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La Segunda Guerra Mundial


Enviado por   •  31 de Marzo de 2014  •  Ensayos  •  2.272 Palabras (10 Páginas)  •  213 Visitas

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Durante seis años, entre 1939 y 1945, la humanidad vivió un conflicto armado desastroso entre la mayor parte de las potencias mundiales de los continentes: la Segunda Guerra Mundial.

Este lamentable acontecimiento empezó como un conflicto bélico europeo, pero tuvo tal fuerza que, para 1942, todos los continentes estaban participando en esta cruel batalla, que es recordada hasta el día de hoy por las gigantescas masacres que se produjeron.

Cuando se habla de esta guerra, inmediatamente vienen a la memoria las bestiales batallas llevadas a cabo en Europa, los nuevos armamentos que aniquilaron a millones de personas inocentes, la esclavitud e, inclusive, el ataque contra un tipo de personas en especial, una clase que quedaría cruelmente marcada para el resto de la historia: los judíos.

Entre las razones que se señalan como el detonante de este odio por parte de Adolfo Hitler hacia los hebreos, está el hecho de que ellos habrían dañado su infancia, marcando así el resto de su vida. Teniendo en cuenta esto, el Führer se propuso aniquilarlos a toda costa, llevando a miles de judíos a campos de concentración.

Precisamente, es en uno de esos lugares de exterminio donde nuestro personaje Víctor Frankl vivió tal vez la etapa más difícil de toda su vida. Allí tuvo que resistir maltratos, insultos, falta de alimento, de descanso y tratos infrahumanos, todo esto motivado por el sueño de regresar con su familia.

Al comenzar con la lectura del libro “El Hombre en Busca del Sentido”, reviven una vez más en mí los sufrimientos que experimenté cuando monté la obra teatral “El Holocausto”. Pero ¿por qué hablo de sufrimientos vividos en mí? Porque para llegar al montaje tuvimos que realizar una investigación de lo vivido en esa época; buscar el por qué, para qué, entre otras interrogantes.

Al comienzo no podía entender como esto podía haber sucedido, pero luego lo comprendí y comencé a sentir emociones nunca antes experimentadas en mi cuerpo. Fueron sensaciones que a la larga me mantuvieron en un estado nunca antes vivido y que, con el correr de los tiempos, mi mente y mi cuerpo fueron abandonando. Ahora, luego de tener este texto en mis manos, una vez más vuelvo a experimentar esas sensaciones, no sé si de la misma manera, pero si se que una vez más siento esa angustia y la necesidad de salir corriendo. Sólo sé que lo ocurrido en ese entonces, al igual que lo sucedido luego del golpe de Estado en Chile, entre otras matanzas y sufrimientos no puede volver a ocurrir. Somos seres humanos, con una vida que Dios nos ha dado y que la mano del Hombre no tiene derecho a destruir.

Podemos pensar que este libro habla de la crueldad vivida en ese entonces, y claro que es así, pero principalmente debemos ver el trasfondo de lo que el autor nos quiere hablar. Debemos encontrar esas palabras que nos llevan a reflexionar acerca de nuestro diario vivir y del valor que, muchas veces, no le damos a las cosas simples de la vida.

Nos despojamos tan fácil de todo aquello que no nos gusta o simplemente ya no nos interesa, pero cuando nos despojan a nosotros mismos vivimos lo que realmente es el abandono; el tener que estar dependiendo de otro para que la vida pueda seguir funcionando y poder seguir disfrutando de lo que cada nuevo día entrega.

Debe ser aterrador llegar a un lugar que no se conoce, donde te ven como lo peor, como una basura de la cual solo quieren sacar provecho. Muchas veces, lo queramos o no, hemos sido nosotros mismo unos nazis que miramos al prójimo como un ente del cual solo queremos ganar algo y, obviamente, sin dar nada a cambio. En más de una oportunidad alguien debe haberse sentido un judío en su casa, en su trabajo, en la calle o en algún lugar, pero el autor del texto vivió lo que ningún ser humano se merece sentir.

Que te quiten un objeto de valor no importa, porque se puede recuperar tarde o temprano, pero que te quiten la dignidad, que te quiten emociones y sobretodo que te hagan sentir una rata que no tiene derecho a nada es el peor golpe que podamos sufrir. Sin duda, el daño psicológico nos marca para el resto de nuestras vidas y, sobretodo, cuando se trata de un sobreviviente de Auschwitz como lo es el autor de este texto. No quiero que piensen que es un héroe, claro que no, pero si un sobreviviente con sueños y anhelos al igual que tu y yo.

A veces queremos ser el centro del universo y nuestro ego nos lleva a ser quien no queremos, pero los golpes que la vida nos da nos aterrizan a pensar. Las simplezas que nos entrega la vida con nuestras familias, con los amigos y con quienes nos rodean, muchas veces son mejores que estar en lo alto de una cima.

Sin querer, a veces también estamos insertos en el campo que estuvo el autor del libro “El Hombre en Busca del Sentido”, y vivimos en un mundo en el que sólo importamos nosotros mismos. Con el egoísmo, engaños, sufrimientos y aberraciones estamos en un campo de concentración, sólo que miramos a nuestro alrededor y somos nosotros mismos los capos que nos dañamos a nosotros mismos, dañamos al prójimo. Así, no vemos ni recurrimos a las simplezas de la vida, porque estamos hundidos en un mundo que quiere más y más. La ambición y la avaricia nos están atrapando sin darnos cuenta.

Actualmente, la humanidad ha dado un giro enorme con todas las aberraciones que han sucedido. ¿Crees que seremos capaces de frenar todo esto?, claro que no, porque como dice un texto de un personaje de la obra teatral “El Holocausto”, el mundo es una mierda, una absoluta y triste mierda. Sin embargo, creo que desde el punto de vista que cada uno lo mire, desde tu propia vida, desde tu internamiento en tu propio campo de concentración, cada cual lleva su propia carga, de la que solo tú puedes saber cómo zafarte para no seguir más con este encierro que -tarde o temprano- te pasará la cuenta y te hará más daño del que crees.

Cada cual sobrevive como puede, ¿o no?, yo pienso que así es. Somos tan ególatras en nuestro diario vivir y en nuestra forma de ser, pero la esperanza con la que vivimos nos lleva a seguir adelante. Cada jornada nos levantamos con un objetivo, ya sea positivo o negativo, y así era como se podía sobrevivir en estos campos de concentración, donde

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