Filosofia
SharonAime16 de Marzo de 2015
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Se habla muchas veces de pedagogía, cuando en realidad se está haciendo didáctica. Se confunde con frecuencia el quehacer educativo con el simple enseñanza. Se menciona, por otro lado, el diseño curricular y se alude al movimiento pedagógico. En algunos textos se identifica la pedagogía como la ciencia de la educación, aunque también se habla de ciencias de la educación (en plural). Aluden unos a la tecnología educativa, cuando en realidad debería hablarse más bien de tecnología de la enseñanza. No se tiene claridad sobre si el profesor es un profesional de la pedagogía o un experto en didáctica. En fin, muchos superponen los términos educación y pedagogía, otros los de enseñanza y didáctica, como si fueran sinónimos.
La enseñanza o instrucción representa un aspecto específico de la práctica educativa. Mientras que la educación se refiere al hombre como a un todo, y su práctica se diluye en la sociedad en su conjunto, la enseñanza como práctica social específica supone, por un lado, la institucionalización del quehacer educativo, y por el otro, su sistematización y organización alrededor de procesos intencionales de enseñanza-aprendizaje (o al menos de enseñanza…).
Y es justo allí, al hablar del “saber pedagógico” que se empieza a ilustrar la perspectiva epistemológica, ya que entra al corazón de dio saber, observando sus teorías, prácticas, métodos, discursos y hasta sus propios límites, con el fin de brindar un estatus de cientificidad a la pedagogía.
Entonces, la conclusión a la que llegan los autores es que la pedagogía puede definirse como un saber teórico-práctico generado por los maestros a través de la reflexión personal y dialoga sobre su saber y práctica pedagógica en el proceso de convertirla en praxis pedagógica, a partir de su propia experiencia y de los aportes de otras prácticas y disciplinas que se interceptan en su quehacer.
Concluyendo entonces, y como lo hacen los autores en cuestión, a lo largo de “Educación, Pedagogía y Didáctica: Una perspectiva Epistemológica” se puede afirmar que:
1. La educación no es un saber, una disciplina o una ciencia, por lo que no puede ser objeto de reflexión epistemológica. Entonces es un proceso amplío y una práctica social compleja
2. La didáctica y la pedagogía en cuantos saberes o disciplinas de segundo orden pueden ser objeto de reflexión epistemológica, además de arqueológica (saber) y genealógica (poder).
3. No se pretende a través del anterior análisis, afirmar la pedagogía como ciencia o como no ciencia, sino lo que se desea lograr es brindar a la misma, un cuerpo conceptual y nocional, dotado de historicidad y abierto a ser investigado, dado que la pedagogía estaba disuelta en otras disciplinas como la sociología, la psicología y otras
4. Proponer “la enseñanza” en vez de la educación como objeto articulador del saber pedagógico recupera la centralidad que ésta había perdido dentro de las Ciencias de la Educación.
Aquí se asume la pedagogía como un saber disperso, fragmentario y marginal en algunos casos; el sujeto de ese “saber” es el maestro, quien reflexiona sobre él mismo y sobre sus prácticas, siendo en dichas prácticas donde se producen los “objetos” del saber (escuela, niño) y su objeto mayor “la enseñanza”. Objetos, saber y sujeto se articulan en el discurso pedagógico, en el cual se estudian los enunciados y las relaciones de poder que refinan la pedagogía misma (Reflexión arqueológica y genealógica)
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