La Dialectica
Dalianasm17 de Mayo de 2014
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APUNTES SOBRE DIALÉCTICA:
“La conciencia de formar parte de una determinada fuerza hegemónica (conciencia política) es la primera fase para una ulterior y progresiva autoconciencia, en la cual teoría y práctica se unen finalmente. Pero la unidad de la teoría y de la práctica no es, de ninguna manera, algo mecánicamente dado, sino un devenir histórico, que tiene su fase elemental y primitiva en el sentido de “distinción”, de “separación”, de independencia instintiva, y que progresa hasta la posesión real y completa de una concepción del mundo coherente y unitaria.”
Es mucho lo que se habla de dialéctica, pero nos suele ser complejo comprenderla, aplicarla y concebirla. Para poder aplicar efectivamente la dialéctica es necesario comprenderla. La dialéctica es un método, un pensamiento, un modo de concebir la realidad, una concepción del mundo, y por lo tanto, una forma de ser y de hacer en el mundo. A continuación un breve resumen de un artículo de Karel Kosík , que nos puede aportar a la comprensión de la dialéctica y de una filosofía de la praxis:
Toda acción es unilateral, ya que tiende a determinado fin y, por tanto, aísla algunos aspectos de la realidad como esenciales para esa acción, mientras deja a un lado, por el momento, a otros. La tendencia espontánea de la praxis y del pensamiento es a aislar los fenómenos y a desdoblar la realidad en lo esencial y lo secundario, que va siempre acompañada de una percepción del todo igualmente espontánea en la cual son aislados determinados aspectos.
Los fenómenos se reproducen espontáneamente en el pensamiento cotidiano como realidad (la realidad misma), pero no porque sean más superficiales y estén más cerca del conocimiento sensible, sino porque este aspecto “fenoménico” de la realidad es un producto espontáneo de la práctica cotidiana.
La teoría materialista distingue dos contextos de hechos: el contexto de la realidad, en el cual los hechos existen originaria y primordialmente, y el contexto de la teoría, en el cual los hechos se dan por segunda vez y mediatamente ordenados, previamente arrancados del contexto originario de lo real. El hombre no puede conocer el contexto de la realidad de otro modo que separando y aislando los hechos del contexto, y haciéndolos relativamente independientes. Aquí está todo fundamento de todo conocimiento: escisión del todo. El conocimiento es siempre una oscilación dialéctica, oscilación entre los hechos y el contexto (totalidad).
El pensamiento dialéctico distingue entre representación y concepto de las cosas, y por ello entiende no sólo dos formas y grados de conocimiento de la realidad, sino dos cualidades de la praxis humana. La primera actitud que el humano adopta inmediatamente hacia la realidad no es, como tradicionalmente nos inculcan, la de un sujeto abstracto y cognoscente que enfoca la realidad de un modo especulativo, sino más bien la de un ser que actúa objetiva y prácticamente, es decir, un individuo histórico que despliega su actividad práctica con respecto a la naturaleza y a los hombres y mujeres con los que se relaciona, donde persigue la realización de sus fines e intereses dentro de un conjunto determinado de relaciones sociales. La dialéctica no es el método de la reducción, sino el método del desarrollo y/o de explicación de los fenómenos sociales partiendo de la actividad práctica objetiva del sujeto histórico.
La dialéctica es el pensamiento crítico que quiere comprender la realidad misma, y se pregunta sistemáticamente cómo es posible llegar a la comprensión de la realidad. Es, pues, lo opuesto a la sistematización doctrinaria de las representaciones comunes. La dialéctica no considera los productos como algo fijo, ni las configuraciones y los objetos, o sea, todo el conjunto del mundo material cosificado, como algo originario e independiente, sino que los somete a un examen en el cual las formas cosificadas del mundo objetivo e ideal se diluyen, pierden su fijeza, su naturaleza y su pretendida “originariedad”, para mostrarse como fenómenos derivados y mediatos, como sedimentos y productos de la praxis social de la humanidad.
