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Etica Social


Enviado por   •  24 de Mayo de 2015  •  2.796 Palabras (12 Páginas)  •  190 Visitas

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ÉTICA SOCIAL Y ÉTICA AMBIENTAL EN EL USO DE LOS RECURSOS

NATURALES

M. Ramón Llamas

e-mail: mrllamas@geo.ucm.es.

RESUMEN

Se analiza la gran influencia que han tenido los avances científicos y tecnológicos en la

vida social. Estos impactos suelen ser positivos pero también pueden resultar negativos.

Ello depende en buena parte del comportamiento ético de los autores de los avances. Se

hace ver la dificultad que puede existir en hacer llegar de modo adecuado al gran

público las incertidumbres inherentes a casi todos los avances científicos.

Los objetivos del milenio se comentan brevemente ya que su interés directo para España

es relativo. Se dedica algún espacio a la crítica del concepto de la limitación de los

recursos naturales. Se trata casi siempre de un problema de mala gestión más que de

escasez de los propios recursos. Se incide en la importancia de tratar de forma

equilibrada las cuestiones de Ética Social y de Ética Ambiental, ya que ésta por su

reciente importancia suele ser tratada insuficientemente o inadecuadamente. Se analizan

las relaciones entre Religión y Ética, que con frecuencia, debido a la herencia del

racionalismo exagerado de la Ilustración, no han sido adecuadamente tratadas. El

fenómeno indiscutible de la globalización demanda la existencia de una Ética

Ambiental universal. Esta Ética deberá estar fundada en el reconocimiento de la Ley

Natural, impresa en la naturaleza humana.

Palabras clave: ética social, ética ambiental, globalización, incertidumbres

científicas, ética y religión.

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1. INTRODUCCIÓN

El Instituto de España decidió organizar un ciclo de conferencias sobre LAS

IMPLICACIONES ÉTICAS DE ALGUNOS DEBATES CIENTÍFICOS. No trataba,

pues, de cubrir todo el amplio campo de dichos debates. Se vieron nada más algunos de

los temas que más frecuentemente están en la calle. Estos se refieren, además de un

marco general sobre la Ética Social y la Ética Ambiental (Llamas), al Cambio Climático

(G. Novo), al uso de células madre (Franco), al agua (Custodio) y a la energía

(Linares).

Es obvio que los debates científicos de los últimos decenios han tenido una gran

influencia en los importantes y rápidos cambios sociales que se han producido en la

sociedad mundial y de modo singular en la globalización.

Muchos de estos cambios son claramente positivos. Tales pueden ser, por

ejemplo, el mejoramiento generalizado de la salud humana y el aumento de la esperanza

de vida. Otros cambios han resultado muy negativos, como puede ser la fabricación de

armas de destrucción masiva, ya empleadas contra Japón hace poco más de medio siglo.

Otros muchos avances de la Ciencia y de la Tecnología tienen simultáneamente facetas

positivas y negativas, como, por ejemplo, puede ser el uso de Internet.

Con frecuencia, la sociedad -el hombre de la calle- acepta como buenas las

declaraciones de personas o grupos científicos que tienen o tenían un cierto renombre.

Sin embargo, esta aceptación parece estar derivando hacia una cierta desconfianza en la

veracidad y responsabilidad de las afirmaciones de algunos científicos. Con relativa

frecuencia se comprueba que las previsiones, por lo general alarmistas o catastrofistas,

de esos “sabios” no se han cumplido.

Esta situación, bastante generalizada, puede tener distintas causas. Sin duda, en

algunos casos se debe al afán de protagonismo de esos científicos que como muchos

seres humanos no actúan siempre con criterios éticos. Ahora bien en muchos o casi

todos los casos un factor importante es la dificultad que existe para presentar

adecuadamente a la sociedad civil las incertidumbres inherentes a casi todos los avances

de la Ciencia y de la Tecnología. Estos expertos parecen pensar que si no presentan sus

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resultados como “blancos o negros sino como grises” el hombre de la calle no va a

aceptarlos. Así pues, tenemos un problema que en parte es ético y en parte de la falta de

aceptación de la sociedad del concepto de incertidumbre.

Cabe preguntarse si sigue todavía vigente en la sociedad y en los políticos

españoles el famoso (y poco afortunado) dicho atribuido a Unamuno: “que inventen

ellos”. Somos probablemente muchos los que pensamos que la InvestigaciónDesarrollo-Innovación

de España está por debajo de donde debería estar y a gran

distancia del acuerdo de Lisboa de la UE., según el cual debería dedicarse a este tema

un 3% del PIB. En España esta cifra nunca ha llegado ni al 1,5%, aunque en las

propagandas electorales recientes estos pesimistas datos se camuflen de una forma u

otra.

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