Independencia infantil

Independencia infantil

"Un sistema educativo basado en la libertad debe tener el objetivo general ayudar al niño a obtenerla, y debe tener como objetivo específico liberar al niño de las ataduras que Inmutan sus manifestaciones espontaneas. Poco a poco, mientras el niño recorre su camino, se manifestará libremente a si mismo con más claridad y verdad, revelando por lo tanto su propia naturaleza.

Es por esto que la primera influencia educativa sobre el niño debe tener como objeto guiar al niño por el camino de la independencia.

 Nadie puede ser libre si no es independiente, por tanto, para lograr esta independencia, las manifestaciones activas de la libertad personal deben ser guiadas desde la más temprana infancia. A partir del destete, los niños inician su propio camino a través de la ruta de la independencia.

Sin embargo, aún es dependiente ya que no puede caminar, lavarse o vestirse, tampoco puede pedir lo que quiere con un lenguaje inteligible. Es el esclavo de todo mundo. Pero para cuando cumple tres años, el niño debe haberse hecho independiente y libre en gran medida.

Aún no hemos comprendido claramente el contenido de independencia, ya que las condiciones sociales en que vivimos aún son serviles. Donde hay sirvientes, las condiciones sociales no pueden propiciar la idea de independencia, de la misma forma que cuando prevalecía la esclavitud, la idea de libertad era obscura.

Si la enseñanza de los niños pequeños debe de ser eficiente, debe ayudarlos a que realicen el tipo de actividades que pueden hacer por sí mismos, y que los previenen de convertir en una carga para los demás debido a sus inhabilidades. Debemos ayudarlos a que aprendan como caminar sin ayuda, a correr, a subir y bajar escaleras, a recoger objetos que se caen, a vestirse y desvestirse solos, a lavarse, a expresar sus necesidades en una forma clara y a tratar de satisfacer sus deseos por medio de sus propios esfuerzos. Todo esto es parte de una educación para la independencia.

Nosotros nos convertimos en sirvientes de los niños, y servirlos de esta forma no es menos fatal que hacer algo que tienda a sofocar sus propias acciones espontáneas útiles.

Creemos que los niños son como títeres. Los lavamos y alimentamos como si fueran muñecas. Nunca nos detenemos a pensar que un niño que no hace algo es porque no sabe cómo hacerlo, pero debería saberlo y la naturaleza le ha dado todos los medios para aprender a hacerlo. Nuestro primer compromiso con él, es ayudarlo a realizar actos útiles. Una madre que alimenta a su niño sin hacer el más mínimo esfuerzo para ensenarle como sostener une cuchara o como encontrar su boca, o que mientras come no lo invita a observar por lo menos como se hace, no es una buena madre. Esta madre ofende la dignidad humana de su hijo en tratarlo como un títere, siendo que por naturaleza el niño es un hombre que le ha sido confiado a su cuidado. Todos sabemos que se requiere de mucho más tiempo y paciencia ensenar a un niño como comer lavarse y vestirse que el alimentarlo, bañarlo y vestirlo. Quien hace lo primero es un educador, quien hace lo último realiza un simple trabajo de un sirviente.

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