Mounier, Marcel y Sartre

Gabriel Marcel

Fue un filósofo francés nacido en París en 1889, perdió a su madre a la edad de 5 años para ser educado por su madre y abuela, siempre tuvo una tendencia hacia la literatura publicando su primera obra a la edad de los 7 años, murió en 1950.

Entre sus obras más importantes podemos mencionar las siguientes:

• Diario metafísico (1923)
• Ser y tener (1933)
• Del rechazo a la invocación (1940)
• Homo viator (1944)
• El misterio del ser (1951)
• El misterio ontológico (1959)

Es uno de los máximos representantes del existencialismo cristiano, para el nuestro mundo está roto y para enfrentar la ruptura hay que observar al mundo como un misterio más que un problema para poder así resolver el misterio. Para Marcel, son tres los datos que obtenemos de nuestra existencia subjetiva como persona: la existencia, la conciencia de sí como existente y la conciencia de sí como ligada a un cuerpo. La relación alma-cuerpo no puede ser analizada sin que el alma y el cuerpo se conviertan en objetos y es ahí donde reside el misterio, cuando nos abrimos al misterio, se nos presenta un único camino a seguir el de la esperanza que conduce a la fe.  

Existir es, para Marcel, participar y solamente existo en cuanto participo en el misterio del ser.

Cuando nos abrimos al misterio, se nos presenta un único camino a seguir: el la esperanza que conduce a la fe.

Emanuel Mounier

Fue un filósofo francés nacido en Grenoble el 1 de abril de 1905, pertenecía a la clase media siendo descendiente de campesinos, estudio medicina pero terminó estudiando filosofía, fue impulsor del pensamiento cristiano llamado personalismo, murió el 22 de marzo de 1950 en Chatenay-Malabry

Entre las obras más importantes de Mounier podemos citar las siguientes:

Introducción a los existencialismos

¿Qué es el personalismo?

El despertar de África negra

El miedo del siglo XX

El personalismo

Fe cristiana y civilización

El compromiso de la acción

Más que un sistema o una corriente de pensamiento, Mounier llama a su filosofía personalismo.

 “Llamamos personalista a toda doctrina y a toda civilización que afirma el primado de la persona humana sobre las necesidades materiales y sobre los mecanismos colectivos que sostienen su desarrollo... El personalismo no anuncia, pues, la creación de una escuela, la apertura de una capilla, la invención de un sistema cerrado. Testimonia una convergencia de voluntades, y se pone a su servicio, sin afectar su diversidad, para buscar los medios de pensar eficazmente sobre la historia”.

A Mounier le interesa estudiar a la persona desde su perspectiva más íntima y profunda, en su relación con el otro y en su modo de vivir en el mundo.

Del análisis de la sociedad contemporánea, Mounier extrae las siguientes conclusiones:

La crisis de la sociedad es una crisis de valores.

Esta crisis no es circunstancial, es estructural y se ha incrustado en las instituciones.

Este desorden ha deshumanizado al hombre, llevándolo a cambiar los valores humanos (el ser) por los valores materiales (el tener).

El hombre se ha convertido en instrumento, en cosa, en objeto.

Todo este desorden comenzó por la aparición del espíritu burgués en los albores de la Edad Moderna (siglos XVII y XVIII).

Jean Paul Sartre         

Fue un filósofo francés impulsor del existencialismo ateo, nació en 1905 y murió en 1980

La preocupación antropológica surge en él desde sus primeros escritos de psicología fenomenológica como La imaginación y La trascendencia del ego, del año 1936, hasta consolidarse en sus obras más plenamente existencialistas como El Ser y la nada , en sus novelas y obras de teatro La Nausea, El muro, Las manos sucias, etc., o en el ensayo El existencialismo es un humanismo , donde se observa claramente cómo el tema del hombre es el único verdaderamente importante de su filosofía. Según Sartre, no existe una naturaleza humana, ni siquiera una condición natural o estado natural del hombre -como habían afirmado autores modernos e ilustrados, véase Hobbes o Rousseau-.

"El hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo y después se define". El hombre es total indeterminación o libertad. Su vida es más un proyecto futuro lleno de posibilidades que aún no son. En realidad el hombre no es, en un sentido fuerte, real y completo de la palabra ser.

El humanismo existencialista, -afirma Sartre en El existencialismo es un humanismo-, "es humanista porque no existe más legislador que el propio hombre y es en el desamparo donde decidirá de sí mismo". Este en sí, se opone al sujeto o conciencia, que es el para sí. En Sartre este concepto define al ser humano como existencia. Ser para sí significa que propiamente el hombre no es, es nada, sólo un proyecto.

Esta conducta es para Sartre, una conducta de huída y de engaño, que califica de mala fe. La filosofía existencialista es una llamada a la existencia auténtica que es la conciencia de la libertad, la vida no tiene un sentido a priori, sino en la media que se va desarrollando y ejerciendo la libertad, la vida sólo tiene sentido como compromiso y acción en el mundo de las existencias de los otros, de la sociedad. Este conflicto de libertades es lo que Sartre llama la dialéctica de la cosificación*, que trata además de en El Ser y la nada y La crítica de la razón dialéctica, en muchas de sus obras de teatro como A puerta cerrada, El diablo y el buen Dios. El conflicto es la característica de las relaciones humanas.

Este conflicto con los demás es el precio de la libertad y la aceptación de su lugar en el mundo.

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