Libertad.

"Dios mío ¿qué hago? ¿Por qué estoy en esta situación?” “Ya me equivoqué, ¿por qué diablos te hice caso?". Éstas u otras palabras, son las clásicas interrogantes y exclamaciones que a diario nos formulamos antes o después de llevar a cabo una conducta. Sin embargo, no siempre sabemos de qué está precedida, si es acaso de la maravillosa libertad de la que hemos sido dotados o si es de una ley inmutable que ya sabe de antemano lo que sucederá.

Pero, ¿realmente existe la libertad?

Este tema ha sido motivo de discusión entre filósofos de todos los tiempos. No obstante, abordarlo no debe ser motivo de susto o declinación para quien desee hacerlo, pues resultó provechoso tratar de sumergirme en las profundidades del mismo. Así, conocer si soy libre o no, es lo menos que puedo hacer como individuo pensante. Saber si lo que he realizado o lo que tengo planeado realizar, fue o será producto del ejercicio de mi libertad o resultado del movimiento de los hilos que Dios, el destino, la naturaleza o como suela llamársele.

En la búsqueda de tal conocimiento se pueden topar con un principio llamado "de causalidad", aplicado por siglos a las ciencias naturales y que en estos días se ha extendido al campo de las ciencias sociales. Se vive en un mundo causalmente determinado y la incógnita por descifrar es si la libertad y su existencia es compatible o no con este infinito causalismo: Por algo sigo creyendo que mi conducta está causalmente determinada en cierto grado.

Del determinismo absoluto se dice: si el hombre no es libre, no es responsable moralmente de sus actos. Por su parte, la sentencia del libertarismo no es muy diferente: Si las decisiones y actos de los individuos no se hayan sujetos a la causalidad y son producto del azar, carece de sentido hacerlos responsables moralmente de sus actos.

Por lo anterior, para poder hablar de responsabilidad moral resulta preciso que el individuo posea cierta libertad de decisión y acción, es decir, intervenga conscientemente en su realización. Pero, que su comportamiento se halle determinado causalmente, o sea, que existan causas para que pueda decidir con y fundar su elección en razones. Libertad y causalidad no pueden excluirse recíprocamente.

La libertad es ilimitada, pero dentro de ciertos límites. Por esto las leyes existen, para limitar el alcance de la libertad en sí misma, para que podamos convivir los unos con los otros, cumpliendo una ley que nos proteja a todos. Sin esta limitación no sería posible organizar una Sociedad o país, ya que habría anarquía y cada uno haría lo que quisiera. Si no existiera una libertad con límites el ser humano tendría mucho más difícil saber elegir lo que está bien y lo que está mal.

Visto lo anterior, estoy segura de que la libertad existe. Debido a nuestra

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