Jovenes En Su Adolescencia

AUTOESTIMA EN LA ADOLESCENCIA

“El éxito más grande es la aceptación de uno mismo”.

La adolescencia es una etapa que debiendo ser maravillosa, en la mayoría de las ocasiones se torna difícil y hasta tormentosa, no sólo para quienes somos adolescentes, sino para toda la familia y nuestros padres en especial. Pero… ¿qué factores influyen para que esta etapa se torne tan difícil? ¿Somos los adolescentes los únicos responsables de estos conflictos? ¿Qué podemos hacer para mejorar la autoestima en la adolescencia?

Uno de los factores y tal vez uno de los más importantes, para una adolescencia con menos conflictos, es la autoestima o la percepción que cada uno tenemos de nosotros mismos y de el gran valor que tenemos como personas.

Sin embargo, es muy común que muchas chicas y chicos no tengamos una autoestima muy alta, debido a que también es un periodo en el que las relaciones que tengamos con las demás personas determina la forma en la que nos percibimos a nosotros mismos. Si por alguna razón no nos sentimos aceptados o valorados por un grupo de amigas o amigos o no nos sentimos atractivos para el sexo opuesto, tenemos muchas probabilidades de no saber afrontar la adolescencia y desarrollar una baja autoestima. A menudo, problemas simples y típicos de la adolescencia como un simple problema de acné, exceso de peso o porque una determinada persona no nos toma en cuenta, genera el que no nos aceptemos ni siquiera nosotros mismos.

Otro factor que hace que la autoestima juegue un papel muy importante durante la adolescencia es que en esta etapa necesitamos construir gran parte de nuestra identidad y, si bien es cierto que necesitamos sentirnos como parte de un grupo o de nuestra familia y ser aceptados, también necesitamos diferenciarnos y construir una identidad propia y distinta a la de los demás. Sin embargo, una persona con baja autoestima seguramente no querrá mostrarse como es por miedo a ser rechazada. Por ello, es posible que no podamos construir nuestra identidad en base a lo que somos, sino en base a lo que los demás esperan que seamos, para así poder ser aceptados.

Por lo anterior, me atrevo a decir, que tanto la familia, el grupo escolar, los amigos y hasta los medios de comunicación contribuyen a moldear nuestra autoestima. Entre más sea la aceptación, apoyo y valoración que sintamos, mayores serán las probabilidades de que afrontemos y superemos los grandes cambios de la adolescencia y podamos llegar a una vida adulta satisfactoria.

Sin embargo, también es importante recordar que como seres humanos, tenemos la capacidad de escuchar, analizar y actuar conforme a lo que consideremos lo más correcto. Es decir, no siempre la opinión que tienen los demás de nosotros, tiene que volverse nuestra realidad y menos, si es en un aspecto negativo. Para eso, empecemos por apartar de nuestro lenguaje y sobre todo de nuestra mente frases como: “TODO ME SALE MAL”, “NO SIRVO PARA NADA”, “SOY UN TORPE”, “SOY UN ESTORBO”, “NADIE ME QUIERE”… ¿no sería mejor si decimos… “SIEMPRE PODRE HACERLO MEJOR”, “PUEDO APRENDER”, “SOY MUY INTELIGENTE”, “SOY MUY IMPORTANTE”.

Ciertamente, no es fácil cambiar de un día para otro y menos cuando se trata de la percepción que tenemos de nosotros mismos, si fuera fácil, nadie sufriría por tener una autoestima baja, ni habría personas tímidas y dependientes o exageradamente agresivas, pero debemos creer que no hay nada imposible si ponemos realmente empeño en conseguirlo. Recordemos que todas las personas tenemos demasiadas capacidades como para aprender y cambiar a lo largo de nuestra vida. ¡DEMONOS ESA OPORTUNIDAD!

Por último y para concluir, quiero mencionar una verdad simple, pero auténtica… para disfrutar de la vida, lo más importante es sentirse bien con uno mismo, entonces, confiemos y demos más valor a nuestras cualidades y seamos

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