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Filosofia


Enviado por   •  18 de Marzo de 2014  •  Informes  •  607 Palabras (3 Páginas)  •  167 Visitas

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La tentación brinda una opción en la que el sujeto no se le presenta restricción alguna, la humanidad entonces cede a la tentación suponiendo que el camino correcto trazado por lo que desde la moral se consideraba como bueno o se aprueba a la final no es amistoso, pues demanda esfuerzo, trabajo, sacrificio, etc.

Recordemos, silogismo es un argumento que consta de tres proposiciones, la última de las cuales se deduce de las otras dos. Para este caso:

• La proposición mayor es que las restricciones no son buenas, no aportan a la satisfacción del individuo en función de la situación de esté en la vida, eudemonía, ni siquiera felicidad la cual es un estado del ánimo donde se halla complacencia generalmente procedida de la posesión.

• La proposición menor es que el ser moralmente responsable, tiene implícito restricciones.

• La conclusión entonces es que el ser moralmente responsable de acuerdo a los cánones de comportamiento enmarcados dentro del contexto social y cultural, no permite la plenitud de vida.

La validez de la conclusión depende a la final de la veracidad de la premisa mayor.

Es necesario dejar de entender a “las restricciones” como aquel medio por la cual se limita, desvirtúa o se niega la plenitud de lo evaluado. Más bien debemos entender que estas se presentan a favor de nuestra integralidad, sin estas se tendría vía libre para la satisfacción desordenada de los sentidos lo cual no corresponde a una vida que procura Amor.

La prueba, desde la religión, carece de todo sentido pedagógico, pues su autor se supone es un ser omnisciente. Si lo es, ¿cómo voy a decidir?, aún mejor ¿para qué decido? (para mí omnisciencia a la larga se relaciona mucho con la predestinación) ahora, si resulta que no paso la prueba ese ser omnisciente me va castigar, ¿si ya sabía que no aprobaba, para qué me prueba entonces? y peor aún… ¿para qué me castiga? ¿Para qué entonces el libre albedrío? El probar a alguien si al caso es de ver en esta realidad donde seres de limitado conocimiento requerimos el estar seguros de.

Tentación y prueba al ser desacralizadas adoptan un sentido útil para esta vida que es donde por ahora tenemos evidencia de un escenario donde obrar y dejar huella. Tal vez sea más apegado a la realidad el concebir estas como una coincidencia de situaciones en las que al final se obtiene un beneficio moral a la par de que se forja carácter. Tal vez ni la una ni la otra tienen por autor una inteligencia divina, sino la hay no hay porque el paliar nuestra opinión con el argumento de un propósito superior.

Provecho traerá cualquiera de las dos situaciones, a pesar de las lágrimas, del sentirse acorralado, etc. ¿Por qué? Pues porque acá es donde tiene cabida lo que podemos aprender del apóstol, perspectiva. Sabemos que a los que vivimos en el Amor o luchamos por esto, todas las situaciones obran para bien, y esto es solo posible verlo así si entendemos la naturaleza de las situaciones de manera positiva.

Entendamos la tentación y prueba como lo que son, un conjunto de situaciones de las cuales depende de cada quien sacar un provecho espiritual. Creo entonces no necesario meter un ser divino como autor y actor de estas, pues en algún punto se tendrá que forzar el argumento para mantenerle dentro de la lógica, decencia y sentido común. La idea de Dios debe quedar en el lugar donde suele ser más útil, el corazón, la sique, donde sirve como faro, ancla, alegría y consuelo, allí donde no se debe con creces excusarle.

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