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Historia De Honduras

175510 de Septiembre de 2012

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La literatura centro-americana es muy rica y bellísima, cuando hablamos de una literatura referente a esta región, estamos admitiendo que los escritos de los diversos países de Centroamérica se asemejan, sean por las condiciones climáticas, sean por las condiciones socioculturales.

El poeta, historiador, ensayista, periodista y académico Medardo Mejía (1907-1981) fue uno de los que utilizó seudónimos (Antonio Rumanon, Segismundo Topilzín, Luís C. Martínez) para sus publicaciones.

Medardo Mejía nació en Manto, Olancho en 1907 y se trasladó muy joven a la capital hondureña para realizar sus estudios universitarios. Hombre de ideas revolucionarias encontró su escenario para escribir en el periódico que editaba en Tegucigalpa su coterráneo Froylán Turcios. De espíritu acucioso se dedicó a la investigación de hechos y personajes de nuestra historia, convirtiéndose en uno de los abanderados de una generación de escritores que cambiaron el concepto de relatar la historia por la de analizarla y comentarla para entender sus efectos en el presente y el futuro. Medardo Mejía legó una serie de obras que nos han permitido conocer con más claridad el pasado nacional. Pero Medardo no sólo fue historiador, fue un exquisito poeta y un periodista que fustigaba desde sus columnas a quienes atentaban contra la democracia y los derechos del pueblo. Su muerte en la ciudad que le adoptó como uno de sus hijos se produjo en 1981.

En próximas ediciones haremos referencia de otros famosos hijos adoptivos de Tegucigalpa que después de luminosas trayectorias partieron a las regiones desconocidas e incorporaron sus nombres a las páginas de la historia hondureña.

Relataremos sobre otros personajes que hicieron de Tegucigalpa su segundo hogar, viviendo por muchos años hasta su muerte considerándolos capitalinos porque sus respectivas trayectorias hicieron historia en la noble ciudad que está por cumplir 428 años de existencia en la geografía nacional.

Hoy hemos seleccionado a un artista del pincel, un prestigiado médico, un eminente jurista, un recordado periodista y humorista y un ciudadano emprendedor que dedicó su vida al folclor nacional.

Tradición historiográfica y otros estudios históricos

Medardo Mejía y el proyecto de una historia general de Honduras.

En este trabajo sobre el historiador hondureño Medardo Mejía (1907-1981) es más aproximativo que conclusivo sobre sus aportes a la historiografía hondureña. Se presentan dos de las principales cambios que Medardo Mejía realizo dentro de los estudios históricos en honduras, como la introducción del marxismo y la elaboración de una historia general de Honduras de largo alcance en seis volúmenes. En tal sentido, este trabajo se centra, de una forma crítica, en lo que podría denominarse «el proyecto de Medardo Mejía de producir una historia general de Honduras».

Medardo Mejía , sin lugar a dudas, ha sido uno de los escritores más polifacético y prolífico dentro de las letras hondureñas, quien solía decir de sí mismo que: “Soy un mal historiador que suele escribir muchas páginas históricas y un buen poeta que escribe malos versos”. No obstante, Ramón Oquelí, también escritor, interpretó las palabras de Mejía como: “… una broma resultado de su jovial talante, ya que en efecto escribió buenos poemas y buenas páginas históricas” (Oquelí; 1995, p.157).

Pero es difícil querer definir el desempeño intelectual de Medardo Mejía únicamente como un ensayista o historiador, ya que éste trabajó con muy buen suceso géneros como la poesía, el cuento y el teatro; además, no sólo se formó en el periodismo, sino que lo ejerció con gran acierto. Así, dada su polifacética producción, en este breve ensayo únicamente se realiza un acercamiento a la obra de este autor en cuanto el estudio de la historia de Honduras.

Si bien Medardo Mejía no fue un historiador de profesión, sí fue un intelectual y un cientista social que se dio a la tarea de comprender la sociedad hondureña tanto en su historia como en su momento presente. En ese sentido, desarrolló una especie de sociología de la historia de Honduras que es preciso sistematizar. En tal sentido, este trabajo se centra en lo que podría denominarse «el proyecto de Medardo Mejía de producir una historia general de Honduras».

Medardo Mejía representa en sí mismo, a mi modo de ver, una transición dentro de la historiografía hondureña del paso de una historia factual y política, a una historia de proceso. Como resultado de esta circunstancia, los aportes historiográficos de este autor pueden ubicarse en una triple dimensión. En primer lugar, realiza una especie de biografía política de Honduras por medio del estudio de una serie de personajes sobresalientes de la historia del país, como José Cecilio del Valle, Francisco Morazán, Juan Lindo, José Trinidad Cabañas, Ramón Rosa y Paulino Valladares entre otros; en segundo lugar, representa el único esfuerzo, hasta ahora, de escribir una historia general de Honduras en varios volúmenes; y, en tercer lugar, desarrolla una suerte de historia intelectual del país por medio del estudio y rescate de pensadores como José Cecilio del Valle, Ramón Rosa, José Antonio Domínguez, Salatiel Rosales, Alfonso Guillén Zelaya y Ramón Lobo Herrera.

