Modelos De Democracia

El siguiente texto tiene como objetivo ilustrar las diferencias y similitudes a propósito de la democracia: la antigua y la moderna. Por antigua es considerada la democracia griega, en específico, la democracia ateniense durante el siglo V antes de Cristo, y por moderna se entienden las democracias occidentales nacidas iniciando el siglo VIII y, todas las que todavía existen. Es menester aclarar que en este trabajo se busca, en específico, exponer los fundamentos de la democracia antigua y la democracia moderna, Los textos de Norberto Bobbio y Robert Dahl, Teoría general de la Política y La democracia, respectivamente, servirán para construir este texto y para ilustrar esas diferencias o similitudes entre dos visiones de la democracia.

Según Bobbio, las imágenes que vendrían a la mente de los antiguos al mencionarle la palabra democracia son totalmente distintas a las de los modernos. Los antiguos pensarían en: la plaza donde los ciudadanos eran llamados a decidir “sobre la guerra y la paz, las finanzas, los tratados, la legislación, las obras públicas, en pocas palabras, sobre toda la gama de actividades gubernamentales” (Finley, 1972). Los modernos pensarían en: elegir a la persona más idónea para que tome las decisiones por ellos. Aquí se pone en evidencia el tipo de democracia que concebían los antiguos y los modernos: democracia directa o participativa, y democracia representativa, respectivamente.

El gobierno de Atenas tenía como núcleo y cabeza a una asamblea en la que todos los ciudadanos podían participar. Esta elegía unos pocos cargos de importancia, los generales por ejemplo. Sin embargo, el principal método de selección de los cargos públicos era el sorteo. El hecho que el sorteo fuese el principal mecanismo de elección de las magistraturas no es un hecho aislado, exalta la concepción griega del arte de la política: que no puede ser enseñado, y no se enseña porque pertenece a todos. Por esa razón, todos tienen derecho a participar en el gobierno de la ciudad. Que en las democracias antiguas también se eligieran algunos cargos nos revela otra diferencia entre las dos formas de democracia: “mientras hoy la elección es la regla y la participación la excepción, tiempo atrás la regla era la participación directa en tanto que la elección era la excepción” (Bobbio, 2003).

La democracia no siempre fue el sistema de gobierno más popular. De hecho, en la antigüedad siempre fue puesta en el último lugar porque su naturaleza era el poder del pueblo, al que siempre se le atribuyeron los peores vicios: la frivolidad, la inconsecuencia, la ignorancia, la incompetencia, la insensatez, la agresividad, la intolerancia. La violencia, según el dicho clásico, es quien da origen a la democracia y, por consiguiente, solo puede mantenerse a través de ella. Hoy en día, y diferente respecto de la antigüedad, la democracia es el sistema de gobierno más popular; y, tanta es su popularidad que todos los regímenes, sin excepción alguna se consideran democráticos, incluso los más autocráticos. La popularidad con que hoy goza la democracia podemos atribuírsela a dos factores: uno griego y otro cristiano. El primero de ellos es la idea de igualdad natural, isogonía, que hasta nuestros días ha significado el fundamente ideal de la democracia. El segundo factor, es la idea que afirma que todos los hombres en tanto hijos de dios, y por consiguiente, hermanos, son iguales por naturaleza. Esta idea al secularizarse formó uno de los tres principios de la Revolución Francesa. La doctrina iusnaturalista fue el lugar donde esas ideas encontraron su fundamente teórico y filosófico. Los iusnaturalistas consideran al individuo como una persona moral, dotada de derechos, que le pertenecen por naturaleza. Por lo tanto, estos derechos le son inalienables e inviolables. “el hecho de que el juicio positivo de la democracia de los modernos depende esencialmente del

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