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Introducción A La Teorías De Las Ciencias


Enviado por   •  6 de Abril de 2014  •  19.078 Palabras (77 Páginas)  •  143 Visitas

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Introducción Teoría de la Historia de las Ciencias

Juan Jóse Saldaña

INICIO ÍNDICE

Estudio sobre las fases principales de la evolución de la historia de las ciencias.

A. LA NOCIÓN DE CONTINUIDAD

I. La historia de las ciencias como un continuum

1. La Revolución Científica es considerada en el siglo XVIII como una fundación ex nihilo

El modelo de historia de las ciencias continuista fue adoptado bajo la influencia de una filosofía del progreso. Los historiadores de las ciencias buscaban aprehender la esencia de las revoluciones científicas que habían tenido lugar en el pasado (asociadas a los nombres de Copérnico, Galileo, Bacon, Descartes, Newton), y también destacar las revoluciones entonces en curso para mostrar el carácter progresivo de sus propios trabajos.

En el siglo XVIII ya no se teme hacer frente a las nuevas ideas. Si De Revolutionibus de Copérnico había necesitado del prefacio de Andreas Osiander que lo justificó como una "hipótesis matemática"; y si, en cambio, en el siglo XVIII los sabios están conscientes del carácter revolucionario de sus trabajos científicos, es porque la sociedad en la que se desenvuelven ha cambiado también enteramente. Ahora existe un interés por sus trabajos, lo cual no era el caso en el siglo XV. Los intelectuales y los científicos ocupan ahora un lugar en la sociedad y ellos han aportado en alguna medida los medios para lograrlo. Su punto de partida es la concepción de la ciencia que fue desarrollada a partir del Renacimiento, la cual se caracteriza por una visión mítica. La ciencia es, para algunos de entre ellos, el resultado de una constitución ex nihilo por hecho, de la ruptura con Aristóteles y la, Escolástica: para otros, se trató de, una revolución fundadora llevada a cabo durante el siglo XVII por las ciencias físicas y matemáticas, y donde la obra de Newton es su expresión más acabada. En astronomía, sería a Copérnico a quien habría que remontarse.[1]

No fue, en efecto, sino hasta el siglo XIV que van a reunirse las condiciones de existencia de un nuevo medio intelectual. Es, inicialmente, en las ciudades italianas donde se encuentran tales condiciones: "reunión e igualdad efectiva de la nobleza y de la burguesía: formación de una sociedad que experimentaba la necesidad de cultivar su inteligencia y que poseía el tiempo y los medios"[2].

Esta revolución -como Jacob Burckardt la llama- aportó poco a poco "la atmósfera donde vivirán todos los espíritus cultivados de Europa"[3]. Ella haría salir, en un primer momento, a la ciencia de los conventos donde se había refugiado y, en un segundo momento, esta "atmósfera" se enriquecería con una "gran masa de materiales" recogidos de los autores antiguos. Los humanistas primero, y los sabios después, serán los productos de este movimiento. Los estudios filológicos y el conocimiento empírico serán "los métodos' iniciales, mientras que las matemáticas y el experimento científico vendrán posteriormente.

Este movimiento de "gentes cultivadas" ya ha transformado en profundidad el pensamiento europeo hacia el siglo XVI. Sin embar-go, no se trata entre los humanistas de una lucha para promover una doctrina particular o una filosofía stricto sensu. Más bien, ellos querían oponer su punto de vista anti-aristotélico y antiescolástico al de sus contemporáneos tradicionalistas. Este punto de vista estaba también marcado por su aptitud para recibir los nuevos conocimientos. Esta République des lettres que se interesa por la bonae litterae y cuyos miembros se unen por la sodalitates litterarum. Esta République des lettres se desarrolló al interior de las universidades, pero también, y sobre todo, en su exterior. Sus innovaciones múltiples, la curiosidad y la pasión de conocer de sus miembros están entre los factores que determinaron el declive del sistema universitario medieval a través de Europa. Los humanistas se abrieron una nueva vía al nivel de la enseñanza. Así, en diciembre de 1520, la Academia de Ciencias fue fundada en Padua y otras instituciones similares comenzaron a surgir gradualmente.

El anti-aristotelismo de los humanistas que era algunas veces dogmático -señala Kuhn-, tuvo, pese a ello, repercusiones en el terreno de la ciencia, ya que facilitó una ruptura"... con los conceptos radicales de la ciencia de Aristóteles"[4].Esta tradición de apertura del pensamiento humanista dominante fuera de las universidades, tuvo también el efecto de fertilizante del pensamiento científico. Lo anterior es puesto en evidencia por los más grandes científicos del Renacimiento (Copérnico, Gali1eo y Kepler), quienes hicieron suyas dos ideas no aristotélicas: “una nueva creencia en la posibilidad e importancia de descubrir regularidades aritméticas y geométricas en la naturaleza, y una nueva, visión del sol en tanto que fuente de todos los principios vitales y de las fuerzas en el universo” [5] Esta liberación frente a la autoridad de la tradición constituía el elemento nuevo en el medio intelectual de ese siglo. Copérnico en astronomía encontrará sobre todo en este espíritu de apertura, es decir, fuera de la astronomía misma, las razones que lo persuadieron de la insuficiencia de la astronomía antigua y de la necesidad del cambio, ya que, como lo ha constatado Kuhn, "Hasta medio siglo después de la muerte de Copérnico no ocurrieron cambios potencialmente revolucionarios en los datos disponibles a los astrónomos" [6]. "Copérnico -nos dice Alexandre Koyré- no es un especialista estrecho, un 'astrónomo' técnico, sino un hombre profundamente imbuido de la rica y completa cultura de su época, artista, sabio, erudito, hombre de acción: un humanista en el mejor sentido del término”. Y en astronomía., “fue un discípulo, el más grande de los discípulos de Ptolomeo” [7] .

El año 1543, fecha de la publicación del Revolutionibus Orbium Coelestium [8] de Copérnico, fue visto como el símbolo del fin de un mundo y el principio de otro. En el siglo XVIII el historiador de la astronomía Jean Sylvain Bailly consideró a Copérnico, por su “espíritu sedicioso", como a aquél que “,... desembarazó a 1a humanidad de un largo prejuicio que había retardado todos los progresos"; y porque propuso olvidar "... el movimiento que nosotros no vemos, para creer en aquél que no sentimos". "Copérnico había percibido la verdadera apariencia del sistema..." [9] .

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