Etica Minima De Adela Cortina
mb9122 de Septiembre de 2014
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Adela cortina nos expresa en su libro como la ética influye en nuestra vida cotidiana y más aún nos hace un acercamiento a que es la ética pues, esta tiene que considerar el hecho de que el mundo humano resulta incomprensible si se elimina la moral. La ética mínima de Adela cortina apunta hacia vivir en comunidad con otras personas, aprendiendo a tolerar distintas culturas, diferencias de opinión y a comprender de una mejor forma la ética global desde el mínimo que es vivir con personas que ya poseen pensamientos distintos de esta. Ella sostiene la universidalidad de la ética, esto significa que busca que la ética sea común para todo el mundo y para todas las culturas.
Esto quiere decir que ser ético no es simplemente cuidar el medio ambiente de la basura o dejar sentarse a un anciano en el metro, es mucho más que eso Adela cortina nos expresa en su libro que lo mínimo es que hay que tener en la ética ciudadana.
La ética como filosofía moral tiene que considerar el hecho de que el mundo humano resulta incomprensible si se elimina la moral. El quehacer ético consiste, en tomar el mundo moral en su especificidad y en dar reflexivamente razón de el, con objeto de que los hombres crezcan en saber acerca de si mismos, y, por tanto en libertad.
La ética como vocación habla que el que hacer ético se sustenta sobre dos pilares,: El interés moral y la fe en la misión de la filosofía.
El ético vocacionado es el hombre al que verdaderamente le preocupa el bien de los hombres y que confía en que la reflexión filosófica puede contribuir esencialmente a conseguirlo. Sin estos pilares, el ético profesional es cualquier cosa menos un ético vocacionado. El ético al que no preocupa el bien de los hombres renuncia a descubrir la lógica de la acción.
El escepticismo o relativismo, resultan en verdad insostenibles en la vida cotidiana, porque nadie puede actuar creyendo realmente que no existen unas opciones preferibles a otras, o que la maldad del asesinato y la tortura dependen de las diferentes culturas. El escepticismo y el relativismo, llevados al extremo, son típicas posiciones construidas de espaldas a la acción real, no reconocen los derechos humanos.
Por su parte, el emotivísimo destaca el papel de la sensibilidad en el mundo moral frente al intelectualismo y excesivo racionalismo que han dominado en algunas corrientes éticas.
Los reduccionismos, con su oponiencia de cientificidad, con ese sentimiento de superioridad frente a los ignorantes que creen en la misión específica de la filosofía y en el derecho de los hombres al bien, se empeñan en explicar el deber moral en función de lo que hay. Con ello desembocan en un realismo conformista. Realismo radicalmente injusto con la realidad.
La moral, en buena ley, debe limitarse a un catálogo de consejos, que revisten la forma de “si quieres esto, haz aquello”.
El tema de nuestro tiempo:
Lo que en definitiva, importa a la ética es la vida feliz, considerando que la idea de la vida feliz puede no ser idéntica para todos los hombres, desplaza el centro de la filosofía moral hacia el ámbito del deber ser. Si cada hombre posee una constitución psicológica diferente, no cabe con respecto a la felicidad sino aconsejar determinadas conductas y carece de sentido prescribirlas universalmente.
Hoy en día el eje de la reflexión ética no se reduce a la felicidad, o al deber, sino que intenta conjugar a ambos por medio del dialogo. Dialogo íntersubjetivos, tendientes a dilucidar cuál es el bien, ya que es un error pensar a los hombres como individuos capaces de acceder en solitario, a la verdad y al bien.
Los hombres son un dialogo y solo por su mediación se puede desentrañar la felicidad. Para expresar la autonomía humana, el dialogo permite a la ética situarse a medio camino entre el absolutismo, que defiende unilateralmente una moral determinada y el relativismo que disuelve la moralidad, entre el utopismo, que asegura la llegada inminente de un mundo perfecto y el pragmatismo, que elimina toda utopía perdiéndose en la inmoralidad.
Entre absolutismo y el relativismo, entre emotivísimo y el intelectualismo, entre el utopismo y pragmatismo, el tema ética de este tiempo consiste en conocer si el hombre es capas de comunicarse, si es capaz de com-padecer.
Panorama ético contemporáneo
¿Tiempos de ética domesticada?
Los éticos también llamados filósofos morales, ya no se empeñan en reducir su tarea a conocer como la gente emplea el término moral. La ética analítica del lenguaje, por una parte intenta esclarecer el significado de los términos morales (bueno, recto, justo, etc.) Y por otra parte impide que los filósofos morales confundan su tarea con la de los moralistas y se dediquen a indicar al total de los mortales lo que deben hacer, ya que esta tarea compete a la moral y a la religión.
