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Jua Pablo Segundo


Enviado por   •  18 de Octubre de 2012  •  1.626 Palabras (7 Páginas)  •  427 Visitas

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Juan Pablo II

Su nombre verdadero, Karol Józef Wojtyła, nació en Wadowice, Polonia el 18 de mayo de 1920 y falleció en la Ciudad del Vaticano el 2 de abril de 2005. Fue papa de la Iglesia Católica y jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano desde el 16 de octubre de 1978 hasta su muerte. Ha sido aclamado como uno de los líderes más influyentes del siglo XX, recordándoselo especialmente por ser uno de los principales símbolos del anticomunismo y por su lucha contra la expansión del marxismo por lugares como Iberoamérica, donde combatió enérgicamente al movimiento conocido como la teología de la liberación. Jugó asimismo un papel decisivo para poner fin al comunismo en su Polonia natal y, finalmente, en toda Europa, así como para la mejora significativa de las relaciones de la Iglesia católica con el judaísmo, el islam, la Iglesia ortodoxa oriental, y la Comunión Anglicana.

El pensamiento filosófico de Juan Pablo II: Aportaciones

Todo hombre es filósofo.

Todo hombre es filósofo, nos recuerda la Fides et Ratio. No hay persona en la que no tomen parte las afirmaciones sobre el sentido de la vida o de la muerte, la pregunta por el dolor humano o por el significado de su acción diaria. Estas cuestiones se encuentran permanentemente oscurecidas por actividades útiles y constantes pero, a menudo, innecesarias o poco esenciales. Recuperar la confianza en la fuerza de la razón era clave para afirmar la dignidad de toda persona. La máxima capacidad como imágenes de Dios la poseemos en el gozo por la verdad y el bien, la sabiduríamediante la cual sobrepasamos los acontecimientos cotidianos. La persona es un ser emergente de la historia y recibe del Creador una clara vocación metafísica de ultimidad.

Es en Fides et ratio en donde el Papa asegura la existencia de una Única Verdad, aunque exista un doble orden de conocimiento, con objeto y metodología propias.

Este doble orden, filosófico y teológico, es expresión de la bondad del Creador y de la bondad de nuestro mundo. El Papa tiene especial interés en sobrepasar la desconfianza de la razón. Este optimismo proviene de la mirada creyente sobre el mundo. La persona no se abre a la trascendencia, sino que nace abierta.

El concepto de “filosofía cristiana”.

Fides et ratio defiende con claridad la noción de la verdad universal, sobrepasando los historicismos que la puedan condicionar. Tenemos la posibilidad de efectuar juicios críticos y lúcidos sobre las cuestiones últimas. No se trata de una gnosis para privilegiados. En los principios comunes a la reflexión de toda persona se encuentra la explicitación del sentido común y de la filosofía realista del ser.

“La noción de “filosofia cristiana” no debe ser mal interpretada: con ella no se pretende aludir a una filosofía oficial de la Iglesia, puesto que la fe como tal no es una filosofía. Con este apelativo se quiere indicar más bien un modo de filosofar cristiano, una especulación concebida en unión vital con la fe. El pensamiento filosófico de Juan Pablo II hace referencia simplemente, pues, a una filosofía hecha por filósofos cristianos, que en su investigación no han querido contradecir su fe. Hablando de filosofía cristiana se pretende abarcar todos los progresos importantes del pensamiento filosófico que no se hubieran realizado sin la aportación, directa o indirecta, de la fe cristiana” (Fides et Ratio).

El reconocimiento de la filosofia tanto en el auditus fidei (propedéutica de la fe) como también en el intellectus fidei (explicación de la fe) no convierte al filósofo en un teólogo, simplemente es el contenido objetivo propio de la filosofía cristiana.

La Persona y su comunión.

Karol Wotjyla escribió hacia 1976 un ensayo que tiene la amplitud de un pequeño libro y que pretende continuar algunos de los temas y problemas del capítulo final de Persona y acto. Este texto se llama La persona: sujeto y comunidad. En él se busca articular una teoría de la relación interpersonal que supere la noción de intersubjetividad monadológica propia de la filosofía de Husserl. Con este esfuerzo, Wojtyla se coloca dentro de la tradición del pensamiento dialógico (Martín Buber, Emmanuel Levinas, etc.) que sostiene que la persona es un sujeto relacional llamado a la entrega sincera a los demás. Esta misma idea reaparece y se intensifica al momento en que Juan Pablo II escribe sus catequesis sobre el amor humano. Dios crea al hombre como unidad de los dos, como varón y mujer, para que el hombre no esté solo. La creación del hombre es un acto comunional (de las Personas divinas) que hace radicar justamente la imagen y semejanza de lo humano con Dios en su carácter relacional. El Papa insistirá en esta idea posteriormente en Mulieris dignitatem: el fundamento de la imagen y semejanza con Dios no es sólo la razón y la voluntad libre como sostiene, entre otros, Santo Tomás de Aquino – sino la constitutiva ordenación del varón a la mujer y de mujer al varón. Para Juan Pablo II, el ser humano ha sido creado como “unidualidad

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