Para los grandes filósofos de todas las épocas y tendencias el conocimiento es precisamente una superación de la naturaleza, la actividad o el esfuerzo más alto. La dialéctica de la actividad y de la pasividad en el conocimiento humano se manifiesta , ante todo, en el hecho de que el sujeto para conocer las cosas como son en sí mismas, debe transformarlas antes en cosas para sí; para poder conocer las cosas como son independiente de él, debe someterlas a su propia práctica; para poder comprobar cómo son cuando no está en contacto con ellas, debe primeramente entrar en contacto con las cosas. El conocimiento no es contemplación. La contemplación del mundo se basa en los resultados de la praxis humana. El sujeto sólo conoce la realidad en la medida en que se crea la realidad humana y se comporta ante todo como ser práctico: “el hombre se hace transformándose en hombre.”
El mundo real es el mundo de la praxis humana. Es la comprensión de la realidad humano social como unidad de la producción y el producto, del sujeto y el objeto, de la génesis y la estructura. Es el mundo en el cual las cosas, los significados y las relaciones son considerados como productos del sujeto social, un proceso en el curso del cual la humanidad y el individuo realizan su propia verdad, llevando a cabo la humanización, valga la redundancia, de la humanidad. Es descubrir, tras los productos y las creaciones, la acción y la actividad productiva, de hallar la “auténtica realidad” del humano concreto tras la realidad cosificada de la cultura imperante, de revelar el verdadero sujeto histórico bajo las estratificaciones de las convenciones solidificadas.
El mundo de la pseudoconcreción es:
- El mundo de los fenómenos externos, que se desarrollan en la superficie de los procesos realmente esenciales.
- El mundo del traficar y el manipular, es decir, de la praxis fetichizada de los hombres que no coincide con la praxis crítica y revolucionaria de la humanidad.
- El mundo de las representaciones comunes, que son una proyección de los fenómenos externos en la conciencia de los hombres, producto de la práctica fetichizada y forma ideológica de su movimiento.
- El mundo de los objetos fijados, que dan la impresión de ser condiciones naturales, y no son inmediatamente reconocidos como resultado de la actividad social de los hombres.
A diferencia del mundo de la pseudoconcreción, el mundo de la realidad es el mundo de la realización de la verdad; es el mundo en el que la verdad no está dada ni predestinada, es el mundo en el que la verdad deviene, la verdad misma se hace, es decir, se desarrolla y realiza. Esto no significa que la destrucción de la pseudoconcreción, sea el descubrimiento de la realidad que se ocultaba tras ella, independiente de la actividad del sujeto, ya que la destrucción de la pseudoconcreción es el proceso de creación de la realidad concreta y la visión de la realidad en su concepción. La concepción dialéctica del conocimiento se manifiesta en la relación dialéctica de la verdad absoluta y la verdad relativa, de lo racional y lo empírico, de lo abstracto y lo concreto, del punto de partida y el resultado, del postulado y la demostración.
La pseudoconcreción es la existencia autónoma de los productos humanos y la reducción del hombre al nivel de la práctica utilitaria. Para la sociedad capitalista, la mercancía es la realidad absoluta, puesto que es la unidad de todas las determinaciones, el embrión de todas las contradicciones.
La actividad práctica que actualmente es hegemónica es una praxis históricamente condicionada y unilateral, es la praxis fragmentaria de los individuos, basada en la división social del trabajo, en la división de la sociedad en clases y en la creciente jerarquización de las posiciones sociales que de ella deriva. Esta práctica utilitaria en su expresión inmediata, y con su correspondiente sentido común, pone a los sujetos en condiciones de orientarse en el mundo, de familiarizarse con las cosas y manejarlas, pero no les proporciona una comprensión de las cosas y la realidad. Es así como millones de hombres y mujeres usan el dinero y realizan con él las transacciones más complicadas sin saber ni estar obligados a saber qué es el dinero.
En contraste con las corrientes idealistas, que suponen que la realidad es tanto más real cuanto más completamente sea desalojado de ella el sujeto. En la destrucción materialista de la pseudoconcreción, la liberación del sujeto (visión concreta de la realidad a diferencia de la “intuición fetichista”) coincide con la liberación del objeto (creación del ambiente humano como hecho humano de condiciones transparentes y racionales), puesto que la realidad social de los hombres se crea como unidad dialéctica de sujeto y objeto.
La destrucción de la pseudoconcreción como método dialéctico crítico, gracias al cual el pensamiento disuelve las creaciones fetichizadas del mundo cosificado e ideal, para alcanzar su realidad, es sólo el segundo aspecto, el reverso de la dialéctica como método revolucionario
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