Menciona que esta errónea idea que se tiene sobre la filosofía resulta de la falsa concepción de la especie de bienes que la filosofía quiere obtener.

El texto se centra en la teoría del conocimiento. Nos habla de que es realmente necesario entender el valor de la filosofía, ante la cuestión de que muchas personas dudan de que la filosofía sea solo algo más que una ocupación inocente. Al mismo tiempo se intenta explicar que en la filosofía siempre estará presente la duda e incertidumbre.

Menciona que esta errónea idea que se tiene sobre la filosofía resulta de la falsa concepción de la especie de bienes que la filosofía quiere obtener.

Se habla también del hombre práctico, el cual no da importancia a la filosofía porque solo piensa en las necesidades materiales, ya que está atado por prejuicios.

La filosofía debe estudiarse no tanto por las respuestas que nos aporta, sino por el valor de los problemas que nos plantea, ya que no existe ninguna respuesta que sea precisa, puesto que eso es lo que le da sentido a la filosofía: cuestiones que no pueden ser demostradas y que no pueden ser tratadas por otras ciencias.

El texto explica que la filosofía trata de cuestiones profundas, las cuales no tienen una respuesta verídica. Tiene como tarea continuar la consideración a sus problemas, para que estemos conscientes de su importancia, examinando todo lo que nos aproxima a ellos y mantengamos un interés por el Universo. También señala que muchos filósofos han pretendido que la filosofía podía establecer la verdad de determinadas respuestas sobre estos problemas fundamentales, y han supuesto que lo más importante de las creencias religiosas podía ser probado como verdadero mediante una demostración.

La filosofía se plantea los límites del conocimiento humano, de forma que estos amplían la concepción de lo posible, lo que enriquece nuestras concepciones intelectuales y nuestra imaginación, disminuyendo la seguridad dogmática, es decir, el conjunto de fundamentos por los que se rige una religión o doctrina determinada. La filosofía sugiere diversas posibilidades que amplían nuestros pensamientos, para no buscar respuestas incompletas.

Cita que la filosofía aspira a aquella clase de conocimiento que nos da la unidad y el sistema del cuerpo de las ciencias, y el que resulta del examen crítico del fundamento de nuestras convicciones y prejuicios; pero no se puede sostener que la filosofía haya obtenido un éxito realmente grande en su afán de proporcionar una respuesta concreta a estas cuestiones. Por ejemplo, si le preguntamos a cualquier hombre de ciencia, como un matemático o un historiador, que conjunto de verdades concretas ha sido establecido por su ciencia, su respuesta será demasiado larga, y en cambio sí preguntamos lo mismo a un filósofo, y este es honesto, revelará que su estudio no ha llegado a resultados positivos comparables a los de otras ciencias.

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