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LA LIBERTAD


Enviado por   •  2 de Febrero de 2014  •  2.561 Palabras (11 Páginas)  •  212 Visitas

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Ana nació el 7 de julio de 1947. Eso influyó mucho en su vida, porque el 7, número de suerte por excelencia marco no pocas de sus actividades. Podía escoger este número por un día de viaje, una visita o una acción para que considera en 7,17 o 27, y lo mismo en adelante. No creía en los agüeros, sin embargo cuidaba al máximo gran cantidad de pequeños e insignificantes detalles. Por ejemplo, llenaba el vaso hasta dejar que el agua cayera por los bordes cada vez que se lavaba los dientes, y se echaba agua tres veces en la cara para limpiársela, también doblada la servilleta cinco veces al terminar de comer o se aseguraba de cerrar todas las puertas de su casa al salir. A nivel amoroso le encantaba hacer el amor en fechas especiales y días muy concretos. Nunca se impidió disfrutar de su felicidad y libertad.

LA LIBERTAD

CAPITULO I

Florencio Serrate estaba al frente de la empresa multimillonaria Fares. Francesca albín, tenía un puesto en la más importante mesa del congreso. La sola ubicación de sus padres dentro de la sociedad indicaba muy claramente, que Ana Serrate Albín, gozaba de ser hija única, heredera máxima, mujer de carácter y sobre todo disfrutaba de su libertad.

Fue a un colegio de monjas, pero no por ello dejó de tener sus primero contactos sexuales a los 9 años, y perdió su ya tambaleante virginidad a los 11 años, un chico llamado Marco, muy guapo, pero débil de carácter fue el presunto seductor aun cuando ella sabía que Marcos había sido su víctima, Ana le enseñó cómo hacerlo y fue una experiencia buena y placentera. Después de unos días Marcos con su cabello castaño y su hermosura pasaron al olvido.

Ana, mujer alta, trigueña, con su cabello castaño oscuro, cuerpo esbelto para su corta edad la hacía ser una mujer deseada. A la hora de estudiar sus ánimos eran positivos - le gustaba-, pero parecía una utopía involucrarla en la religión, normas, y más ser una monja.

Pese a los rumores fuertes contra la personalidad de Ana, jamás fue expulsada. Para Florencio Sierra era demasiado importante el estudio para su hija.

Las monjas la querían porque en clase era una de las mejores y su temperamento tranquilo y feliz la hacía disfrutar más la vida. Tal vez crecía demasiado rápido, era cosa de cada persona así que Ana siguió en el colegio.

CAPITULO II

Ana a los 14 años se vio obligada a acompañar a sus padres a Paris. Un día antes del viaje sus amigas le propusieron un reto si lo aceptaba podía ganar dinero, en realidad no lo iba aceptar por el dinero sino por la propuesta eso era lo que le interesaba, Clara –una de sus amigas- le dijo ; te vas a costar con el primer hombre que veas en la calle, Ana lo aceptó.

Llegaron al hotel sus padres se fueron a cumplir con sus obligaciones y ésta quedó sola. Se colocó las prendas más deseadas por los hombres, se maquillo y sin ningún miedo se fue para la calle de Paris, se puso cómoda en un asiento de autobuses, espero y espero; pensó que éste día no estaba con suerte, al momento paro un hombre quien maneja una camioneta de color blanco, la llamó, él la saludo y ella de una forma muy coqueta le respondió, invitándola a subir a su camioneta, Ana no lo pensó para irse con aquel desconocido. En el camino para ir al motel entablaron una conversación, donde Ana preguntó cómo se llama, y él respondió Lorenzo, tengo 33 años y soy contador, Lorenzo igualmente le pregunta lo mismo, ella respondió diciéndole el nombre, la edad, que vivía en Londres, -pero todo esto fue falso-. Hubo silencio a los pocos kilómetros para llegar al motel, Ella pensó, ¿será que me veo muy “puta”? , se río y Lorenzo dijo: ¿De qué te ríes? ella con su risa irónica le dijo; no creo que tengamos que hacerlo en un motel, por mi está bien en el carro, Lorenzo la miro los dos se rieron, aparco el carro al lado de la carretera, Lorenzo la besó, se acariciaron y empezaron hacer el amor. En un momento en que Lorenzo se voltio, ella cogió su pantalón, agarro el celular y le tomo una foto donde se podía observar claramente el pie de ella, la cabeza y la espalda de Lorenzo; esto le parecía suficiente evidencia para mostrársela a sus amigas.

Cuando se acabó el acto , regresaron a la misma parada de bus, en el camino interactuaron un poco más como si nada de esto hubiera pasado, Ana pensó y miro a Lorenzo, le pareció un chico atractivo y no se parecía en nada a los inexpertos de 20 y 23 años con los que habituaba acostarse. Cuando llegaron se despidieron, ella paro un taxi se montó y le dijo al conductor que la llevara al hotel Saín Bordean, llegó al hotel a las 7 de la noche y sus padres no habían llegado, se tomó un baño y se acostó a dormir.

