Gasto Improductivo

Antes de comenzar a escribir sobre el tema del que habla Bataille en particular, hay que aclarar que el autor de “El límite de lo Útil" no es para nada un economista; sin embargo, su escrito resulta, para los que nos interesa el tema del que hablará Bataille, asombroso; independientemente de su conocimiento en cuanto a temas de economía crítica se refiere. Una clara amenaza para el orden mundial moderno.

Bataille menciona que la economía global (una economía general del Universo), desde los inicios de la historia, o incluso desde que el hombre empezó a reflexionar, se ha basado en la noción de producción y consumo; y dicha plataforma o base, es aquella con la cual se estudian todos y cada uno de sus fenómenos afines. Es, pues, la existencia cósmica de un excedente de energía que derrochará cualquier entidad viviente. No obstante, hay algo más importante que sólo la producción y el consumo: la noción de gasto. Este gasto, menciona el autor, no es para nado un gasto primario resultante de la propia producción, sino mas bien un sacrificio sin lucro: un gasto improductivo.

Para el autor de “Historia del Ojo” y “Dedo Gordo del Pie”, y como prueba de este excedente celeste, es que todos los seres vivos reciben su energía del desprendimiento que el sol hace de su propia energía; y, claramente, este es un ejemplo de un sacrificio; ya que el sol da todo sin recibir nada a cambio. De igual forma, todos los seres vivos, a través de esta energía dada por el sol, viven y se desarrollan; sin embargo, cuando se llega al limite de energía en el cuerpo de los seres vivos, estos cuerpos ya no tienen utilidad.

La economía, entonces, es la manifestación humana del mismo fenómeno natural; pero con un pequeño detalle, la ambición del ser humano, dada por la colonización de su subjetividad a través de la burguesía, ha distorsionado la función primordial de la economía que es dar sin recibir. Y es, justamente, lo que no hace la humanidad. A pesar de que el sol les de todo, sin recibir nada a cambio.

El sacrificio, menciona el autor, tiene una importancia crucial en la supervivencia de una cultura; y pone como ejemplo al imperio Azteca, en donde se promovían guerras para obtener esclavos, y quienes posteriormente serían sacrificados al sol, como pago por ser su dios. Así, estas sociedades consumistas, como la azteca, consumen voluntariamente este excedente celeste. Sin embargo, entendido ya lo de los párrafos anteriores, el sol no necesita que le den nada; su naturaleza está solo en dar. ¡La naturaleza de cualquier entidad viviente, y no viviente (si es que haya entidades no vivientes), es dar! A pesar de que el ingenuo humano (entidad reflexiva) piense lo contrario.

En efecto, el gasto improductivo, es una de las principales, sino es que la principal, razón de la existencia de la economía. Pero, deplorablemente, esta idea no es bienvenida en la sociedad. Tal vez, por eso Bataille nombró así a su obra: “La Parte Maldita”, ya que en este mundo ficticio, de consumismo y producción, la parte de noción de gasto (de gasto improductivo) resulta muy peligrosa para las civilizaciones actuales y futuras.

Aunque, naturalmente, el gasto improductivo, aquella parte maldita para la sociedad del consumo, prevalecerá a pesar de todo. Claramente, este gasto, o sacrificio humano, se llevará a cabo, tarde o temprano, con la muerte corpórea-terrenal (desaparición), independiente de la decisión de cualquier entidad viva. La guerra de las culturas, entonces, es el desperdicio por excelencia.

Para Bataille, existen sociedades heterogéneas y homogéneas: “la sociedad homogénea es la sociedad productiva, es decir, la sociedad útil. Cualquier elemento inútil está excluido, no de la sociedad total, sino de su parte homogénea.” En cambio, la sociedad heterogénea, se puede decir, comprende todos los resultados del gasto improductivo. Es decir, todo aquello que la sociedad homogénea rechaza. Por ejemplo, los sueños, la neurosis, los locos, los poetas, los productos excrementicos del cuerpo humano, el erotismo, etc.

En este caso, por pertenecer a la sociedad heterogénea, a pesar de que, pues, se estudie desde una sociedad homogénea, o sea, a través del intelecto y las palabras, su sentido último siempre escapará al ser humano; debido a que esto es inaccesible a la comprensión intelectual. Va más allá del lenguaje, de la supuesta “inteligencia” humana.

Bataille señala en su principio de pérdida o gasto incondicional

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