Aceptando estos dos aportes del análisis lingüístico, un gran número de filósofos morales han renunciado a considerar el análisis del lenguaje como le objeto de la ética y lo utiliza solo como instrumento, como elemento para saber de que se va a hablar, pero si se introducen en el terreno de la ética normativa, aunque no prescribe directamente lo que debe hacerse, lo hace indirectamente. Esta es una época de éticas normativas frente a la ética descriptiva del momento anterior.
Una mirada a la actual panorámica ética de la impresión de que es una época de ética normativa, pero poco normativa. Esta impresión podría darse por el hecho de que el mapa ético actual coincide “felizmente” con el trazado de los mapas geográficos socio- políticos.
En los países que hasta hace poco se llamaban del “Este” la ética marxista-leninista se ha impuesto; en los anglosajones, el utilitarismo y el pragmatismo; en América Latina, la ética de la liberación, mientras que en el oeste del continente europeo continua ocupando los primeros puestos, la ética del dialogo.
La ética de liberación exige para los países latinoamericanos, un cambio personal y sociopolítico radical, un cambio en toda situación de opresión.
El utilitarismo perdura en los países de democracia liberal, la ética dialogica en países tendientes a la social democracia e incluso a la democracia radical, el marxismo-leninismo como ética el oriente europeo no precisa comentario.
Esta coincidencia ética-geográfica-social-económica y política puede producir la impresión que la ética, es una ética domesticada. Las éticas de esta época, poseen como patrimonio común a los factores materiales y a los ideales. Y esta característica común, es solo una de otras, puesto que resulta asombroso hasta que punto las éticas actuales han ido adquiriendo un cierto aire de familiaridad, una cierta semejanza en la diferencia. Las distintas tendencias han adoptado actitudes similares en puntos cruciales.
El utilitarismo: es la mas antigua de las doctrinas citadas, puesto que tiene su nacimiento en la Grecia de Epicuro, época de crisis sociopolítica (finales del siglo IV a.C.), en donde no es extraño que la pregunta moral se identificara con la pregunta por la felicidad individual: ¿Qué debe hacer un hombre para ser feliz?. La respuesta indica que lo que de hecho lo mueve a cualquier a actuar es el deseo de placer y la huida del dolor, la felicidad se identifica con el placer, la bondad de una acción se mide por la cantidad de placer que puede proporcionar. El utilitarismo, reelaborado por multitud de autores desde el siglo XVIII, permanece vigente en los días actuales.
El utilitarismo no considera que lo moral este relacionado con poseer cualidades excelentes, no identifica el ámbito moral con la realización del “ideal del hombre” y esta es una característica de las éticas dominantes actuales.
Las éticas de hoy, de igual modo que el utilitarismo de todos los tiempos, se limitan a fundamentos el hecho de que los hombres, e incluso todos los seres vivos, nacen con deseos o aspiraciones, preferencias e intereses o necesidades.
La tarea moral en estos tiempos no consiste en la tarea del héroe que lleva al máximo su humanidad, no es ética de perfección sino de la satisfacción, del máximo de satisfacción, respecto a deseos, necesidades, intereses y preferencia,
Este afán por fundamentar la moral en hechos, huyendo de lo que destaquen las excelencias humanas surge de diferentes causas, entre las que pueden destacarse dos por el momento: la conciencia de “naturalización” y de “finitacion” y el deseo de encontrar para la moral un fundamento objetivo, sobre el que se pueda argumentar.
La “naturalización” surge al comprobar que el hombre no es un ser dotado de características casi sobrenaturales frente al resto de los vivientes, sino que es un ser natural entre otros, precedente al igual que ellos de un mecanismo de la evolución, si en definitiva cada hombre surge por evolución, no posee razones absolutas para legitimar sus peticiones, por ello maximizar la satisfacción constituye la tarea moral. La moral se ocupa de maximizar, no la satisfacción individual, sino la social. El carácter social del bien moral es una de las características comunes a las éticas actuales.
Para cualquiera de las mencionadas anteriormente resulta inconcebible una meta moral que no incluya al resto de los hombres, e incluso en algunos casos, de los seres vivos. Los seres vivientes de acuerdo al utilitarismo desean el placer (hedonismo) y la constatación de que en los hombres no solo existen sentimientos egoístas, sino también altruistas, sentimientos sociales y que le muestran que el fin último no es el placer individual sino social. La satisfacción de los sentimientos altruistas constituye uno de
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