Bajo estas tres líneas de estudio, Medardo Mejía, como puede verse en su obra, no fue únicamente un investigador de archivos y documentos, sino que buscó más bien reinterpretar la historia de Honduras desde una: “... aguda percepción intuitiva y socialista por estudio y convicción, campesino, obrero y universitario” (Oquelí, 1995, p. 97).

Es durante la década de los cuarenta que este autor inicia el estudio de la historia de Honduras, y como él mismo lo expresó:

“A la Historia de Honduras le entré por el lado de don Juan Lindo, quien fue un desvergonzado con talento, para poner de relieve que hoy tenemos desvergonzados tontos. Don Juan siempre estuvo allí donde estaba el poder, porque tenía sus mirajes. En el Rimado de Paribusnos casi está definido don Juan Lindo (....)”.

Al libro Don Juan Lindo le siguió otro titulado: El general Trinidad Cabañas, soldado de la República Federal, en el cual plantea la polémica sostenida por Fernando Ferrari, quien estaba interesado en probar que Guardiola, su pariente, era mejor que Cabañas, porque Guardiola había defendido a Honduras y Cabañas la había atacado con fuerzas salvadoreñas, aparte de que Cabañas había entregado el país a los Estados Unidos y había sido aliado de William Walker. Todo esto fue refutado a satisfacción del público, además de que Mejía pudo ver con más claridad como una gran potencia iba penetrando en el país en la era de los ferrocarriles. Acerca de su producción intelectual en temas de la historia hondureña, Mejía refería que:

“Además publiqué varios ensayos en la Revista de Guatemala de Luís Cardoza y Aragón y en otras: “Capítulos Provisionales sobre Paulino Valladares”, “José Antonio Domínguez y el Himno a la Materia”, ”Alfonso Guillén Zelaya en la Ruta de la Dialéctica”, “Salatiel Rosales, Director de El Éxodo”, en Guatemala, desgraciadamente perdido” (Cfr. Salinas, 1991, p. 65 ).

Sin embargo, es hasta finales de la década de los cincuenta e inicios de los sesenta cuando en la obra de Medardo Mejía se observa claramente un viraje teórico en la forma de comprender y analizar la historia de Honduras, al asumir el marxismo como teoría y metodología analítica.

Claramente este autor tomó conciencia durante la década de los cincuenta y sesenta del siglo XX, que dentro de la historiografía hondureña se requería de una nueva obra de la historia general de Honduras; de esta manera, los textos de Vallejo, Canales y Durón, aun cuando se reconocían sus aportes, resultaban insuficientes para poder avanzar en la compresión del pasado hondureño. Sobre este punto, con respecto a la obra de algunos de historiadores que le precedieron, Medardo Mejía expresaba lo siguiente:

“El Dr. Antonio R. Vallejo fue un erudito. Tenía que serlo: su base cultural era enorme. Fue uno de los pioneros más activos y eficientes de la Reforma. Él organizó el Archivo Nacional trayendo cargas de expedientes de los departamentos a lomo de mula. Él fue el demarcador teórico de las fronteras hondureñas, con documentos a la vista. Él empezó a publicar la historia social de Honduras.

Y escribió tantas cosas, que debía haber un Archivo Vallejo. Desgraciadamente las ratas humanas que lo destruyen todo, quizás hayan evitado esa posibilidad.

El Dr. Rómulo E. Durón es otro gigante en el medio. Cuanto se sabe de historia de Honduras, se le debe a Rómulo. Bosquejos, breves historia, biografías, semblanzas, artículos, sobre qué no escribió. También debía haber una biblioteca con sus obras que se llamara Biblioteca Rómulo E. Durón.

Una vez Paulino Valladares —hombre muy aficionado a la historia— pidió en un artículo publicado en La Estrella de Granada, Nicaragua, que don Félix Salgado fuera ahorcado en la plaza pública por falsificador de la historia nacional.

Se refería el periodista a que don Félix decía en su “Historia de Honduras” que el golpe de Estado de Manuel Bonilla en 1904, no había sido tal golpe, sino apenas un susto que don Manuel le había querido dar a los diputados liberales encarcelados en la Penitenciaría varios años. Don Félix —maestro de juventudes, muy querido en los centros colegiales— fue un historiador conservador” (Cfr.

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