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Historia Del Estudio De La Filosofia En Honduras


Enviado por   •  4 de Marzo de 2013  •  1.921 Palabras (8 Páginas)  •  655 Visitas

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EL ESTUDIO DE LA FILOSOFIA EN HONDURAS

Tratar de explicar el estado de los estudios filosóficos suena pretencioso, por ello aquí solo voy a enunciar algunas cuestiones referidas al ámbito académico, a su origen, a las dificultades en el desarrollo de la filosofía académica, a los temas de estudio y algunas características de las investigaciones realizadas.

Los antecedentes pueden rastrearse con cierta precisión desde el siglo XIX ya que se encuentran datos que inician en el Colegio Tridentino de Comayagua y en la Universidad fundada por José Trinidad Reyes en 1847, con la formación de Bachilleres en Filosofía, y el cierre de esos estudios en 1882 cuando entra en vigencia el Código de Instrucción Pública del Gobierno de Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa. Pasaron casi 96 años sin que existieran intereses de parte del Estado por impulsar la enseñanza de la filosofía, algo que no es de extrañar en nuestro país en donde la mayoría de los gobernantes no han intentado edificar una nación desde unas bases culturales sólidas que nos coloquen en niveles cercanos al promedio del llamado mundo occidental. Más bien los encargados de la cultura oficial se han empeñado en mostrar asuntos folclóricos como la danza y la música costumbristas y no en erigir una plataforma cultural. El empeño oficial se ha cristalizado en mayores atrasos en el campo del conocimiento y de la técnica, y en producir individuos eficientes para el sistema.

Los estudio se reabren hasta 1978 con la fundación de la Carrera de Filosofía, ya que se consideró que ni el país ni la universidad podían desarrollarse sin la filosofía, se creyó que se necesitaban sistematizadores teóricos de la actividad académica, voces críticas y coherentes que contribuyeran a forjar nuestra cultura.

Entre otras cosas se pretendía lo siguiente:

• generar un sentido de totalidad hacia las cosas examinadas;

• Constituir un lenguaje conceptual que ayudara a describir y explicar las distintas esferas de la realidad, tanto material como espiritual;

• Ayudar a esclarecer los fundamentos, las finalidades, las estructuras y los sistemas de valores de los distintos quehaceres de la cultura;

• Contribuir al análisis, a la investigación de las ideas y a la creación del pensamiento filosófico;

• Formar profesionales críticos que dirijan proyectos de investigación para el nivel superior y en el nivel secundario, lograr una preparación filosófica, científica y didáctica adecuada.

Sobre todo: se intentaba aprender, enseñar y practicar la filosofía y para esto se exige conocer la historia de la disciplina, dominar sus métodos, considerar los problemas contemporáneos, relacionar teóricamente las diferencias, cuestionar, proponer y mostrar las posibilidades teóricas y prácticas. Con esas intenciones se organizó la carrera y su plan de estudios en dos grandes bloques: el de la formación general y el de la formación específica. El plan está cruzado por seis ejes de aprendizaje:

- la historia del pensamiento; - la lógica y la teoría de la ciencia;

- la filosofía fundamental; - la filosofía social; -los estudios complementarios;

- la investigación filosófica.

Para desarrollar todo este sistema hemos tenido la fortuna de contar con un grupo de especialistas nacionales y extranjeros dedicados a la enseñanza de la filosofía, por momentos el grupo se ha visto disminuido pero el cuerpo docente se ha reforzado con el aporte de los egresados de la carrera. En general puede afirmarse que hemos tenido un equilibrio a veces muy frágil. Más que todo por las dificultades presupuestarias, por el desinterés institucional hacia el desarrollo de la filosofía y a veces por ciertas características personales que han complicado la convivencia entre los estudiosos de la disciplina.

