LOS PROGRESIVOS DESMORONAMIENTOS DE LO SOCIAL
21israel9 de Noviembre de 2012
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LOS PROGRESIVOS DESMORONAMIENTOS DE LO SOCIAL
La moda generalizada lleva a su punto álgido el enigma del ser colectivo característico de la época democrática, se trata de comprender como una sociedad fundada en la forma de moda, puede hacer que los hombres coexistan entre sí. Al reestructurar de arriba abajo tanto la producción como la circulación de los objetos y de la cultura bajo la factura de la seducción, de lo efímero y de la diferenciación marginal. Ha desarrollado una nueva relación con la temporalidad y una nueva orientación de tiempo social, el presente se ha erigido con el eje principal de la temporalidad.
En el momento en que la moda ha dejado de circunscribirse exclusivamente al dominio de las futilidades y representa una lógica y una temporalidad socia.
El primero en haber visto en la moda una forma general de carácter social y en haber defendido épocas y civilizaciones enteras mediante el principio mismo de la moda. No existe sociedad sin un fondo de ideas y deseos comunes. Todas las conductas son susceptibles de ser arraigadas por el espíritu de moda. En las épocas en donde domina la moda el pasado tradicional deja de ser objeto de culto, la moda aparece como una fase transitoria y revolucionaria entre los periodos de tradición.
Por fuertes que sean las aliadas de moda, precisa G.de tarde, el prestigio de los ancestros sigue prevaleciendo sobre el de las novedades.
Con la moda plena se ha operado una mutación capital en el eje del tiempo social; un giro en la relación de fuerzas, entre moda y costumbre, esta es la novedad histórica: nuestra sociedad funciona al margen del poder regulador e integrador del pasado, el eje del presente se a convertido en una temporalidad socialmente predominante. Si la moda nos gobierna, quiere decir que el pasado ya no es el polo que ordena los detalles de nuestros actos, de nuestros grupos y creencias, el legado ancestral ya no estructura, esencialmente, los comportamientos y las opiniones; la imitación de los antiguos se ha borrado frente a los modernos y el espíritu tradicional ha dejado paso al espíritu de la novedad.
Podemos definir a la época moderna por su configuración y legitimación del porvenir a condición de añadir que paralelamente se ha desarrollado un tipo de regulación social que garantiza la preeminencia y la legitimidad del presente.
Ya no tenemos una visión clara y concreta del futuro, nos parece desvaído y abierto; de golpe, la idea de programa político sin mas tiende a perder su credibilidad; son necesarias la flexibilidad, la capacidad de guiar y rectificar con rapidez las propias posiciones en un mundo sin dinámica trazada de ante mano.
Los cambios tecnológicos implican ahora la movilidad de las decisiones, la adaptación cada vez más rápida al mercado-rey y aptitud para la flexibilidad y la experimentación en el riesgo.
La supremacía de la moda no significa tanto aniquilación del elemento tradicional como perdida de súper colectivo. Son muchas las costumbres que perduran: bodas, fiestas, regalos, cocina, cultos religiosas, reglas de cortesía y tantas otras tradiciones que siguen teniendo una existencia social, pero que no logran imponer reglas de conducta socialmente imperativas. La permanencia de lo ancestral y las tradiciones se relacionan en el registro de la apertura y de la creatividad institucional e individual.
Mientras que los individuos buscan ante todo aparecerse a sus contemporáneos y no a sus antepasados, las corrientes de imitación se separan de los grupos familiartes y de los medios de origen. En lugar de los cerrados determinados de cuerpo. El regimien de la imitación global y cerrada propio de los periodos de tradición ha sido sustituido, por el de la imitación individual y parcial.
La sociedad democrática libera y multiplica las corrientes de imitación: las influencias individuales son menos
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