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JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y LA EDUCACIÓN


Enviado por   •  10 de Marzo de 2013  •  1.722 Palabras (7 Páginas)  •  599 Visitas

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JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y LA EDUCACIÓN

José Ramos Bosmediano, miembro investigador de la Red Social para la Escuela Pública en América, ex Secretario General del SUTEP

La contribución de José Carlos Mariátegui a la educación es un planteamiento ligado a sus aportes a la comprensión del Perú como una realidad irresuelta desde el punto de vista de su independencia y de su desarrollo nacional Su visión de la realidad nacional en su conjunto, partiendo del análisis de la base económica y social (“Esquema de la evolución económica”, “El problema del indio” y “El problema de la tierra”), es la clave para comprender sus planteamientos sobre el problema de la educación peruana (“El proceso de la instrucción pública”). Aquí está la aplicación del método de análisis que utilizó Mariátegui en su libro magno, los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, libro que leí por primera vez cuando cursaba el 2º año de Secundaria durante un viaje en barco desde Iquitos hasta Yurimaguas (4 largos días que hubiesen sido como siglos sin ese libro). En Temas de educación, un libro complementario sobre el problema educativo, a nuestro criterio, el Amauta aborda temas concretos de gran actualidad, como la enseñanza pública, la libertad de enseñanza, entre otros. Pero, reiteramos, ambos textos no pueden ser comprendidos cabalmente sin los tres primeros ensayos de su primer libro sobre el Perú. De manera que un artículo tan breve como el presente no puede tener más pretensiones que invitar a leer los textos mariateguianos que hemos señalado.

La primera contribución es el método de análisis de la realidad educativa, que vale también para los siguientes tres ensayos (sobre descentralización, sobre la religión en el Perú, y sobre el proceso de nuestra literatura). Desde el inicio Mariátegui analiza la educación usando el materialismo histórico, el método dialéctico materialista, es decir, el marxismo, marxista como era, “convicto y confeso”, pero también militante e intelectual consecuente. Por eso traza, en primer lugar, el proceso histórico de la economía y de la sociedad peruanas, ese hecho que divide a la historia peruana en dos grandes etapas, esa ruptura entre el Perú autóctono y el Perú de la conquista y el coloniaje, que no solo es una ruptura económica, sino social y cultural. Su método nos advierte que la educación no puede ser analizada al margen de lo económico y lo social, como pretenden todas las corrientes pedagogistas que hoy por hoy pretenden evaluar la crisis educativa y sus efectos desde una perspectiva exclusiva de la superestructura educativa y, lo que es peor, a partir del desempeño de los maestros. Desde la primera página del ensayo sobre la educación, Mariátegui señala que el problema está en las raíces mismas de este Perú bajo la conquista, después de que, en líneas anteriores, indica la presencia de los elementos extranjeros en un país económica y socialmente dependiente, elementos extranjeros insuficientemente aclimatados, vale decir, no asimilados sino impuestos, como fue ayer la reforma educativa del neoconductismo y de la tecnología educativa sistémica (1970-1975). Esta manera de entender la situación de la educación peruana nos ha orientado cuando tuvimos que elaborar las tesis educativas del SUTEP y su plasmación teórica en el Proyecto de Ley General de Educación y Cultura, documentos de 1992.

La otra contribución se refiere a la alternativa de nueva educación, sobre la que se ha repetido mucho aquella afirmación de Mariátegui de que no se puede comprender la educación sin comprender la estructura económica y, por ende, la estructura social sobre las que se asienta y desarrolla. En ningún momento se plantea aquí que el materialismo histórico está “ordenando” que nos crucemos de brazos mientras se produce esa transformación económica y social, como muchas veces pretenden caricaturizar los sectores conservadores que quisieran que el capitalismo en el Perú solo cambie para que siga siendo capitalismo; o como ciertos radicalismos, que más bien forman parte del materialismo más mecanicista que el del siglo XVIII, han venido señalando que el SUTEP no debiera de perder el tiempo en buscar una nueva alternativa educativa porque “eso no se come”. Mariátegui, cuando señala el papel de los maestros en la búsqueda de una nueva educación, considera que la nueva alternativa debe nutrirse, alimentarse de las aspiraciones democráticas de las mayorías, de sus necesidades genuinas. En tal sentido, esta línea de trabajo fija la orientación democrática de toda propuesta educativa, ligada al derecho a la enseñanza gratuita, un tema muy caro a sus reflexiones y valoraciones. Por eso Mariátegui establece que La República, además, nacía en la miseria. No podía permitirse el lujo de una amplia política educacional. O sea, es imposible que una república atrasada, sumida en profundas desigualdades económicas y sociales, pueda garantizar una educación “de calidad”, como piden hoy los neoliberales. La lucha pedagógica de los maestros se convierte así en un instrumento de crítica del sistema y no solamente de la enseñanza; mejor dicho, la enseñanza, como práctica pedagógica, es parte de de esa lucha por una nueva educación. Tal es el papel de los maestros, cuya capacidad teórica y compromiso práctico deben ser cada vez mejor para el cumplimiento de esa tarea, lo que

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