Con todo y que hayan pasado 28 años desde la fundación de la carrera de filosofía, carecemos de estadísticas y datos similares que ayuden a conocer el perfil del alumno que aspira estudiar filosofía, aunque si tenemos un perfil del egresado bastante detallado. Esto significa que todavía poseemos muchas deficiencias y hace falta más precisión en el currículo. Se han hecho intentos de cambiar los programas de estudio y otros elementos formales, esto se ha logrado con pocas dificultades, pero la honestidad y la voluntad de cambiar a profundidad está oculta y así, encontramos teóricos que simulan serlo o pragmáticos que parecen teóricos, también existe el diferente que hace las cosas en serio, algunos que van de paso y que utilizan los espacios académicos para otros intereses particulares. Espero que alguien se de por aludido, pero debe ser una característica del dedicado a la filosofía, tanto profesores como estudiantes, el de poseer por lo menos la voluntad de cambiar ciertas cosas que están mal y de mostrar inconformidad con los aspectos de la realidad que generalmente son vistos como normales y aceptables. Y el que se meta en estos asuntos no debe olvidar que será desmotivado, condenado y difamado. Pero esto es fundamental en el estudioso de la filosofía, no es más que incomodar cualquier orden establecido.

Sin embargo, algunos resultados generados por los profesionales de la filosofía se han visto en importantes contribuciones de filósofos hondureños y así, como se oye, filósofos por derecho propio, que con sus trabajos desarrollan importantes discusiones sobre temas de epistemología, filosofía educativa, temas de identidad nacional, sobre historia de las ideas, filosofía de la historia, investigación social, ética, bioética y filosofía del arte. Las producciones teóricas existentes enseñan la importancia de la construcción colectiva y que cualquier ensayo de pensamiento analítico exige respeto a otras disciplinas y participación de las opiniones que puedan parecer diferentes. Aunque no se trata de proporcionar un inventario completo de lo producido hay trabajos importantes de Irma Becerra sobre filosofía de la historia, de Augusto Serrano en epistemología, Oscar Soriano ha incursionado en la filosofía de la educación, Ramón Romero en asuntos de identidad y ética, Roberto Castillo en estética y en historia del pensamiento hondureño, Renán Rápalo en temas de filosofía social, Xiomara Bú con investigaciones en la bioética , en fin, son algunos de nuestros autores que desde la filosofía y la investigación generan discusiones y, de algún modo, estimulan a los nuevos estudiantes que se están formando en la carrera de filosofía.

Estos aportes forman parte del pensamiento nacional y han sido generados desde la carrera de filosofía y con profesionales que se desempeñan en el sistema educativo nacional. Pero, y esto es importante saberlo, tal producción no ha obedecido a unos esfuerzos sistemáticos y planificados por la Universidad, son más bien consecuencia del trabajo individual, aislado, o promovido por las exigencias laborales de otras instituciones.

Aquí hay algunos elementos que quiero resaltar y que, posiblemente, sean algunas de las características del pensamiento contemporáneo tanto de Latinoamérica como de Honduras. En esto están de acuerdo distintos pensadores como el cubano Pablo Guadarrama, el mexicano Leopoldo Zea o el peruano Augusto Salazar Bondy.

1. Hay una gran capacidad de recepción del pensamiento universal; sea de forma abierta o parcial, se aceptan los diversos resultados teóricos de escuelas famosas y de pensadores europeos en especial. Por ello, se pueden encontrar ecos de la filosofía analítica anglosajona, del marxismo, de la filosofía crítica, del existencialismo o del estructuralismo francés. Hay, pues, una recepción de lo universal. Incluso, se incursiona en el campo de las ideas con ayuda de moldes superados como los del positivismo. Esto hace que el tema de la originalidad, la autenticidad y los aportes al pensamiento universal provoque inquietudes.

2. Nuestro pensamiento se ve cruzado por dos tendencias, al parecer opuestas. Por un lado se nota la ausencia de una tendencia unificadora, definida y capaz de fundar una tradición de pensamiento nacional. Por ejemplo, el empirismo inglés es un producto casi totalmente británico y está presente en toda la filosofía inglesa. No existe una tradición semejante en nosotros, aunque a veces aparezcan inclinaciones prácticas ellas desaparecen cuando nacen nuevas influencias. A menos que se acepte que el carácter distintivo de nuestro pensamiento sea la ausencia de definiciones y una gran cantidad de concepciones recibidas.

