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Metamorfosis


Enviado por   •  12 de Abril de 2013  •  5.038 Palabras (21 Páginas)  •  230 Visitas

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La metamorfosis

I Parte

Una mañana, cuando el viajero Gregorio Samsa despertó de un sueño intranquilo se encontró en su cama convertido en un insecto horrible. Él estaba acostado sobre su duro caparazón y cuando levantó su cabeza, pudo ver su vientre y los surcos que lo caracterizaban. Miró que se agitaban al frente de él muchas patas desvalidas y delgadas en comparación con el cuerpo que ahora tenía.

Gregorio se preguntaba qué le había pasado, que eso no era un sueño. Su habitación era demasiado pequeña, y se mantenía quieta entre sus paredes.

Samsa miró hacia la ventana, el cielo nublado y las gotas de lluvia le llenaron de melancolía, él pensó que todo volvería a la normalidad si se acotaba y dormía un rato más, pero de inmediato se dio cuenta de que sería imposible, ya que estaba acostumbrado a dormir sobre su costado derecho y en esa condición sería imposible.

Hizo muchos esfuerzos por voltearse a la derecha, pero siempre quedaba donde empezó. Luego de un centenar de veces de intentarlo desistió por un dolor en su espalda.

Gregorio pensó en el duro trabajo que había escogido; en los viajes de todos los dias, en las cansadas salidas en tren, en las malas comidas y en las relaciones inestables que su trabajo le producía.

Se movió hasta recuperar la postura inicial. Pensó que levantarse todos los dias tan temprano lo convertían en un idiota. Cuando Gregorio regresaba al hotel a media mañana a transcribir lo logrado hasta el momento, otros apenas estaban sentados tomando el desayuno. Pensó que si él tratara de hacer algo así con su jefe sería despedido inmediatamente, pero tan vez sería lo mejor para él. Gregorio quería decirle a su jefe todo lo que pensaba de él, pero no podía a causa de sus padres, ya que tenía que pagarle a su jefe una deuda que su ellos debían.

Gregorio tenía que irse en tren de cinco, pero se había quedado dormido, hasta las seis y media. El próximo tren saldría a las siete, pero aunque lo tomara no podría evitar una regañada del jefe, ya que el mozo lo acusaría con su amo. Gregorio se sentía bastante bien, y estaba hambriento.

La madre de Gregorio golpeó la puerta y le preguntó a él si tenía que tomar el tren, él deseaba explicarle todo lo sucedido, pero se limitó a decir solo que sí. Gregorio tenía el tono de su voz muy cambiado. Después el padre de Gregorio vino y tocó la puerta, mientras su hermana por otro lado preguntaba si se sentía bien. Samsa les respondió a los dos que ya estaba listo.

El padre de Gregorio se fue, pero su hermana insistió diciéndole que abriera, pero él no tenía intención de abrir y se sintió satisfecho de haber adquirido en sus viajes la costumbre de trancar la puerta.

Su intención inmediata consistía en levantarse, vestirse y desayunar, para luego pensar en lo que haría, ya que estando en la cama no llegaría a una conclusión razonable.

Le resultó sencillo quitarse la colcha, pero el siguiente paso fue difícil; ya que controlar las patas no era nada fácil.

Pensó que podría sacar del lecho la parte inferior de su cuerpo, pero resultó más difícil de mover y se llevó un fuerte golpe. Luego quiso mover su cabeza hacia el borde y sacar primero su torso, pero decidió quedarse en la cama para no golpearse al caer.

Decidió arriesgar todo para lograr salir de la cama, pero al mismo tiempo recordó que una reflexión serena es mejor que una decisión apresurada.

Se propuso que antes de las siete y cuarto debía de estar fuera de la cama, puesto que alguien del almacén vendría a preguntar por él seguramente.

Entonces comenzó a balancearse para lanzarse fuera de la cama, y volcarse para proteger su cabeza y caer con su dura espalda en la alfombra, pero sus mayores preocupaciones eran el estruendo que haría y la ansiedad que habría detrás de las puertas. Tenía que arriesgarse.

Este método era casi un juego, Gregorio se hallaba casi fuera de la cama cuando pensó de lo simple que sería si contara con ayuda. Después de que estuviera en el suelo serían las patitas las que tenían que cumplir su función.

Solo faltaba un último balanceo para caer, cuando llamaron a la puerta de la vivienda. La criada abrió y al oír los buenos dias del visitante se dio cuenta de que era el encargado en persona. Gregorio no entendía el por qué no mandaron un aprendiz; a causa de la agitación de estas reflexiones como consecuencia de un acto involuntario Gregorio cayó fuera de la cama.

El encargado escuchó el ruido, Gregorio trató de imaginar que al encargado le había sucedido algo parecido a lo que estaba viviendo él. Su padre le dijo que el encargado deseaba saber por qué no había tomado el primer tren y que quería hablar con él personalmente. Le pidió que abriera la puerta.

A través de la puerta el encargado saludó a Samsa, y la madre le dijo que su hijo no se sentía bien, ya que era la única forma de que él perdiera el tren; según ella Gregorio solo pensaba en el trabajo.

El encargo le dijo a la madre que muchas veces los hombres de negocios ignoran cualquier tipo de indisposición con tal de atender sus asuntos.

Le preguntaron a Gregorio si ya podían entrar y el dijo que no; la hermana comenzó a llorar; quizás porque su hermano podía perder su trabajo y otra vez su familia ser atormentada por su deudas.

Gregorio no pensaba abandonar su familia. Por el momento él estaba tirado en la alfombra, y su familia esperando que abriera .A Samsa le parecía que lo más apropiado sería que lo dejaran en paz.

El encargado volvió a hablar y le dijo a Gregorio con tono más alto, que su aptitud lo asombraba y que no se iba a poner a su favor cuando estuvieran de frente al jefe, y además habló de los malos resultados que había tenido Samsa en sus ventas.

Gregorio le dijo que se esperara hasta que se levantara luego de un supuesto desmayo y que no inquietara a sus padres porque esos reproches no tenían fundamento.

Samsa alcanzó el baúl y trató de enderezarse apoyándose en él. Intentaba abrir la puerta, logró mantenerse erguido y escuchar lo que hablaban fuera de la habitación.

Al oírlo hablar mandaron a la hermana por el médico y a la cocinera por el cerrajero. Las palabras que decía Gregorio solo las entendía él. Gregorio trató de girar la llave, y abrió la puerta.

Cuando Gregorio salió del cuarto todos quedaron sorprendidos y el padre lo empujo de nuevo hacia la habitación y se echo a llorar.

Gregorio se dispuso a ir a trabajar, ya que tenía que conservar su trabajo y proveer para su familia. Él trató

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