Filosofia
claudiavero393427 de Diciembre de 2013
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INTRODUCCION
En este tema abordaremos la desigualdad de genero que existia en el siglo XIX, hacia la formación academica profesional
no obstante este proceso implico largo tiempo, gracias a la sociedad-cultural que estaba bajo reglas mas implicitas que explicitas
impidiendo el acceso a toda mujer. Sin embargo se logra que con un grupo de mujeres que contra viento y marea inician una lucha
para incorporarce al estudio y el ejercicio de las carreras liberales en México.
Dados son los casos de algunos personajes de los cuales mas adelantes hablaremos y explicaremos, como inica su lucha para
incorporarce a la educacion y su duficil trayectoria ante un panorama social, politico y economico.
Desarrollo
La integración de las mujeres al estudio y ejercicio de las carreras liberalesjavascript:; en México no fue tarea fácil.
En nuestro país fue hasta bien avanzado este siglo cuando las mexicanas irrumpieron de manera significativa
en las aulas universitarias. Sin embargo, los antecedentes de esta especie de conquista de las profesiones
"masculinas" se remontan a las postrimerías del XIX, cuando un reducido grupo de mujeres, "contra viento
y marea" logró abrirse paso en las escuelas superioresjavascript:; de aquella época. Con ello, no sólo dieron la primera
batalla contra quienes temían que su entrada al mundo cultural y laboral masculino rompiera el
"equilibrio" existente, sino que su ejemplo contribuyó a abrir la brecha por la que habrían de
transitar las nuevas generaciones. Tales fueron los casos de Matilde Montoya, Columba Rivera,
Guadalupe Sánchez, Soledad Régules, Ma. Asunción Sandoval de Zarco y Dolores Rubio Ávila,
cuyas difíciles trayectorias académicasjavascript:; representan un hito en las historia cultural del país.
Un ejemplo representativo de esta corriente de pensamiento es JOSÉ DÍAZ COVARRUBIAS,
a cargo del Ministerio de Justicia e Instrucción Públicajavascript:; Desde su punto de vista, la educación
femenina no debía orientarse hacia las carreras profesionales, pues consideraba que aún no
existían las condiciones necesarias para compartir con ese sexo "la alta dirección de la inteligencia
y de la actividad". Prueba de ello, decía, era la naturalidad con que ellas mismas asumían dicha
situación, al abstenerse de tomar parte en "las funciones sociales de los hombres, no obstante
que con excepción de las costumbres, nada les prohibiría hacerlo en muchas de las esferas
de la actividad varonil".
(Quitar las letras pequeñas de color verde)
Y en efecto, de acuerdo con las leyes de Instrucción Pública de 1867 y 1869, no existían impedimentos
formales que prohibieran a las mexicanas matricularse en la Escuela Nacional Preparatoria y, una vez
acreditados dichos estudios, optar por alguna de las escuelas profesionalesjavascript:; existentes. Aunque el plantel
nunca se definio como exclusivo de masculinos, pero si desde su existencia funcionaba como tal.
En contraste, desde las esferas oficial y privada, se impulsó el acceso femenino a la carrera magisterial,
al punto que, hacia finales de siglo, la matrícula de la Escuela Normal de Profesoras era bastante
superior a la registrada de Profesores. Entre los argumentos esgrimidos para justificar tal política
destaca la convicción de esta generación la capacidad innata de las mujeres en las tareas educativas,
para el cuidado moral y material de la niñez; "a todo prefieren esto, afirmaba Sierra, para nada
son más aptas.
(quitar letras verdes)
Tal
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