FILOSOFIA
hetiyo2 de Diciembre de 2012
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medio de su combinación. ¿Por qué -nos podemos preguntar – es importante esta distinción entreopinión y conocimiento? O incluso de un modo más radical ¿pero es posible el conocimiento ensentido estricto, es decir, existe algo más que la mera opinión?, y ¿cómo distinguir lo que es opiniónde lo que es conocimiento? Voy a tratar de centrarme en estas cuestiones para acotar el tema sin queello signifique renunciar a alguna que otra pequeña digresión que ayude a comprender laimportancia del tema.La distinción entre opinión y conocimiento no es originaria de Platón, sino que es heredada delfilosofo eléata Parménides que distinguió entre la vía de la verdad y la vía de la opinión.Parménides estableció la doctrina del ser (que el ser es y el no ser no es) distinguiendo de este modoentre un mundo aparente donde ser y no ser se mezclan y unen, un mundo que nos entregan lossentidos, cambiante y que se se construye según nuestro modo humano de percibir (casi podemosextendernos al sofista Protágoras y su relativismo “el hombre es la medida de todas las cosas...”), yun mundo real, eterno, inmutable, inengendrado, único, el ser lo llamará, al que se accede por mediode la razón y de un modo estrictamente lógico. Platón asumió al parecer este tipo de perspectiva, la búsqueda de un mundo estable en el que los significados de las cosas estuviesen establecidos y en elque uno supiese a qué atenerse sobre bases firmes. Pero en Platón esta distinción es la distinciónentre el mundo de las ideas y el mundo de las cosas visibles que nos ofrecen los sentidos. El mundode la opinión, el mundo de la doxa, es un mundo ilusorio, relativo donde no hay nada estable niseguro, donde una afirmación y su contraria son posibles, y por tanto donde no existen criteriosseguros ni establecidos para decidir la verdad de las afirmaciones que hacemos. Pero ello sucede porque el objeto sobre el que estamos hablando es una sombra, carece de estabilidad ontológica, noes un verdadero ser y nuestro juicio se elabora sobre pura apariencia. Si seguimos el pasaje de lalínea en ella podemos distinguir dos estados mentales, el de la imaginación y el de la creencia que juntos forman lo que se llama opinión. La imaginación es un conocimiento que tenemos de unobjeto físico por medio de una copia del mismo, por ejemplo, cuando veo la fotografía de alguien ouna imagen radiológica o un TAC de contraste. Si creo que la imagen es la realidad entonces estoyen estado de ignorancia, en cambio, si sé que es una copia y que no es el original entonces estoy enlo cierto. Respecto de los objetos físicos sucede otro tanto, en teoría los objetos físicos son copiasde ideas, de entes inteligibles, de hecho, nuestro conocimiento nunca versa sobre objetos sensiblessingulares sino sobre realidades universales inteligibles a las cuales imitan los entes físicos. Paraentender esto podemos pensar en el movimiento de los astros en el cielo, a primera vista parecenmovimiento sin orden ni concierto, pero en realidad describen y responden a figuras geométricas.Los sofistas afirmaban que el conocimiento del mundo de la realidad empieza y termina en elmundo de los sentidos, es decir, que conocer es tener sensaciones, percepciones. De ahí se deriva surelativismo, su subjetivismo, y en el terreno de la ética y la política su oportunismo. Platón luchócontra estas concepciones, no por motivos epistemológicos, sino por motivos prácticos, entendióque la forma de establecer una teoría ético-política segura pasaba por la crítica de las teoríassofísticas que centraban la argumentación en el problema de la seducción, de la retórica, y de laconvicción y no en el problema de la verdad. Por ello la distinción entre opinión y conocimiento esimportante, porque si no pudiésemos distinguirlas careceríamos de guía en la toma de decisiones yeso significaría que perseguiríamos falsos fines y emplearíamos medios erróneos para alcanzarlos,tendríamos
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