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Las del Método


Enviado por   •  20 de Marzo de 2015  •  Tesis  •  433 Palabras (2 Páginas)  •  171 Visitas

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las del Método

No admitir jamás como verdadera cosa alguna sin conocer con evidencia que lo era; evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención y no comprender, en mis juicios, nada más que lo que se presentase a mi espíritu tan clara y distintamente que no tuviese motivo alguno para ponerlo en deuda.

En dividir cada una de las dificultades que examinare en tantas partes como fuese posible y en cuantas requiriese su mejor solución.

En conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más compuestos; y suponiendo un orden aun entre aquellos que no se preceden naturalmente unos a otros.

En hacer en todo, enumeraciones tan completas y revisiones tan generales que estuviera seguro de no omitir nada.

Meditaciones Metafísicas

Las primeras meditaciones metafísicas que hice están fuera de lo común pero me siento obligado a hablar de ellas, considerando que la primera verdad de “pienso, luego existo” era tan firme y segura que las suposiciones más extravagantes de los escépticos no eran capaces de conmoverla, juzgué que podía aceptarla sin escrúpulo como el principio de la Filosofía que buscaba. Y habiendo notado que

en la proposición pienso, luego soy, no hay nada que me asegure que digo la verdad, sino que veo muy claramente que para pensar es preciso ser, juzgue que podía admitir como regla general que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas, pero que solo hay alguna dificultad en advertir cuales son las que concebimos distintamente. Porque en primer lugar, la regla anterior que he adoptado no es segura sino porque Dios es o existe y porque es un Ser perfecto, del cual proviene cuanto hay en nosotros. De donde se siguen nuestras ideas o nociones, siendo cosas reales y que proceden de Dios, en todo lo que tienen de clara y distintas, no pueden ser menos verdaderas, de suerte que si tenemos con bastante frecuencia ideas que encierran falsedad, es porque hay en ellas algo confuso y oscuro y en este respecto participan de la nada, ya que si son así es porque nosotros no somos totalmente perfectos y que no hay menos repugnancia y falsedad en admitir que procedan de Dios mismo, que en admitir que la perfección y la verdad procedan de la nada. Más si no supiéramos que todo cuanto nosotros es real y verdadero proviene de un ser perfecto e infinito, entonces, por claras y distintas que fuesen nuestras ideas, no habría razón alguna que nos asegurase que tienen la perfección de ser verdaderas.

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