Esto puede ser ventajoso ya que nos permite reflexionar más libremente y no encerrarnos en rígidos esquemas. Pero también tiene sus dificultades; una de ellas es que puede provocar un relativismo en las ideas que nos hace creer que cualquier reflexión deba ser aceptada ya que la elabora alguien con formación filosófica, que seamos también muy sensibles a la crítica, hasta generar intolerancias o inconsistencias teóricas, ya que podemos mezclar elementos dispersos y mostrarlos con cierta coherencia, a veces forzada, pero que suenan bien.

La segunda es la existencia de una tendencia humanista y desalienadora, que trata de situar al individuo en niveles superiores de humanización y que lucha contra las fuerzas que lo enajenan. Esto último posiblemente sea un componente básico del pensamiento nacional ya que, sin importar las diferencias partidistas que existan o el área de investigación, en los distintos productos teóricos se nota el interés por elevar al individuo y por señalar los problemas que nos mantienen en el atraso. Esta tendencia puede encontrarse en el periodismo y en la literatura desde 1800 hasta la fecha. Igual se nota este humanismo desalienante en las obras teóricas de los académicos nacionales y en el trabajo colectivo de investigación acerca de la realidad nacional. Se necesita definir esas tendencias y corrientes y descubrir otras que se van gestando.

3. Otra característica es que la influencia de los aportes filosóficos es muy reducida, hay pocas tesis expuestas o ideas nuevas que puedan incorporarse al pensamiento mundial. Los exponentes más relevantes son académicos y hay otros que participan en el proceso educativo, pero su efecto es local, es muy limitado o se desconoce su importancia. Algunos de esos aportes obtenidos en las investigaciones sociales son tan especializados que solamente son manejados como material de consumo interno en las instancias técnicas de la educación o de las agencias internacionales. Se requiere, entonces, intentar la divulgación de esos trabajos.

4. Otra dificultad que aparece entre los especialistas de la historia, de la filosofía, y en general en nuestras ciencias sociales, es el de las periodizaciones. Se han impuesto periodizaciones que corresponden a la historia europea o que han sido tomadas del materialismo histórico o de corrientes similares, por ello se necesita elaborar otras formas de ordenar los períodos que ayuden a comprender de mejor modo nuestra complejidad; periodizaciones que tomen en cuenta el grado del desarrollo mundial, el contexto específico en que nacen las ideas, los conflictos sociales, políticos, ideológicos, las diferencias étnicas y otras formas de la vida espiritual como la religión el desarrollo artístico y literario, los niveles de intercambio y de comunicación que faciliten el análisis de nuestra realidad y el acceso a la producción filosófica universal. Tomar en cuenta, también la existencia de criterios opuestos, de opiniones diferentes a la nuestra y que ayuden a elaborar mejores teorías.

5. Por último, existe un gran distanciamiento entre los que practican la filosofía y su comunidad. Es muy difícil ver en nuestros pensadores concepciones en donde el pueblo se reconozca, y no es que la filosofía tenga que ser popular, pero cuando es un producto espiritual que sabe expresar la conciencia nacional y es aceptado por sus repercusiones éticas y políticas, puede llegar a formar parte de grandes grupos sociales. Entonces, ¿cómo superar estas dificultades?

La cuestión está en no perder de vista que la mejor tradición del pensamiento nacional y latinoamericano y las ideas que más han trascendido se distinguieron por su carácter emancipatorio y por la función social progresista que han desempeñaron.

De aquí se desprende otras preguntas: ¿cómo mantener esa tradición?, ¿cómo seguir manteniendo la tesis de Sócrates de que el conocimiento conduce al bien? ¿Cómo fundir ese presupuesto con la despreciada tesis número 11 de Marx de que no sólo basta contemplar la realidad sino transformarla?

Hecho por. Lic. Gustavo A. Zelaya Herrera

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