Filosofia

. El Método Propio de la Ética

El objeto que estudia la ética es el hombre en su comportamiento concreto y real, por lo tanto, el método que utiliza debe ser adecuado a su objeto. No estudia la vida animal o vegetativa del hombre, y cuando necesita enterarse de algún dato referente a ese campo, recurre a la ciencia especifica que lo estudia, para informase, relacionándose así con la psicología, la sociología, el derecho, la política, la antropología, etc.

La ética tiene, como hemos dicho, un campo especifico y un propósito propio, y son estos los que la orientan en la elección de su método. Haremos tan sólo unas reflexiones generales entorno al método.

La palabra método tiene su origen en las voces griegas metá (hacía) y odós (camino), lo que nos indica que el método es un camino hacia el objeto que se requiere conocer. Es el objeto el que debe indicarnos cuál es el camino que nos conduce a él, es decir, el método que le acomoda, y sería absurdo usar métodos que no corresponden al objeto. Si lo quiero conocer es, por ejemplo, la circulación de la sangre en los mamíferos, debo usar los métodos experimentales de la biología y no los deductivos de las matemáticas.

El método debe adecuarse, entonces, al objeto que se pretende conocer. Ahora bien, el objeto que la ética estudia es el hombre, su libertad y su moral: esto quiere decir que su método debe adecuarse a objetos que son históricos, además, creados por el hombre y en los que interviene la voluntad del hombre mismo. Por otro lado, el investigador se encuentra comprometido con el objeto que investiga; los resultados no le son indiferentes y, además, él mismo es objeto de investigación.

Ya dijimos que el hombre no es un ente puramente natural, sino que está “sobre” la naturaleza; además, que lo que lo distingue es su libertad antológica, y que es esta la que hace posibles la moral y la ética como estructuras del hombre. También se ha señalado que el hombre, como género, se va creando a sí mismo históricamente y que, por lo tanto, su ser no puede considerarse, por ello, nunca como definitivamente terminado.

Para lo que ahora nos ocupa, que es el ser el moral del hombre, podemos reducir estas características en una frase: “la esencia del hombre es su existencia”. Esto quiere decir, que el hombre no tiene una esencia determinada y fija para toda la vida y en todas las épocas, si no que su esencia es ir haciéndose a sí mismo. De esto se desprende que al hombre como ente ético no podemos estudiarlo como si fuera un “objeto”, una “cosa” ya terminada e inmutable y que, por lo tanto, no podemos usar en esta investigación los métodos propios de las ciencias naturales y matemáticas que se ocupan de objetos. Debe elegirse un método adecuado al objeto que se estudia, pues cada objeto tiene sus características propias y su manera de presentarse al estudio.

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