LA ESCUELA COMO FACTOR DE DESARROLLO HUMANO

LA ESCUELA COMO FACTOR DE DESARROLLO HUMANO

A través del tiempo la escuela ha representado el lugar en el que los futuros miembros adultos de la especie aprenden las verdades y valores aprobados por la cultura.

La instrucción proporciona las verdades aprobadas para formar una visión del mundo que funcione de manera eficiente para el individuo, a fin de darle un marco de orientación en el mundo, y para la sociedad, para que los individuos, con similares introyecciones sean sujetos más apropiados para la “Convivencia Social”, entendiendo ésta como el influir acorde del orden sociales institucionalizado.

Intencionalmente o no la escuela ha educado o mal educado, conformando a los individuos a aquellas actitudes que son más adecuadas para la supervivencia del sistema ideológico al que pertenece o dentro del que se mueve la escuela, como agente en este caso de la sociedad a la que representa.

Así hemos asistido al fenómeno de la escuela que preconiza como valores esenciales, “Obedece, no pienses”: variables afortunadas en los últimos tiempos han intentado romper con esta fórmula e inducir a los individuos a usar su pensamiento para encontrar las verdades esenciales del mundo que nos rodea, no sólo con el propósito de dar al individuo un conocimiento más vívido del mundo circundante, sino para capacitarlo para usar su razón, su inteligencia racional, para acercarse a la realidad externa en cualquier caso y encontrar la explicación del funcionamiento del mundo.

Si fuéramos seres exclusivamente racionales, la tarea estaría cumplida, pero la realidad es que nuestra estructura integra dentro de sí misma las emociones, afectos y expectaciones derivadas de nuestras experiencias inicia les (Primera infancia) que condiciona toda nuestra existencia y que en ocasiones estorban la aplicación de nuestra razón para lograr el conocimiento del mundo que nos rodea y de nosotros mismos.

La psicología comenzó por enfocar estos casos extremos “Casos Neuróticos”, que eran y son localizados por sus disfunciones, y manejados ya sea para su curación o su exclusión del grupo.

Esta aplicación práctica de la psicología es de uso corriente y su existencia se acepta generalmente, siendo la excepción las estructuras más tradicionales y conservadoras de nuestra sociedad.

La madurez emocional, condición para el uso objetivo y adecuado de nuestras energías y potencialidades es algo que la escuela se ha resistido a tocar, por diversas razones.

1.- Los conocimientos son suficientes y quien los tenga “Triunfará en la Vida”, entendiendo esto en general por logros de orden económico, lo que hace innecesario cualquier enfoque al respecto de la madurez.

2.- “Eso es asunto familiar”, razonamiento que rece centrar al problema en los padres, pero esconde el temor de la estructura escolar de entrar en conflicto con ellos, como representantes de las coartaciones al desarrollo individual.

3.- “El respeto por la privacía” esconde, por parte de los integrantes de la estructura escolar, un miedo a exponerse, pues al desarrollarse los alumnos, aquéllos se verían en una posición comprometida.

Esto es a pesar de que hay una conciencia clara de que a menor madurez menos capacidad de aceptar la realidad y menor capacidad de enfrentar y resolver los problemas y retos que la vida diaria plantea.

Las aptitudes desarrolladas y los conocimientos adquiridos no podrán ser utilizados en forma óptima a menos que el individuo ponga una dosis aceptable de madurez emocional, entendida ésta como la capacidad para reconocer la realidad y la de actuar eficientemente en relación a ella.

Por estas razones y el afán de perseguir el objetivo de promover la madurez emocional entre los niños hemos organizado actividades que a nuestro entender tienden en este

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