Lo Específicamente Humano

Estructura personal

El hombre es responsable de sí mismo porque él depende lo que él es, y se le exige hacer de sí mismo algo concreto.

Él es alguien que dice de sí mismo yo, eso no lo puede hacer un animal. Ser persona quiere decir libre y espiritual. Que el hombre es persona: esto es lo que lo distingue de todos los seres de la naturaleza.

Espiritualidad personal quiere decir despertar y apertura. No solo soy, y no sólo vivo, si no que sé de mi ser y de mi vida. Libertad quiere decir yo puedo.

Hay algo en las cosas que me atrae e incita, que despierta en mí el deseo de apoderarme de ellas.

“Yo” y “el mismo”

En el sí mismo está presente la retro referencia. Lo que el hombre tendría que formalizar sería toda su naturaleza animal. Y el resultado de esa formalización seria el hombre totalmente desarrollado, plenamente formalizado como persona. Nuestra mirada espiritual se dirige, pasando a través de ellos, a un mundo configurado por objetos accesibles a nuestros sentidos.

La forma básica de la vida anímica específicamente humana. La intencionalidad esto es el estar dirigido a objetos. Vivimos en un mundo que nos entra por los sentidos y al que precisamente por eso percibimos.

Percibir objetos quiere decir: percibir unidades cósicas formadas de modo bien determinado. El espíritu que con su vida intencional ordena el material sensible en una estructura y, al hacerlo, penetra con su mirada en el interior de un mundo de objetos, se denomina entendimiento o intelecto. El espíritu es entendimiento y voluntad simultáneamente.

La materia sometida a formalización espiritual no está constituida por meras sensaciones, y el mundo en el que vivimos no es meramente un mundo perceptivo.

Los valores no solamente motivan un avance en el terreno cognitivo, tampoco meramente una determinada respuesta de nuestros sentimientos, sino que además son motivos en un nuevo sentido. En efecto exigen una determinada toma de posición de la voluntad y la actuación correspondiente.

El hombre es determinado de su integridad por los actos puntuales de su yo, es materia para la formalización efectuada por la actividad del yo. Toda decisión crea una disposición a volver a tomar otra decisión análoga. El yo lo denominamos persona libre y espiritual

Un hombre no es su cuerpo, sino que lo posee y lo domina. Un hombre tiene cuerpo y alma, el cuero es el cuerpo de un hombre y el alma son personales. El alma tiene extensión y altura, puede ser llenada por algo, hay cosas que pueden penetrar en ellas. El alma posee una estructura determinada. La fuerza del alma le confieren su modo de ser, su individualidad, que además, al ser un quale simple, irreductible a esos componentes comunica una impronta específica a cada alma concreta y a cuanto de ella procede.

Aprehensión del cuerpo por el alma

El modo de ser interior de un hombre se expresa en su exterior. Esta expresión exterior formalización que tiene lugar sin concurso del hombre mismo. Cuando el libre actuar del hombre lleva a que el cuerpo experimenta un trato correcto, cuando se alimenta y se ejercita de manera adecuada, está libre formalización sirve simultáneamente a la formalización involuntaria.

El fundamento es la condición para la existencia del alma humana en este mundo y al mismo tiempo la materia a la que el alma tiene que formalizar.

Cuando el organismo corporal funciona a la perfección, toda la vida espiritual se desarrolla sin esfuerzo ni perdidas por “rozamiento”.

El ser espiritual anímico y la vida se expresan en el cuerpo.

El cuerpo no es solamente expresión del espíritu, sino el instrumento del que este se vale para actuar y crea.

El cuerpo no debe su espiritualidad al hecho de que es fundamento de la vida espiritual, si no al de que es expresión e instrumento del

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