vista de la moralidad se les designa actos mora¬les a aquellos actos acordes con el bien y actos inmorales a los actos ejecutados con¬tra el bien, es decir, actos malos. Amoral es lo que carece de carácter moral.
Por tanto, los hechos de los hombres son de dos tipos, los morales y los na¬turales. Naturales se les considera a aquellos actos no ejecutados ni voluntarias, ni libre, ni conscientemente.
Los actos morales, a diferencia de los naturales, son siempre conscientes y vo¬luntarios, apuntando a la posibilidad de la libertad. Los actos naturales tienen un ori¬gen psicologista y su determinación contrasta con la libertad de los actos morales.
Ética general y ética particular
La ética teórica o general investiga los principios generales que rigen al acto mo¬ral, la naturaleza de la voluntad, de la libertad y de la conciencia; se pregunta por la posible existencia de un fin último del hombre, por la obligatoriedad moral y sus fun¬damentos.
Por su parte, la ética práctica o especial se cuestiona sobre el qué hacer para que el individuo logre una vida honesta, feliz y placentera, y procurará descubrir tam¬bién los derechos del hombre en lo individual como en lo social.
Método de la ética
En la antigüedad los estoicos (ética racionalista). Concibieron al universo como algo bueno, regido por una razón o Logos Supre¬mo del cual el hombre debía ser un reflejo adecuando su alma al sentido racional supremo que ordena al cosmos. "Que a los racionales les ha sido dada la razón co¬mo principado más perfecto, a fin de que, viviendo según ella, sea rectamente con¬forme a la naturaleza, pues la razón es la directriz y artífice de los apetitos".
Baruch Spinoza y Emanuelle Kant también propusieron una ética de corte racionalista, que enfatiza el carácter universal de la ley y su necesidad de encarnarse en actos particulares susceptibles de ser valorados moralmente.
Su método fue el método inductivo, utilizado por la ética de carácter empírico, se basa en hechos, en experiencias concretas con todos sus matices históricos, sociales, etc., a partir de los cuales se formulan las normas morales bajo cuya autoridad han de va¬lorarse los actos particulares. Lo que resulta benéfico para al¬gunos puede no ser de ayuda para otros. Los positivistas aceptan este método inductivo o experimental como el más adecuado para la ética.
Para Max Scheler, los valores existen como tales, es decir, como valores, no se les debe confundir con los bienes, los valores tampoco son cualidades, por tanto el método para conocerlos es el intuitivo, que a través de la emoción rebasa tanto la sensibilidad empírica como la racionalidad, por este méto¬do Scheler pretende anular el "...viejo prejuicio de que el espíritu humano se agota en el dilema.
Ética y filosofía
Que quiere decir esto que la filosofía tiene como objeto de estudio al ser en su totalidad, —incluido al hombre—; es la búsqueda de los fundamentos, de su sentido último y de las relacio¬nes del ser.
La problemática que se propone esclarecer la ética se desprende del acto moral como algo real y concreto, al que —al aplicársele los criterios filosóficos— habrá de ser fundamentado, esclareciéndose sus estructuras y relaciones esenciales.
LA ÉTICA EN LA HISTORIA
Primeras preocupaciones éticas: los griegos
La ética en su significación de costumbre, de moral, nos lleva a pensar en la activi¬dad del hombre, la que le es propia, que le marca, que le caracteriza, (carácter, hue¬lla, traza, marca). De este acto exclusivo del hombre, la filosofía en sus inicios no se ocupó en forma especial, aunque desde siempre, hizo alguna alusión a este carácter moral.
El griego Sócrates, filósofo ateniense, es considerado como el fundador de la filosofía moral. A diferencia de los filósofos presocráticos, quienes se preocuparon más que nada por la naturaleza, Sócrates, según Aristóteles, "no se extiende de nin¬guna manera al estudio de la naturaleza total, sino se mantiene tan sólo en la esfe¬ra de lo moral". No es sino hasta Aristóteles (384-322) que el estudio del acto moral se consideró parte de la filosofía; el estagirita llama a la ética por vez primera filosofía moral en su libro los Segundos Analíticos.
Pitágoras de Sanios
Ya antes de Sócrates algunos filósofos griegos se preocuparon por el aspecto moral del hombre, entre ellos se encuentra Pitágoras de Samos (530 a.C), quien fiel a sus influencias órficas concibe al hombre con un alma capaz de transmigrar, en un proceso con vías a alcanzar la armonía que le corresponde en su relación con el uni¬verso; para transmigrar es necesaria una forma especial de ser del alma, la de ser inmortal y capaz de ser purificada; el alma de naturaleza inmortal "se trasladaba, se¬gún el filósofo de Samos, a otras especies de seres vivos y, además de esto, lo que había sucedido en alguna ocasión en ciertos ámbitos temporales, de nuevo acaecía; y, sencillamente, nada nuevo había".
Esta idea de armonía con el universo conlleva la concepción de un alma natural capaz de unirse con el universo y así reflejar sus cualidades: belleza y armonía, de lo cual derivaría la idea de bondad. No se trata de obediencia sino de armonía.
Empédocles de Agrigento
Floreció hacia 450 a.C, comparte la idea de la transmigración del alma en pos de una vida dichosa mediante la adquisición del conocimiento, para volver a un estado pri¬migenio del alma: la felicidad; para lograrlo se ha de luchar contra la ley de la nece¬sidad que rige el mundo y que condena al hombre a transmigrar una y otra vez hasta poder liberar el alma de su túnica corporal y permitirle la salvación final.
Demócrito de Abdera
Estos fueron contemporáneos de Sócrates y Platón (420 a.C.) sostiene un materialismo en el que el alma se compone de formas sutiles, de átomos materiales. El alma de De¬mócrito es principio de vida. De acuerdo con la naturaleza material del alma, el cri¬terio para la vida práctica, es la búsqueda del placer, en la que el alma juega un papel regulador de la conducta con miras a la vida feliz. "Buenaventura y malaventura son cosas del alma".12 Más que nada, la vida humana es un aprendizaje de lo convenien¬te y de lo útil a través de ciertas actitudes que el alma debe asumir sirviéndose de ca¬minos tales como la sensatez, mesura, ecuanimidad, veracidad, cordura, etcétera.
Sofistas
Pues los sofista se dieron en los siglos v y iv a.C. en una Atenas renovada por la democracia y el brillo de la retórica, alzan su voz ciertos maestros que hacían de su profesión una actividad lu¬crativa, se llamaban a sí mismos sofistas, es decir, sabios; se dedicaban a enseñar, su sabiduría, por lo que muchos de sus contemporáneos reprobaron esta actividad acusándolos de falsos filósofos; este sentido peyorativo del vocablo sofista ha preva¬lecido hasta el día de hoy, "¿Tú —le dije— ¡Por los dioses!, no te avergonzarías aca¬so de presentarte ante toda Grecia en calidad de sofista?".
Despertando a la conciencia: Sócrates
Sócrates se preocupa por su ciudad en decadencia, debilitada según el filósofo por la obra de los sofistas y otros filósofos escépticos, que sólo habían logrado co¬rromper al hombre desviándolo de la única preocupación importante: la preocupa¬ción del hombre por sí mismo, por su bien vivir (eupraxia).
Al igual que a todos los seres les corresponde un bien, al hombre también le co¬rresponde el suyo: la felicidad (eudaimonia). El deseo de ser feliz le es connatural al ser humano, pero la felicidad no
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