De regreso del viaje lo primero que hizo cuando llegó a casa fue llamar a sus amigas y contarles lo sucedido, como ello lo pensó, sus amigos no lo creyeron asi que cogio la computadora y a cada una les envió la foto….sus amigas se quedaron en silencio, se rieron y una de ellas le dijo: Ana, ¡eres una loca!

CAPITULO III

Ana a los 17 años decide que es hora de independizarse hablo con su padre y el le respondió “la independencia que tienes es suficiente”, además tienes que terminar el colegio, Florencio le hizo una propuesta: “A los 18 años te puedes ir de la casa”, te regalo un apartamento y te aumento la cuota de ahorros, todo esto si en el resto del año no sales, ella asintió y lo acepto, faltando dos meses para cumplir la promesa sus ansias empezaron a llegar , se desesperaba de no poder ir a fiestas con sus amigas, todas estas cosas que Ana le gusta.

Meses atrás se acostó con seis tipos - estos eran pocos a los que acostumbraba-, también planeó como iba hacer su vida después de irse de casa, en que invertiría para no depender de su padre económicamente, aunque esos ingresos que su padre le había planteado no le Caín mal.

El 7 de julio el día de su cumpleaños por fin se pudo liberar de la propuesta de su padre disfrutando de su cumpleaños número 18 con sus amigas, ese mismo día se acostó con Alfredo un chico que conoció en el bar donde se encontraba, lo hizo por cumplir con su superstición que tenía hacia el número 7 y Alfredo era su víctima para este ritual, porque solo faltaba una persona para convertirse en el número 7 del día de su cumpleaños.

Al otro día su padre le cumplió el trato, días antes había hecho los trámites para su apartamento y el aumento de su cuenta de ahorros. Ana espero once meses para su independencia, y por fin llego.

CAPITULO IV

Ana llegó a su apartamento, cansada de “trabajar” como gerente en su almacén de ropa para bebe, sus ingresos aumentaron hasta montar otra empresa de la misma línea.

Una noche piensa que tenía demasiado dinero como para explorar el mundo, aunque ya había viajado con sus padres,- decía que no era suficiente-, sus metas era conocer los grandes países de Europa, conocer culturas y hombres, y por qué no asentar cabeza y volverse más seria. Así fue Ana el 27 de julio viajaría a Europa, para cumplir sus metas planteadas.

España país encantador por sus hermosos paisajes, siendo el primer país en visitar, de allí paso a Lisboa, encontrándose con unos de sus amigos de la infancia, Roberto, dueño de un bar, quien la invito a este, fue una noche de baile, de interactuar y recordar, sin existir sexo. Ana se despidió de esta ciudad, acostándose con el guardia de seguridad del hotel.

Viajó en un crucero de 7 días para llegar a Ámsterdam, -país conocido por su cultura abierta en los temas tabúes del mundo-, ingreso a un bar llamado “coffe Shop”, en donde se toma lo que se quiere y se fuma hierba de todos los tipos, tomó asiento observó todo el lugar el mesero se acercó y le tomó su pedido, ella le llamo mucho su atención por su carisma y su belleza “única” , nunca había visto un chico con tanto carácter varonil y hermosura, el mesero se acerca con su pedido, se miraron con una coquetería detectable a metros, ella en la propina le escribo el número telefónico. Pasaron las horas, Ana estaba con ansiedad de recibir la llamada, cuando suena el teléfono y ¡oh! sorpresa era el mesero, le dijo; ¡Hola! me llamo Vicente, ella sonrió y le respondió me llamo Ana, iniciaron una charla que duro alrededor de 20 minutos, se citarón para tomarse un café y poder cono cercen más, fue en el muelle, allí queda un restaurante. Cuando Ana se encontró con Vicente, sentía una sensación indescriptible como si el corazón le bombeara amor, cada uno pido una comida diferente, Ana le propuso terminar la noche en el Hotel, Vicente le pareció buena idea. En la terraza del hotel hablaron tanto de su vida que parecía como si toda esa noche se hubieran conocido de pasado, presente y futuro, tuvieron la impresión de hacer el amor, pero esa sensación que sintió Ana, se lo impidió, Vicente le propuso que quería algo más que una noche quizás tener una relación.

Ana vivió en Ámsterdam 7 meses tuvo el noviazgo con Vicente, compartió todos esos meses con Vicente, pero un día se puso a pensar y el modo de vida de Vicente con su trabajo no era el preferido de Ana, solo el no tener los suficientes recursos y venir de una familia humilde para ella eso era los que más pensaba, a veces todos esos sentimientos que sentía se derrumbaban, y la decisión toco la conclusión, separase de él, faltaba un día para completar los 7 meses, esa fue la última noche que pasaría con Vicente, al día siguiente, tomo maletas para viajar a Turquía, era a unos 500 mil kilómetros de Ámsterdam, sin decirle nada a Vicente se fue para nunca más volver.

