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Las Orduras De La Libertad


Enviado por   •  13 de Octubre de 2013  •  7.611 Palabras (31 Páginas)  •  333 Visitas

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UNA EPOCA DE CAMBIOS.

UN CAMBIO DE EPOCA.

ALGUNAS OBSERVACIONES .

Inacio Neutzling, SJ

Vivimos en un mundo que vive una gran transformación, una gran mutación. Podemos describirla como una gran transformación ontológica. No se trata simplemente de un cambio político, económico o meramente psicológico. No son índices de la profundidad del cambio, el crecimiento del terrorismo internacional, ni el calentamiento global, ni la fragilidad ecológica ni el aumento de la violencia. Esos hechos lo único que manifiestan es que algo más esencial y trascendental está aconteciendo. Un mundo común, con sus representaciones colectivas, sus “narrativas fundantes”, su orden simbólica, sus regulaciones y sus creencias está siendo deglutido y devorado. La nueva época en la cuál parece que estamos entrando permanece en gran medida aún indescifrable. Es, para nosotros, todavía un gran enigma.

La gran transformación del mundo en el que vivimos es semejante a las que han sido las grandes rupturas históricas: la caída del Imperio Romano, el surgimiento del Renacimiento, la Ilustración o la Revolución Industrial, que suscitaron el nacimiento de un mundo nuevo, totalmente diferente del anterior. Pero nosotros, todavía, no conseguimos hacernos cargo de todas las dimensiones y los impactos de este enorme terremoto planetario que sacude y echa abajo todas nuestras representaciones de la modernidad.

Se trata, por tanto, de una gran transformación, concepto usado por Kart Polanyi en su clásico “The great transformation: the political and economic origins of our time” , para describir la revolución de las relaciones sociales que han presidido el adviento de la época moderna de la propiedad y del mercado capitalista. Una nueva revolución de las relaciones sociales parece presidir el adviento de una nueva época. Vivimos un período de una gran transformación tanto socioeconómica, con el constante progreso de la cultura material, cuanto ético-cultural, que se expresa en la cultura simbólica, especialmente en la esfera de los valores.

Este cambio puede ser descrito, usando el lenguaje propio de la biología, como una mutación.

Sin embargo, nosotros optamos por el concepto de bifurcación que procede de las ciencias matemáticas y que ha sido popularizado por el premio Nobel de química Ilya Prigogine .

Este autor, apoyándose en las ciencias de la complejidad, niega el determinismo insistiendo en la creatividad en todos los niveles de la naturaleza. O sea, el futuro no nos es dado. Según él, las bifurcaciones estudiadas en la física del no equilibrio aparecen en puntos especiales en los cuales la trayectoria seguida por un sistema se subdivide en “ramos”. Todos los ramos son posibles; pero uno solo de ellos, será seguido. En general, constata, Prigogine, no se da únicamente una bifurcación. Ellas tienden a surgir sucesivamente, una tras otra. Esto significa que hasta en la ciencias más exactas y fundamentales existe un elemento temporal, “narrativo”, lo que constituye el “fin de las certezas”, que es el título de una de sus obras.

Ilya Progogine cita como ejemplo de una sucesión de bifurcaciones la transición de la era paleolítica a la neolítica. Según él, esa transición se dio a partir de una bifurcación ligada a una exploración más sistemática de los recursos minerales y vegetales. Así, la bifurcación designa un cambio de estado, un salto cualitativo.

Es lo que estamos viviendo. La transición de época que estamos viviendo puede ser comparada, como lo hace Ilya Prigogine y también Michel Serres a la revolución neolítica que se produjo hace 12 mil años. Todo sucede como si los cambios fuesen más rápidos que el pensamiento, constata Jean-Claude Guillebaud:

Nuestra comprensión del mundo no está en pané, sino en stand by, que no es lo mismo. Las principales disciplinas del saber, de la sociología a la filosofía, no han tenido tiempo de forjar los conceptos que nos permitan teorizar sobre esos cambios. Por la fuerza de la circunstancias vivimos en un mundo impensado, lo que no quiere decir impensable

Nos recuerda Ilya Progogine que “las bifurcaciones son a la vez una señal de inestabilidad y una señal de vitalidad de una determinada sociedad”. Las señales de inestabilidad y de perplejidad parecen ser más fuertes en el momento presente, ya que ni los políticos, ni los filósofos, ni los intelectuales, ni los líderes sociales y religiosos están a la altura para identificar con claridad tales cambios. Más aún: ni tienen capacidad de prescribir sus consecuencias y orientarlas. Un sentimiento de perplejidad y espanto nos asola al percibir la intensidad y el portento de los cambios y, a la vez, nos invade un sentimiento de impotencia y debilidad.

Muchas veces nos sentimos como si fuésemos un juguete, puramente instrumental, en un “proceso sin sujeto”, como constata Jacques Ellul: “El ser humano que actúa y piensa hoy no se sitúa como un sujeto independiente en relación a una técnica objeto, sino que él está inserto en el sistema técnico, él mismo es modificado por el factor técnico. El ser humano que hoy se sirve de la técnica es el mismo que la sirve.

De tal manera que estamos confrontados con lo que Marx llamaba un “proceso sin sujeto”. Es decir, ni la economía, ni las tecnologías, ni la comunicación mediática parecen estar ya gobernadas por la voluntad humana. Esos dispositivos, esos “procesos” obedecen, primera y fundamentalmente a las causalidades estructurales y a los progresos sin intencionalidad.

A efectos de nuestro análisis, pretendemos describir en este artículo, muy sumariamente, la gran transformación socioeconómica, con el constante progreso de la cultura material. Esta, a su vez, también implica la gran transformación ético-cultural que se expresa en la cultura simbólica, especialmente, en la esfera de valores. Es decir, “esas mutaciones no transforman solamente las estructuras de producción y del poder, sino también los sentimientos de las personas, las formas de lenguaje y las expresiones del deseo”.

La descripción que vamos a hacer es muy aproximativa, modesta y necesitada de revisiones. Pues, reiterando lo ya afirmado, ninguna ciencia tiene hoy los medios para hacer un análisis peremptorio de la realidad que vivimos. Ninguna disciplina del saber puede pretender ser portadora de una explicación posible de ser generalizada. Lo que proponemos es una posibilidad de análisis; insuficiente, pero que puede ayudar a iluminar mejor la transición de la época que vivimos.

Tres grandes bifurcaciones caracterizan la gran transformación socio-económica:

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