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Incidencia de la religión en contrapunto con el mercantilismo y el capitalismo en la construcción de la idea del trabajo


Enviado por   •  7 de Agosto de 2017  •  Monografías  •  3.189 Palabras (13 Páginas)  •  203 Visitas

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Incidencia de la religión en contrapunto con el mercantilismo y el capitalismo en la construcción de la idea del trabajo. MONOGRAFÍA

Materia: Seminario

Profesor:  Orayen, Jorge

Alumnos:  Girolami, Santiago

                   Gumy, Fausto

                   Fernández, Emiliano

                   Fernández, Leandro

                 

                 

Fundamentación:

El interés del tema surge a partir del amplio abanico de posibilidades en las que se empieza a pensar el trabajo y a como se cataloga el fruto del mismo en el momento en que el hombre entra en la modernidad. Partiremos de un principio de influencia en el orden religioso que tiende a un pronunciado condicionante Teo centrista, dentro de un contexto en donde la forma de gobierno preponderante tiene una base monárquica influenciada por el poder de la iglesia católica, por lo que el trabajo y su resultado serán sinónimo de armonía y paz, de salvación y castigo, dotándolo de un significado humanista apartado de toda necesidad de posesiones materiales propias, pero a su vez, sujeto a un mundo de crecimiento social y urbano pujante, que arrastra al hombre a valorizar el comercio, el intercambio, la manufactura, y los resultados de las mismas por sobre los cultos divinos. Esto último daría lugar al nacimiento de un mercantilismo propio de una época en la cual florecerá la idea del comerciante como figura central, ubicado en el mismo orden socio-político-cultural de las grandes cúpulas del poder, ellos comprenderán el máximo engranaje en la obtención de volúmenes de riquezas y como consecuencia de satisfacción del “buen vivir” de la sociedad. Este nuevo paradigma pondrá en jaque al clero que deberá encontrar su lugar dentro de una concepción a la que siempre le fue esquiva como era la de los bienes gananciales y lograra servirse de ella, poniendo precio a la limpieza del pecado y a la entrada al paraíso para expandirse y crecer económicamente, ya no condenando sino utilizando esta nueva ética comercial para su beneficio. Comprenderemos por ultimo como esta nueva posición de la iglesia genera conflictos en quienes no conciben una idea ambigua entre religión, trabajo y dinero, dando lugar al inicio del protestantismo y sirviendo a las ya nuevas necesidades de desarrollo social producto de la acumulación de capitales que introducirán al mundo en un periodo de industrialización trayendo aparejado un notable sentido de individualismo, el hombre ya no es dueño de sí mismo ni de su trabajo.

El recorrido entonces planteara a un hombre cuya idea de trabajo se irá modificando según sus criterios de logros y beneficios, acompañados por un sentido religioso y de desarrollo social que lo terminara arrojando a la alienación.

Desarrollo:

                      Los Primeros principios religiosos del trabajo:

Proveniente de la edad media y la época feudal, donde se trabajaba la tierra para subsistir obteniendo alimentos y rindiendo tributos a los poseedores de las mismas, hasta avanzar y llegar a pensar en el campesino como una persona libre, el hombre comienza a adentrarse en la modernidad, donde el cristianismo y la moral jugaran un papel preponderante en la construcción de la idea de trabajo en un tiempo en el que empezara a forjarse el concepto de lo reflexivo y lo social, cargado de sentido espiritual aplicado a fines comunitarios.

Nacía un pensamiento desarrollado bajo “la patrística y la escolástica“ que asumía el rol del trabajo en pos de un bien superior y también como deber natural del hombre, en un principio partiendo de un criterio de esfuerzo donde los beneficios de la adquisición de bienes materiales por medio del empleo del mismo para ser considerado moralmente aceptado debían ser utilizados para fines caritativos.

(…) Según San Agustín, todo trabajo manual es bueno, pues es ley de la naturaleza que el hombre se procure por el trabajo personal y por el trabajo colectivo de la comunidad lo que le hace falta para vivir, además de la función caritativa que pueda darse a los frutos del trabajo (...)

-Repensar el trabajo, Martin Hopenhayn, Pág. 63

Existía un dualismo en esta instancia, trabajar era significado tanto de realizar labores productoras de recursos para la caridad, como así también lograr la liberación del alma y en consecuencia dar lugar a los pensamientos sobre Dios en el mismo tiempo que se realizaban estas tareas.

En el trascurso de ese periodo, el trabajo se supondrá obligado solo para los monjes con el fin de suministrar los bienes necesarios para mantener el monasterio, fomentar la fraternidad y abstraerse de los placeres del mal, limpiando el alma mientras se iba alternando trabajo y oración, desde este ángulo, la ética franciscana ira disintiendo con el dualismo platónico de San Agustín, condenando la propiedad inmueble y permitiendo solo poseer las propias herramientas para la labor. Inmersos en esta concepción de trabajo con un marcado desapego a lo material, los franciscanos aportarán la idea de "alegría", adquirida mediante la satisfacción de emprender por la gloria y gracia de Dios, alegría tomada no como fin sino como producto de servir a Dios, de no ser así y trabajar en busca de esa alegría sería visto como auto-adoración o exaltación del ego e iría en contra de los principios pregonados en su ámbito religioso.

Marcando una notable diferencia con esta línea de pensamiento, entrara en juego la jerarquía profesional establecida por Santo Tomas, quien al igual que platón separa al trabajo manual que inclina a los hombres a las cosas, del trabajo intelectual que los hace dignos y autónomos para volverse hacia Dios sin obstáculos.

(…) Todo bien material es un bien relativo, en tanto subordinado al bien absoluto. Así, en tanto los bienes sean considerados meros medios, la variedad de su extensión no hace al propietario más o menos bueno. La regla moral de la satisfacción de las necesidades no contradice a la ley de la adquisición. (…)

-Repensar el trabajo, Martin Hopenhayn, Pág. 65

De esta manera Santo Tomas empezara a adecuar la rigurosa ética religiosa del trabajo hacia una concepción susceptible a los cambios sociales que se avecinaban de la mano del desarrollo comercial y la propiedad, y sin embargo condenando este emergente vicio de los actos mercantiles reivindicando al artesano y al campesino por encima del comerciante. A su vez para Santo Tomas, Dios siempre será la causa absolutamente primera relegando al obrero a convertirse por efecto en causa segunda, aunque no por ello lo considerara menos importante, ya que este será el fabricante, creador y transformador de la naturaleza a imagen y semejanza de la obra de Dios.

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