CAPITULO V

Viajó por la isla de Chipre, el país de Ucrania, Letonia, Bulgaria, Rumanía, y Rusia, en este último país se quedó en la Capital de este Moscú, una de sus amigas más cercana la invitó a su boda, -motivo por el cual se quedó en este país-, en la fiesta de la boda se conoció con Rafael, tenía 30 años y trabaja en la empresa minera Eco-oro, siendo un gran accionista. Interactuaron, Ana se desahogó contándole lo de Vicente y lo que había hecho en todo este tiempo, Ana quería cumplir su última meta que era una vida estable, menos loca, más aterrizada, pero primero tenía que conocer al hombre de su vida, Rafael Bonaparte era el principal pretendiente, le gustaba su físico, sus sentimientos y el trabajo, pero seguía dudando de tomar esa decisión, con este dilema innecesario en su vida, -no era obligación-, se decidió comprometerse con Rafael, a los dos meses de estar en Moscú, planeó toda su boda, desde el color de los manteles de la mesa hasta el pliegue de las servilletas, retira toda su dinero de su cuenta de ahorros, para la boda, -ya no necesitaría más de esto-.

Ana se casó el 7 de diciembre a los 18 años con Rafael Bonaparte, sus padres asistieron a su boda y esta fue la última vez que vieron a Ana, la fiesta estuvo de maravilla, los invitados satisfechos de la atención, comida y ambiente que había diseñado Ana se fueron con una cara sonriente. Con el dinero que recibió de la boda, pudieron viajar a la isla Islandia de luna de miel, era la primera vez que se iban a costar, lo hicieron en la playa, bajo la luz de la luna y el sonar de las olas, lo disfruto como si pocas veces lo hubiera hecho, después de 17 días de gozo, aventura, libertad y felicidad, regresaron a Moscú.

Ana presentó muchos mareos y nauseas, sintiendo la necesidad de ir al médico. El médico le dijo que los síntomas eran de una mujer embarazada, le mandó una prueba de embarazo. Saliendo positiva, Ana en el momento quedo en Shock, llamó a Rafael le contó lo sucedido, Rafael pego un grito de felicidad, escuchándose alrededor de la sala del consultorio.

Nueve meses después tuvo a Gabriel Bonaparte Serrate, Ana nunca había sentido tanta felicidad en su vida en los dos años que Gabriel tenia. Ana tuvo una obsesión que nunca había sentido por una persona y en ese tiempo se repite el mismo malestar que hace dos años y nueve meses había sentido, siendo esto su segundo embarazo, esta noticia Ana la recibe con tranquila, igual que Rafael Bonaparte.

Nace su segundo hijo llamado Martin Bonaparte Serrate. Estos dos hijos que Ana tuvo fueron prácticamente sola ya que Rafael nunca estaba en casa – su trabajo se lo impedía-.

Ana en este tiempo le había hecho infiel solo 2 veces a Rafael, lo raro, era que no sentía ningún remordimiento hacia el sino a sus hijos sentía una fuerza como si ellos la encadenaran completamente a ellos.

Ana con tan solo 24 años nunca se había sentido tan abrumada, ya no podía salir, hacer el amor- aparte de Rafael- y no disfrutaba de la Ana que era antes. Se encontraba ansiosa de su libertad, ella recordando todo esto se dio cuenta de lo más importante, su felicidad y libertad, pero, Dónde había quedado, ¿en sus hijos?, -si ahora lo eran ellos-.

Ana empezó a envejecer antes de tiempo, las relaciones con Rafael no iban por buen camino, el noto que su esposa estaba sufriendo de crisis nerviosa, ya no se comportaba igual que antes y cada día era más alejada de sus hijos.

Ana sentía que debía deshacerse de sus hijos para no tener más esas ansias y poder ser feliz, todo lo planeo, no lo reflexiono, sabía que si sus hijos estuvieran un pocos mayores la podían entender pero a su corta edad no.

Tomo de la cocina el jarrón que se encontraba en el extremo de los cajones, de allí saco un frasco de troxipodry – veneno – echándole unas gotas a la bebida del desayuno de Gabriel y Tomas, subió al segundo piso donde se encontraban jugando los dos niños, ella a cada uno les dio su desayuno los beso y Gabriel le dice; mami tengo sueño me puedes acobijar, ella tomo su manta y lo arropo. Lo mismo pasa con Tomas, Los besa, y les dice; espero que sean felices – fue lo último que dijo-.

Una hora después; Ana Serrate Albín salía de su casa con dos maletas y subía al coche en dirección al aeropuerto.

Su cabeza estaba cerrada al pasado y ya no tenía cadenas visibles que la atormentaran.

Era feliz

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