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Filosofia


Enviado por   •  19 de Junio de 2015  •  517 Palabras (3 Páginas)  •  208 Visitas

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René Descartes: Coincido enormemente con ustedes, apreciables hombres de fé. Todo filósofo debe tener firmemente cimentadas sus creencias. La búsqueda de la verdad lleva a su vez, la búsqueda del ser divino.

Para demoler el viejo edificio del saber de la antigüedad, yo utilicé la duda. No a la tan conocida duda escéptica, como la de los libertinos eruditos: sino una duda que, siendo radical, no es un estadio final, sino un punto de partida en el camino hacia la verdad. Se separa inicialmente entre el ámbito teórico o de las ideas y el práctico o del sentido del vivir. Por eso, no se extiende a la moral y a la fe. Por supuesto, la moral, que corresponde a la etapa de la duda, será provisional en espera de construir la ciencia universal, mientras que la fe quedará reducida a un grupo de creencias que se aceptan más por tradición, que por convicción racional.

De todas formas, la diferencia de la duda cartesiana con la escéptica se aprecia aún mejor cuando se tiene en cuenta su pugna contra el escepticismo. Éste sólo puede vencerse en su mismo terreno, es decir, mediante la aceptación de la duda, para a través de ella alcanzar la verdad, demostrando así que la duda no puede ser el estado definitivo de la razón humana. La verdad no es sólo una isla feliz en el océano del error, sino aquello que, en caso de existir, permite evitar completamente el error: no sólo aquel del que se es consciente, sino incluso su misma posibilidad. De ahí que error adquiera un nuevo significado: el estado en que inicialmente se encuentra su mente, o sea el conjunto de ideas de las que no puede afirmarse nada por falta de fundamento. Las ideas proceden de una triple fuente: el conocimiento sensible, la memoria y la lógica formal. Y cada una de ellas se halla desasistida de fundamento: el conocimiento sensible porque es pasivo (el objeto es dado o supuesto; los errores sensibles, como el del remo que al introducirse en el agua parece estar roto, son una ratificación de esta falta de fundamento); la memoria, por su parte, se refiere al pasado, pero el fundamento o se halla presente ante la conciencia o no es tal; por último, la lógica formal exige que la razón se fíe de unas reglas que no son evidentes, como la deducción de una conclusión a partir de las premisas. Pero, ¿cómo se alcanza entonces la realidad? A la realidad se accede mediante la voluntad: ya sea porque es la Voluntad divina que la crea ya sea porque se trata de una voluntad capaz, si no de crearla, al menos de afirmarla. Sin embargo, como no posee un criterio que le permita afirmar lo que es real, la voluntad se ve obligada a usar su poder infinito de forma negativa, rechazando la afirmación de todo lo que aparentemente es real, es decir, poniendo en ejercicio una duda universal. “La Filosofía es la que nos distingue de los salvajes y bárbaros; las naciones son tanto más civilizadas y cultas cuanto mejor filosofan sus hombres.”

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